Opinión Internacional

Conflicto de Medio Oriente polariza conferencia a poco de comenzar

El conflicto árabe-israelí se convirtió en el principal factor de discrepancia a pocos días de iniciarse la Conferencia mundial contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas de intolerancia relacionadas, que se desarrollará en Durban entre el 31 de agosto y el siete de septiembre.

Mientras las actividades de la sociedad civil comenzaron ya con una cumbre mundial de jóvenes, se recibió con preocupación la noticia de que el secretario de Estado de
Estados Unidos, Collin Powell, ha descartado virtualmente su participación en la Conferencia de Naciones Unidas a causa de las «acusaciones árabes a Israel de prácticas racistas contra los palestinos».

La administración de George Bush había amenazado, desde fines de julio pasado -y lo confirmó recientemente-, que si la condena al sionismo y los temas de reparaciones para el esclavismo y el colonialismo no eran retirados de las discusiones, boycotearía la reunión mundial. Coincidiendo con esta postura, la Organización Mundial Sionista llamó a tomar esta misma medida ya que en los proyectos de Declaración y el Programa de acción «contienen propaganda anti-israelí».

La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Mary Robinson, y el secretario general de la ONU, Kofi Annán, habían coincidido con Estados Unidos en el sentido de que «el abandono del sionismo es una condición para el éxito de la Conferencia». El asunto, según ellos, estaría zanjado porque la Asamblea general de la ONU, que habiendo adoptado una resolución en 1975 en la
que define al sionismo como una ideología discriminatoria, la retiró en 1991, siempre bajo la amenaza de Estados Unidos de suspenderle sus aportaciones si no lo hacía.

Otro apartheid

Las muestras de solidaridad con la causa del pueblo palestino, de organizaciones políticas y sociales, no se han hecho esperar. El Congreso Nacional Africano (CNA) de Sudáfrica emitió una declaración en la que apunta que «ninguna Conferencia internacional contra el racismo puede eludir la discusión sobre las prácticas racistas del Estado de Israel contra el pueblo palestino». Cabe agregar que durante la anterior Conferencia contra el racismo se adoptó una resolución en este mismo sentido.

En otra parte de su comunicado, el CNA señala que hay mucho en común entre el régimen de apartheid que se aplicó en Sudáfrica y la situación que actualmente se vive en Israel. «Tanto el nacionalismo Afrikaneer, como manifiesto de un Estado de apartheid, como el sionismo, como manifiesto del Estado de Israel, propagan la ideología de un pueblo escogido».

Activistas de derechos humanos árabes denunciaron que los delegados palestinos fueron hostigados e interrogados en el Aereopuerto de Ben Guiron, Israel, y que sus equipajes con materiales para sus campañas de propaganda y equipos les
fueron confiscados por autoridades isrelíes.

Desde la guerra de 1967 Israel ha recibido ayuda militar de Estados Unidos por un monto de 92.000 millones de dólares. «Equipado con lo último de la aviación, helicópteros de guerra, incontables tanques y misiles y una excelente armada, así como con servicio de inteligencia de tecnología de punta -todo ello de fabricación estadounidense (y gratuitamente entregado)-, Israel es una potencia nuclear que abusa de un pueblo sin carros blindados, sin ejército, ni ninguna de la instituciones de un Estado moderno», señala el profesor palestino Edward W. Said en un artículo
denominado «Lo atroz es la ocupaciön» (El País, 21-08-2001).

Desde que comenzó la nueva Intifada, en septiembre del año pasado, 609 palestinos han muerto (cuatro veces menos que las bajas israelíes) y 15.000 han resultado heridos (12 veces más que en el caso de Israel). Más de tres millones
de palestinos viven apretujados en las franjas de Gaza y Cisjordania y son sometidos a toda clase de castigos y humillaciones. Divididos en 63 cantones contiguos, no pueden viajar de un sitio a otro pues todas las entradas y salidas están controladas por Israel, y tienen que soportar largas colas en los puestos de control israelitas. En los últimos meses 1500 olivos han sido arrancados como castigo, 2000 casas demolidas, incluyendo los edificios públicos de la Autoridad Palestina, y cientos de hectáreas expropiadas para asentamientos militares. En estas condiciones, seguramente va a resultar difícil para la Conferencia Mundial, dedicada a examinar y proponer remedios para las formas contemporáneas de racismo, dejar de nombrar a las cosas por su nombre, o, lo que es más grave, ignorar o mostrarse indiferente ante el problema.

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