Opinión Internacional

Contra el retiro de tropas

Unas semanas atrás, hice una breve parada en Washington. Paseando por sus monumentos, aproveché para trabar conversación informal con cuantos estuvieran dispuestos al dialogo trivial. El tema no podía ser otro que la guerra en Irak y el esperado anuncio del retiro de tropas. La percepción de derrota y la necesidad de detener la hemorragia parecían ser invariables en todas las conversaciones. No puedo decir que me sentí satisfecho ante tan humanitaria postura ciudadana, sino todo lo contrario.

Quienes hayan leído mis artículos años atrás, sobre la invasión a Irak, sabrán que me opuse totalmente y advertí la derrota militar estadounidense, esta última porque se entraba en batalla con objetivos imposibles de alcanzar: Esto era ubicar Armas de Destrucción Masiva, que ahora todos sabemos nunca existieron. Tener objetivos claros y cuantificables, son esenciales en el diseño de toda guerra. En este caso los objetivos fueron cambiados caprichosamente. Los hombres en batalla y en Comando necesitan sentir su progreso, en este caso, nunca se planificó la victoria, tan solo la invasión y a todas luces también se falló en esta materia, pues no se pensó en tamaña reacción guerrillera.

¿Por qué ahora pienso que no deben retirarse las tropas? Debo explicar antes, que la guerra muchas veces es una fantasía antes que una realidad. La fuerza militar estadounidense para el año 2005 alcanzó la cifra 4.180.074 hombres y mujeres. Un número muy superior a Rusia en ese mismo periodo.

Vietnam significó la perdida de 58 mil norteamericanos. Cifra a todas luces baja en relación al número de tropas totales aunque igual de alarmante en la estadística militar. Durante la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos de América perdieron 295 mil tropas contra los casi 9 millones de soldados rusos que murieron durante la confrontación, pero es la forma en que los norteamericanos valoran la vida actualmente, la cuna de sus recientes problemas militares. Obviamente nadie hablaba de derrota o retiro de tropas luego de Pearl Harbor, pero desde que la calidad de vida ha aumentado entre los americanos, esta se convierte en un espejismo que no desea se perturbe su espiral de calidad, aunque sea, paradójicamente la guerra el mejor negocio, el que ofrece mayores regalías y el que garantiza aumentar la calidad de vida.

Me opongo al retiro de tropas, explicado lo anterior, porque hemos vivido la consecuencia del colapso de la Unión Soviética, sin anticipar como sería el mundo post Guerra Fría y no hemos tenido una conferencia de Yalta para convenir como será el mundo al dejar de ser unipolar. Prefiero un país que ejerce de policía global a su mejor interés y conveniencia, antes que a un jardín revuelto de párvulos pendencieros. Ese es el debate político que ignoran los que buscan la caída estadounidense. Si antes creímos que la tierra prometida era un mundo sin comunistas rusos, ahora nos engañamos creyendo que es mejor una pandilla de delincuentes que un solo matón de barrio. Un club de naciones díscolas con armas intercontinentales sin alguien que los enfrente puede ser nuestro infierno nuclear.

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