Opinión Internacional

Creando una sociedad de propietarios

(%=Image(2932128,»L»)%)Washington (AIPE)- La impresionante victoria del presidente Bush sobre el senador Kerry y haber obtenido un mayor número de diputados y senadores republicanos en el Congreso le da la oportunidad de limitar el tamaño y el alcance del gobierno federal. En su segundo y último período, el reto del presidente será normalizar su política extranjera y enfocar su política interna encaminada a la creación de una “sociedad de propietarios”. Para lograrlo deberá reconocer las limitaciones de toda política internacional, recordando que la paz duradera requiere una economía fuerte, a la vez que responsabilidad y libertad individual.

El exagerado déficit actual refleja un gobierno gordiflón, a la vez que insuficiente ahorro de la gente. El gasto gubernamental (sin incluir los gastos de defensa) se disparó en los últimos cuatro años. ¿Tendrá Bush la firmeza necesaria para frenar los gastos?
Paralelamente, las deudas no respaldadas del Seguro Social y de Medicare (servicio médico para los ancianos), que son aún más grandes que la deuda federal, tendrán que encararse. ¿Cuenta el presidente y el Congreso con la visión y la valentía de avanzar hacia un sistema de pensiones donde los jóvenes de hoy sean dueños de sus cuentas individuales de pensiones? ¿Serán las cuentas individuales de salud la norma? ¿O seguiremos bajo un sistema donde terceros pagan por los servicios de salud, lo cual dispara su costo?
Sin una reforma de fondo del Seguro Social y Medicare, las retenciones en las nóminas tendrán que aumentar dramáticamente en los próximos 20 años por encima del 15,3% actual. Continuar con el sistema tradicional de reparto de esos programas afectará el ahorro y la inversión, disminuirá el crecimiento económico y, peor aún, erosionará la libertad y la responsabilidad al restringir los derechos de propiedad.

La exageradamente compleja naturaleza del sistema de impuesto sobre la renta, el doble impuesto a los ahorros, las altas tasas impositivas y el desperdicio de recursos causado por las distorsiones en el sistema de precios del mercado exigen una reforma fundamental de los impuestos.

Por último, el gran déficit en cuenta corriente tendrá que corregirse con una caída gradual del dólar y un aumento del ahorro. La mejor manera de fomentar el ahorro es reduciendo las tasas de impuestos, permitiendo que los trabajadores utilicen una parte de los que se les retiene por nómina para hacer depósitos en cuentas personales que vayan creciendo a lo largo de su vida laboral. El crecimiento económico que eso genera favorecerá a la economía de EEUU y de todo el mundo. Eliminar el proteccionismo tendrá el mismo efecto positivo.

El presidente Bush siempre utiliza una retórica de libre mercado, pero sus acciones no siempre van de acuerdo a esos principios. Durante su segundo período será imperativo apoyar el libre comercio y no ceder ante presiones proteccionistas. Eso incluye permitir que China determine cualquier revaluación de su moneda sin amenazas de sanciones por parte de EEUU.

Avanzar hacia una sociedad de propietarios, donde los contribuyentes gocen de un porcentaje mayor de sus ingresos –y tengan así mayor motivación al ahorro y la inversión– beneficiará a nuestro país y al mundo entero. En su discurso después de ganar las elecciones, el presidente Bush se comprometió a “continuar nuestro progreso económico”, “reformar un sistema impositivo anticuado” y “fortalecer el Seguro Social para la próxima generación”. También prometió “ayudar a las democracias emergentes de Irak y Afganistán” y “dar la pelea al terrorismo con toda la fuerza para que nuestros hijos puedan vivir en paz y libertad”. Son todos objetivos nobles. El problema es que hay que fijar prioridades. En tiempos de guerra, los recursos deben ser canalizados principalmente hacia la defensa nacional, pero eso requiere recortar otros gastos y frenar el crecimiento del gobierno. Tanto Bush como el Congreso no hicieron eso durante el primer período.

Retrasar las reformas sólo aumentará su costo. EEUU sigue siendo el país más libre y no puede desperdiciar la oportunidad de crear una sociedad de propietarios, limitando la función del gobierno a lo establecido por nuestros próceres, padres de la patria: la protección de la vida, la libertad y la propiedad. El reto que confronta el presidente Bush es ganarle la guerra al terrorismo, mientras defiende la libertad en casa.

(*): Vicepresidente académico del Cato Institute.

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