Opinión Internacional

Cristal

(%=Image(4546452,»L»)%) En el capítulo titulado “Fusión o adquisición”, de la miniserie “Guerras empresariales”, se hablaba, otra vez, de los tres hombres -según el Portal- más poderosos de la Argentina.

Néstor Kirchner, Héctor Magnetto, y Hugo Moyano. En ese orden.

El poder de fuego a discreción del Cartel del Estado. Kirchner.

Del Cartel de la Comunicación, en la sociedad donde nadie resiste cuatro tapas. Magnetto.

Del Cartel Sindical, con la facultad de paralizar el país. Moyano.

Por la prepotencia de los cárteles que los fuertes representaban, se sostenía, aparte, que Magnetto y Moyano son, o por lo menos eran, los dos hombres a los que Kirchner, razonablemente, más teme.

O temía.

Arreglos
Antes de entregarle, a su esposa, en la riesgosa jugada de ruleta rusa, el sabot formal del gobierno, Kirchner debió esmerarse para colocar, en el interior generoso de su bolsa, a los otros dos fuertes.

Aunque no le salió barato, Kirchner, con Moyano, tuvo más suerte.

Después de ordenar una investigación integral, a los efectos de captar las primordiales vulnerabilidades, para -estratégicamente- masacrarlo, Kirchner decidió, con la perversidad del pragmatismo, que resultaba más conveniente mantenerlo.

Por conducida, La Elegida terminó aferrada a los camioneros.

Fue algunos días después de diplomarse como Presidente Delegada.

Con una gorrita que mantenía la inscripción “camioneros”, se documentaba, gráficamente, la temeraria alianza política.

La gorrita gremial fue el antecedente de vestuario de la distinguida casquette negra, que La Elegida luciría, para reclamar la libertad de Ingrid, por los bulevares de París.

Moyano podrá ser reelecto en la CGT. Dispondrá, además, de su plaza frente al mar, en el cartel jerárquico del peronismo corporativo.

El otro arreglo, el sustancial, antes de ceder los atributos presidenciales, Kirchner creyó entablarlo con Magnetto. Al autorizar la fusión entre Cablevisión y Multicanal. Que el Cartel de Clarín prefirió presentar como adquisición.

Escoriaciones
Los tres hombres fuertes de la Argentina, se volvieron, de pronto, perceptiblemente frágiles. Como el cristal del tango. Conjuntamente con los poderes de los cárteles que representan, los tres muestran, tres meses después, los efectos de las graves escoriaciones recibidas.

Dos de ellos, Kirchner y Moyano, el primero y el tercero, se unifican. Deciden embestir, a pesar de las laceraciones, contra Magnetto, el segundo.

Mantienen un as oculto en la manga. Consiste en suponer que cuentan con el aval indirecto de la mayoritariamente hastiada clase dirigente. La adhesión del universo militante, político y sindical.

“Porque terminar con el verso del poder hegemónico de Clarín nos conviene a todos, vamos por ellos”, se escuchó decir, en un rapto de franqueza desafiante, en el esternón del Cartel kirchnerista.

La fragilidad del cristal que presenta Magnetto es, en cambio, perdonablemente obvia. Aquí es explicablemente física.

Sin embargo, Magnetto puede resistir los embates porque los otros dos, los cárteles unificados, muestran signos perceptibles de una fragilidad superior. Próxima, casi, al clivaje.

De ser por Magnetto, según nuestras fuentes, se encuentra en condiciones, desde ya, de negociar. Cansado de guerras, Magnetto prefiere aclarar, para sobrevivir, los “malentendidos”.

Aplacar las colosales “rabietas del Presi”, como suele calificarlas Jorge Rendo. Es el principal colaborador. Conoce al Presi, como lo llama, más que nadie.

Rabietas agravadas por el amontonamiento de horas libres. Perniciosas para semejante animal político, como El Presi. Son horas de indolencia que puede, El Presi, dedicar al mal. Para pelearse, hasta con los espejos. Dedicarse a la impaciente construcción de la destrucción.

A no permitir que esos “hijos de p…” le hagan, justamente a Kirchner, lo mismo “que le hicieron a Videla, y a Menem”.

Ofensivas
La debilidad de Kirchner, en cambio, tiene que ver, en definitiva, con la asombrosa devaluación de su prestigio. Y el del cristal de su conyugue, encargada de la presidencia.

Una declinación explicitada, a partir de los sucesivos errores de “lesa ingenuidad”.

Por los porrazos paulatinos que guiaron, al cartel del kirchnerismo, hacia el laberinto del colapso agropecuario. Donde la cobertura mediática, del Cartel de Clarín, para sus ajustadas categorías, no supo exhibir los refinados detalles de solidaridad.

La obsecuencia que esperaba, después de las equivocadas concesiones de referencia.

Por lo tanto, los adictos a la información que buscan elementos desencadenantes, de la ofensiva del Cartel de Kirchner, sobre el Cartel de Clarín, golpean la puerta equivocada.

La ofensiva no se explica, según nuestras fuentes, por la apetencia de Clarín por la guinda de Telecom. Como lo dijo D’Elia. “El intelectual con formato tosco”, según Gabriel Mariotto, el nuevo hombre de punta.

Es Mariotto el ascendente titular del Comfer. El sucesor de Bárbaro. Ya cotiza su copadora frontalidad. E instala, en la agenda, la indispensabilidad de “una nueva ley de radiodifusión”.

Y muy pronto, según nuestras fuentes, en su almacén, Mariotto va a encarar “la venta de pliegos de servicios de cable”.

El inflamado hombre de punta, Mariotto, suele caracterizarse por no cumplir nunca con los acuerdos que él mismo propone. Y el chico se enrieda, en general solo.

Tampoco la ofensiva se explica por los intereses en juego en el sistema de televisión digitalizada.

Ni siquiera marca, la diferencia de tratamiento de Clarín, el supuesto ofrecimiento del Rudy Ulloa, a los españoles, para adquirir Telefé.

La ofensiva se desata por una “rabieta” final. Tiene que ver con la insaciabilidad del “Presi”. Con la incondicionalidad que, por inseguro, reclama. Al extremo de exigir que el otro, en este caso Clarín, ni cuide las formas. Para que renuncie, de una vez por todas, a la propia identidad que lo legitima. La comunicación.

Otra razón que desata la ofensiva es, aunque novelesca, algo más entretenida. Tiene que ver con el programado desplazamiento del poeta Alberto Fernández.

Es el sonetista que llegó, a la transitoriedad de la cúspide, merced a la relación privilegiada de su manejo con Clarín. Al puntual dictado, para ser exactos, de los textos de determinados columnistas. Los que suelen transformar, el mero dictado, en información funcional. De la que, tristemente, para colmo, se ufanan.

De todos modos, en la versión novelesca, la andanada apunta, aún, más arriba.

Para acotar, indefinidamente, a La Elegida. Acoso a tratarse en próximos capítulos.

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