Cuba rumbo al capitalismo
Por más que se desgañiten aclarando que Cuba seguirá siendo comunista, las autoridades cubanas han terminado aceptando que “el modelo cubano no funciona ni siquiera para nosotros mismos” (Fidel Castro), y que el capitalismo de estado, el proteccionismo, los subsidios y el igualitarismo han sido un completo fracaso, un brutal fraude, no sólo en lo económico sino en lo humano y en lo social. Es el mismito esquema que se quiere implantar en Venezuela.
Investigaciones recientes informan que Cuba importa el 80% de los alimentos, el 50% de las tierras están sin cultivar, las cosechan se pierden porque no hay quien las recoja, hay 8.000 albañiles que tienen encima a 12.000 personas que los vigilan para que no se roben el cemento o la pintura, y centenares de casas están levantadas con rieles robados de la vía férrea, las “jineteras” (las putas cubanas) han convertido a La Habana en el burdel más grande de América. La miseria humana es tan grande como la miseria material.
Fidel Castro reconoce que “un ladronzuelo” que vende gasolina robada gana 40 o 50 veces más que un médico y goza de servicios gratuitos. Pues estos ladronzuelos, digo yo, son hijos legítimos de la patria socialista y un resultado directo del “hombre nuevo” que prometieron crear los barbudos guerrilleros cuando bajaron de Sierra Maestra hace medio siglo.
El diario oficial Granma criticó hace poco a los cubanos que no viven de su trabajo, a las empresas ineficientes y a los administradores negligentes, y señaló que es elemental conocer el “ABC de la economía: planificación, productividad, rentabilidad, inversiones, eficiencia y ahorro”. Bravo, este es al ABC del mundo capitalista de hoy. Qué bueno que en Cuba ya están hablando de productividad y de rentabilidad. Debieran dictarle una conferencia al respecto al presidente Chávez y a todos quienes dirigen a las empresas del estado venezolano.
El estado socialista cubano colapsó sencillamente porque es un estado fallido, una revolución fallida, y una esperanza fallida. Ahora lo que tienen en manos para salvarse es replicar el modelo capitalista chino.
Para evitar el desplome final, las autoridades cubanas están lanzando un programa de 291 medidas, que incluye eliminación del paternalismo estatal y los subsidios innecesarios, la ampliación del sector privado y el establecimiento de una política económica basada en la productividad y la rentabilidad. Deciden inventar el “trabajo por cuenta propia” que no es otra cosa que volver a la iniciativa económica privada que existía en Cuba en 1958.
Mientras que Raul Castro se apresura en aclarar que el modelo se “actualiza” sin copiar a los chinos, Ricardo Alarcón, el jefe del parlamento cubano, aseguró en una reunión con su homólogo chino, Wu Bangguo, que “Cuba está preparada para aprovechar la experiencia de desarrollo en reforma y apertura (al capitalismo) de China”.
Sin duda, la dinámica del desastre los está sobrepasando. No encuentran cómo justificar su retorno al capitalismo, y no tienen manera de explicar un fracaso de medio siglo de duración, en un proyecto político que condujo a Cuba al subsuelo. Es la muerte de la “patria socialista”.
