Del seno de la misma Colombia
(%=Image(9902875,»R»)%)Colombia no es solo guerrilla, Plan Colombia y violencia desbordada. Otro país se asoma al mundo a través de los medios globales de comunicación. La cara de Colombia frente al mundo está cambiando lentamente. Durante demasiado tiempo su imagen internacional ha estado marcada por dos fenómenos: el narcotráfico y la violencia, percepción fortalecida por dos realidades, en la década de los ochenta la violencia estuvo profundamente ligada al narcoterrorismo, temática que dominó la agenda noticiosa sobre el país a nivel mundial; igualmente, el conflicto del gobierno colombiano con los grupos paramilitares y con la guerrilla ha contribuido a marcar una imagen parcial del país suramericano.
Dentro de esta percepción mediática, la industria cultural, sobre todo a través del cine y de la televisión norteamericana, ha propiciado la expansión de una imagen estigmatizada de los colombianos, en diversas películas y series de televisión Colombia es identificada, casi exclusivamente, como cuna de narcotraficantes y mafiosos, en una visión impresionantemente simplista y falsa que ha provocado más de un sinsabor a ciudadanos colombianos en el exterior. Hoy, otra rama de esa misma industria cultural puede estar contribuyendo a proyectar una imagen más positiva, la música.
(%=Image(4133817,»L»)%)Como embajadores de buena voluntad de Colombia en el mundo, con su canto y con sus cuerdas, con buena música, representan el gentilicio, de allí podemos asumir la importancia que tiene la proyección de personajes como Shakira, Juanes, Aterciopelados, Kike Santander y Carlos Vives, entre otros tantos para mejorar la imagen que de Colombia se hace el mundo entero.
Refleja dicha circunstancia un cambio importante en el mercado estadounidense, que influye poderosamente en los vaivenes de la música contemporánea. Este país es fruto del trabajo de una gran cantidad de inmigrantes del mundo entero, desde Rusia hasta China e Irlanda. Durante las últimas décadas hemos presenciado la emergencia de la presencia hispanoamericana, esto se ha reflejado en una transformación de los gustos musicales y de la industria cultural que se nutre de dichos gustos. Por una parte se ha reivindicado la música latina desde que fenómenos como el de Ricky Martin se adueñaron del público joven de las principales ciudades. Por otra parte, y dentro del mismo fenómeno, el cambio de imagen de Colombia se encuentra unido a una emigración constante de colombianos rumbo al norte, quienes huyen de la violencia, del desempleo, de la inseguridad cotidiana y de la crisis económica y pasan a engrosar, como profesionales y trabajadores, las nóminas de muchas empresas de los Estados Unidos.
(%=Image(7349515,»R»)%)La mala imagen internacional del país tiene importantes consecuencias para los colombianos que han decidido probar la aventura de nuevos horizontes, soportando el rechazo y prejuicio de muchos, la desconfianza en los aeropuertos internacionales, la antipatía en los despachos oficiales. Doscientas diez organizaciones colombianas en el mundo entero están registradas en “Colombia Exterior”. Dos son los principales focos de la migración colombiana hacia el exterior: los Estados Unidos y Venezuela. Más de doscientos colombianos murieron en la tragedia del World Trade Center de Nueva York del 11 de septiembre de 2001. Según algunas estimaciones en la Gran Manzana encontramos alrededor de un millón de colombianos, trescientos mil en Miami, ciento veinte mil en Boston, cien mil en Atlanta y en Los Ángeles. Se calcula en cerca de un millón ochocientos mil los colombianos residenciados en los Estados Unidos, solo comparable con la colonia colombiana que se encentra en Venezuela. Más de tres millones de colombianos salen anualmente del país, una quinta parte no regresa. Según datos del DAS, publicados en la revista Semana, de enero a junio del presenta año salieron más de seiscientas mil personas de Colombia. La presencia de los colombianos fuera de su país empieza a hacerse sentir, ha sido anunciada la primera convención de colombianos en los Estados Unidos. Aunque se encuentran aún muy lejos de convertirse en una fuerza de poder real estas reuniones contribuyen a cohesionar a una comunidad caracterizada por una importante dispersión.
La movida colombiana en los Estados Unidos es nutrida y tiene una gran fuerza. Empezando por Carlos Vives, nacido en 1961, quien tiene ya una importante experiencia en las lides artísticas como cantante, productor y actor, siendo uno de los pioneros en la proyección internacional de la música colombiana durante la década de los noventa. Más allá tenemos al grupo de rock Aterciopelados, formado en 1992 por Andrea Echeverri y Héctor Buitrago, quienes se suman a proyectar una nueva imagen de Colombia, de igual manera Shakira Isabel Mebarak Ripio nacida en Barranquilla en 1977, de padre libanés y madre colombiana, ha iniciado un lanzamiento hacia los Estados Unidos con unos excelentes padrinos, los Estefan, que comienza a rendir importantes frutos. Juanes, joven que desde Medellín se ha proyectado internacionalmente con una música de fusión entre el vallenato, el rock y la música andina tuvo una destacada participación en los Grammy. Kike Santander que, junto con Juan Vicente Zambrano, produjo el disco “Burning Whispers”, dando la pelea en los difíciles espacios artísticos del mundo latino de Estados Unidos, como productor recibió también un Grammy, a despecho de los Estefan. Todo ello sin contar con la proyección que adquiere un personaje alejado de los tinglados de la canción pero cuyas acciones deportivas también han revitalizado la nueva imagen: Juan Pablo Montoya, piloto de carreras bogotano nacido en 1975, ha destacado el tricolor colombiano en las pistas internacionales.
Estos son los nuevos rostros de Colombia frente al mundo, cosa que no es para descartar y anular. Estos nuevos personajes dan la cara, con su trabajo y esfuerzo, abriendo un espacio respetable al colombiano de a pie, limpian la imagen de tantos prejuicios y tergiversaciones.
