Opinión Internacional

Donde dije digo no digo Diego, digo Putch

“…mientras, el Gobierno de facto nombrado por Micheletti sigue empeñado en negar lo evidente. A su jaculatoria preferida –“esto no es un golpe de Estado”-, unió ayer otra más estrambótica si cabe: “Los militares no dispararon contra los manifestantes”. No les importó que periodistas de todo el mundo presenciaran la carga en directo, ni que decenas de casquillos fuesen recogidos por los manifestantes y mostrados ante las cámaras.” Despacho de prensa del corresponsal del diario “El País” en Tegucigalpa.

Atravesamos épocas de vacas flacas y de extrema confusión, hasta en el lenguaje. Como verán en el título de este artículo (mortis) del buen sentido, ni siquiera los refranes se salvan de unos tiempos del cólera moral que nos invade. De manera curiosa se le suelen llamar también “perlas” a las barbaridades que se escriben o se profieren y hay individuos que engarzan sin parar su sarta de despropósitos para ajustar la realidad a su conveniencia, a su falsedad. Me refiero a la actitud equívoca y reprobable de un hombre que ocupa una primera magistratura centroamericana por un “acaso” ilegal. Sin dejar de lado los graves cuestionamientos políticos que implica, centro mi observación en otro abuso, el del idioma, en el atropello al sentido común y la práctica vergonzante de políticos de larga trayectoria para quienes parece tener todavía vigencia la máxima nazi de Goebbels, a saber, que una mentira dicha mil veces se convierte en una verdad.

El susodicho proclamado presidente de uno de los países más bellos de América central se esforzó en jugarle las contras a una dócil conductora televisiva de una cadena de noticias mundial. La joven presentadora, (no precisamente periodista) le recordaba una y otra vez que el proceder de sus compinches estaba siendo calificado por la comunidad internacional como un golpe de Estado; el señor producto de ese expediente antediluviano de remover a un jefe de gobierno por la fuerza, contestaba, sin rubor alguno, que el proceso sufrido en su país era a todas luces constitucional. A menos que la palabra constitución signifique también otra cosa para el ya tristemente célebre golpista, la realidad es la siguiente: un presidente elegido por su pueblo (no entramos en el mérito de sus virtudes o defectos, no nos corresponde) es levantado de su cama a golpe de pistola, llevado en paños menores a un avión y trasladado a otro país para exilarlo a la fuerza, sin que medie procedimiento de legislación alguna. Eso, aquí en América latina y hasta la China, ida y vuelta, se llama y se seguirá llamando “Golpe de Estado”.

Y para no incurrir en interpretaciones académicas, copio a renglón cerrado el significado que podemos consultar en ese tumbaburros popular en Internet que se llama Wikipedia, en un afán de poner puntos sobre las íes de quienes queriendo decir digo, ni siquiera atinan a equivocarse con Diego: “…Un golpe de Estado (calco del francés coup d’État) es la toma del poder político de un modo repentino y violento, por parte de un grupo de poder, vulnerando la legitimidad institucional establecida en un Estado, es decir, las normas legales de sucesión en el poder vigentes con anterioridad. Se distingue de los conceptos de revuelta, motín, rebelión, «putch», revolución o guerra civil. Usualmente estos términos se utilizan con poca propiedad o con intenciones propagandísticas, y en el transcurso de los hechos y procesos históricos se suelen combinar entre sí. Atendiendo a la identidad de sus autores, usualmente presenta dos formas: el golpe de palacio o golpe institucional, cuando la toma del poder es ejecutada por elementos internos del propio gobierno, incluso de la misma cúspide gubernamental; el golpe militar o pronunciamiento militar, cuando la toma del poder es realizada por miembros de las fuerzas armadas.”

Comprenderán que no pretendo, de ningún modo, traducir en banal un hecho que lacera la evolución de la democracia en nuestro continente. Hemos conocido largas noches de terror institucional, ya registrados en los compendios de nuestras infamias, cuya denuncia y amplia condena nos había hecho abrigar la esperanza de que con el advenimiento del siglo XXI los episodios criminales quedarían abolidos para siempre. No ha sido así y la interrupción del orden constitucional por aquellos a cargo de preservarlo ya comenzó a cobrarse su alto precio en vidas humanas en Honduras. En la comunidad internacional y sobre todo en nuestro continente nadie puede ignorar la contramano en la que pretenden transitar los que atropellan los derechos de los pueblos, bautizando sus tropelías con eufemismos o patrañas de leguleyos. En lo particular, todo lo que pasa en Centroamérica me atañe. Descubrí la riqueza de su gente por haber vivido cuatro años en la región, concretamente en El Salvador. De allí, con malabarismos mil, me escapaba cambiando la placa de mi coche a visitar al gran poeta hondureño Roberto Sosa. Eran los tiempos tristes y ridículos de la llamada guerra del fútbol entre esos dos países de belleza exuberante, pero de honda pobreza que nos sigue indignando, como la que vivimos en algunas regiones de nuestro país. El gran poeta originario de Yoro tituló uno de sus libros de poema más traducidos como “Los Pobres”, con el que ganó el premio de literatura “Adonais”, el más prestigioso de España en los años sesenta. En su homenaje y recordándolo con admiración en estos momentos aciagos, reproduzco uno de sus limpios y contundentes textos:

Los pobres son muchos
y por eso
es imposible olvidarlos.

Seguramente
ven
en los amaneceres
múltiples edificios
donde ellos
quisieran habitar con sus hijos.

Pueden
llevar en hombros
el féretro de una estrella.

Pueden
destruir el aire como aves furiosas,
nublar el sol.

Pero desconociendo sus tesoros
entran y salen por espejos de sangre;
caminan y mueren despacio.

Por eso
es imposible olvidarlos.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba