Opinión Internacional

Ecuador, el shock del mandato Agrario

1. El Mandato Agrario presentado por el gobierno para ser tratado en la Asamblea Constituyente es un buen ejemplo para explicar la teoría del shock que presenta con claridad Naomi Klein en su último libro, La doctrina del shock: El auge del capitalismo del desastre, y explica cómo se impuso el “libre” mercado a partir de las teorías de Milton Frierdman 2. Esta teoría, aplicada en Chile, en Irak, en Nueva Orleáns, se fundamenta en la idea de aprovechar las crisis reales, imaginarias o inventadas para aplicar políticas de shock que consolidan al propio modelo económico y que pueden llegar a parecer correctas por las circunstancias en que se presentan. 3. Esta forma fundamentalista del capitalismo siempre ha necesitado de la crisis para avanzar… La atmósfera de crisis a gran escala ha sido y es el pretexto necesario para asumir políticas económicas tecnocráticas, alejadas de la realidad concreta, que terminan favoreciendo a grupos empresariales oligopólicos. 4. En este caso, la excusa es la crisis alimentaria global producida, no por la falta de alimentos, sino por la especulación -hemos pasado de los años de la especulación financiera a los años de la especulación alimentaria-. La solución de shock que se busca implementar, que fue promovida por la FAO y rechazada por millones de campesinos a nivel mundial, apunta a una nueva revolución verde, y a los grandes productores de agroquímicos que, casualmente, son las productoras de semillas transgénicas que monopolizan el uso de las semillas a nivel mundial. 5. En Ecuador esa política viene a través del Mandato Agrario (complementado por un decreto presidencial que fomenta los biocombustibles) que favorecerá a los fabricantes de agroquímicos y sus representantes locales, pero no servirá de apoyo a las grandes mayorías rurales como los pequeños y medianos productores ni se verá reflejado en una reducción de los precios de los productos al consumidor. 6. Estas políticas de shock, instrumentadas después de acontecimientos de carácter catastrófico como inundaciones por ejemplo, o crisis como la alimentaria, son parte de lo que Naomi Klein denomina “capitalismo del desastre” y un ingrediente importante de las políticas neoliberales. Es la utilización del Estado para provecho de unos pocos. 7. Durante más de tres décadas, Milton Frierdman y sus poderosos y fanáticos seguidores perfeccionaron esa estrategia de esperar que se produzca o invente una crisis para vender al mejor postor los pedazos del Estado, o colocar las políticas estatales al servicio de grandes grupos privados. 8. La teoría del shock utiliza como argumento que “solo una crisis –real o percibida– da lugar a un cambio verdadero”, en palabras del propio Frierdman, quien asegura que “cuando esta crisis tiene lugar las acciones que se llevan a cabo dependen de las ideas que flotan en el ambiente”, por eso aduce que la función de quienes defienden las políticas neoliberales es mantener “vivas y activas” sus propuestas “hasta que lo políticamente imposible se vuelve políticamente inevitable”. 9. Eliminar los impuestos y dar una serie de prebendas a los importadores de agroquímicos solo servirá para que importen más agroquímicos durante el periodo, hagan un buen stock y ganen más y consoliden su modelo de agricultura que quita toda autonomía a la agricultura campesina; pero no se reflejará en la reducción del precio de los productos. Solo significa fortalecer el monopolio. Por lo tanto es una apuesta a la especulación alimentaria, que se contradice totalmente con la propuesta de soberanía alimentaria aprobada en la nueva Constitución. Y se contrapone totalmente con el Mandato Agrario Alternativo elaborado entre una gran unidad de organizaciones campesinas e indígenas, en pocos temas conseguida, y que darían sustento a una política agraria diferente. 10. Agregarle unos articulitos del Mandato Alternativo para decir que fue tenida en cuenta la voz de las organizaciones campesinas e indígenas es solo una utilización de la propuesta de las organizaciones para hacer “que lo políticamente imposible se vuelva políticamente inevitable” como le gustaba a Milton Frierdman, y no cambia la esencia del mandato gubernamental, no deja de ser una apuesta por las grandes agroquímicas y las grandes agroexportadoras (Alvaro Noboa incluido). 11. Si el Mandato finalmente es tratado y aprobado, será un cierre muy triste de la Asamblea Constituyente, porque los asambleístas estarían votando contra sí mismos por pedido o imposición, como ocurrió con la amnistía a Gustavo Noboa. Pero ahora no podrán decir luego de la votación “qué pena, no teníamos toda la información”, tampoco podrán aducir que les violaron su dignidad. De ahí en adelante sería más honesto que asuman un discurso acorde con las circunstancias y no utilicen un discurso de izquierda para justificar una acción de derecha.

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