Opinión Internacional

El 40% en busca de candidato

La lectura de las últimas encuestas nos permite ver que alrededor de un 40% de personas, al menos en Lima, no está pensando votar por Fujimori. Daría la impresión de que, hasta ahora, esos ciudadanos que no quieren votar por el ingeniero no se perciben a sí mismos como parte de un proyecto alternativo.

Lo que prevalece es la sensación de que Fujimori está en la delantera y que es un fijo ganador. Sin embargo, el 40% que apoya a otros candidatos, al costado del 46% de Fujimori, no es una cifra a pasar por alto; menos cuando quedan tres meses de campaña. Lavín en Chile comenzó desde más abajo y, si bien no tenía las piedras en contra que acá abundan, supo ser imaginativo, buscar caminos alternativos y emparejar posiciones.

Para explicar esta paradoja se necesitaría tomar en cuenta diversas variables. La primera y más obvia es que este 40% no ha tenido un candidato único y, por lo tanto, no ha contado con un referente que permita unificar y darle fuerza a esa corriente de opinión. Lo que primaría por lo tanto es un sentimiento de dispersión. Otro factor es que los canales de televisión de señal abierta y la prensa amarilla se preocupan muy poco por reflejar esa corriente de opinión y sólo muestran la del color naranja.

Otro aspecto es la existencia de una actitud que parecería ser más bien un rasgo de la cultura política peruana que preexiste a las estrategias desarrolladas por el Doctor y el Ingeniero. Cuando frente a una situación determinada las personas ven que sus actos no tienen ninguna influencia sobre su entorno, a pesar de sus reiterados intentos, muchas veces surge un sentimiento de desasosiego vinculado con la percepción de que los acontecimientos externos son incontrolables. Los psicólogos sociales le llaman a esto «indefensión o desesperanza aprendida».

En la actual coyuntura electoral quién no ha escuchado o dicho cosas parecidas a: «No pienso votar por el chino… pero fijo que sale», «No me gusta pero ya es seguro, el chino tiene todo bien amarrado». No es raro oír en conversaciones cotidianas que quienes no votan por Fujimori manifiestan, sin embargo, que su candidato tiene pocas posibilidades. No es difícil imaginar que esta «desesperanza» no sea otra cosa que la resultante de un sistema político donde las decisiones se toman tras bambalinas (y eso no es creación de Fujimori). Además, siempre es bueno recordarlo, está todo el aparato estatal y semiestatal que hoy viene actuando como aplanadora.

Los candidatos del 40% tienen un difícil reto por delante. Convertir ese dato que no cree en sí mismo en un sentimiento colectivo que se autoperciba capaz de ganar. Salirse del lugar en que los ha colocado el discurso del Gobierno y los medios que lo acompañan: ser los que se oponen a todo, el vuelta atrás, la incertidumbre, los incapaces de mantener el orden social y político, etc.

La presentación de los planes de gobierno poco ha ayudado a cambiar esa imagen. Para ganar las elecciones es obvio que los buenos programas son condición necesaria pero no suficiente. En un entorno como el actual, la imaginación y la audacia en la comunicación de las ideas son más importantes que nunca. Durante la campaña, más allá de las trabas por todos conocidas, los candidatos alternativos han salido con declaraciones que no han despertado el entusiasmo ni siquiera de los que piensan votar por ellos. Parte de los cambios tiene que incluir el dejar de distraerse con los ataques, comunicar con claridad que lo que la gente ya ganó hoy (estabilidad económica, pacificación, pistas, luz, etc.) no lo va a perder y plantear con imaginación lo que se quiere para el país.

Si no se da un giro radical en la forma de encarar la campaña (cosa que sí es posible), puede que se vuelva una suerte de lugar común el pensar: «No me gusta el Gobierno pero tampoco los otros, entonces…»
En esa línea los peruanos vamos a comenzar a tramitar el «copyright» de «vote por el menos malo». Por ahora, pensando en ese 40% que no vota por Fujimori, queda la sensación de que hay un inmenso desencuentro que se tiene que solucionar. Ese cambio tendrá que partir de una revisión de los sentimientos (propios y ajenos) antes que de la observación de los números. Fujimori, por ahora, no sólo está adelante en las estadísticas sino en los estados de ánimo (y no sólo de los electores).

* Director de proyectos. Apoyo Opinión y Mercado S.A.

(%=Link(«http://www.elcomercioperu.com.pe/»,»El Comercio»)%) del Perú

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