Opinión Internacional

El fin de la pandilla

Mientras más chilla, más se desespera. Mientras más amenaza, mayor es su impotencia. Sólo le falta la jaula para asemejarse al líder de Sendero Luminoso, que gritaba y gritaba amenazas contra el imperialismo yanqui mientras las fuerzas armadas peruanas lo enseñaban convertido en un gorila de juguete. Es el futuro que le espera a Chávez: alzar el puño y echar espumarajos por la boca detrás de una celda de máxima seguridad. Como Noriega o Milosevic.

En su principal satrapía, Bolivia, las fuerzas armadas y el ministro de defensa le echaron tremendo parao. Lo conminaron a dejar de entrometerse en los asuntos bolivianos. Podrá cantar misa en aymará y en quechua: a Bolivia no entra. ¿Dónde se meterá los brazos cruzados cuando suene la hora del KO a su sátrapa Evo Morales? Correa estará poniendo sus barbas en remojo y nada, absolutamente nada impedirá que le propinen tremendo KO si no cumple con lo ordenado por su constitución.

Chávez se ha quedado solo. Pasan y pasan los días y Raúl Castro no dice ni pío. Desde La Habana, silencio total. Fidel hace como quien oye llover. Viejos zorros y experimentados, los cubanos saben oler la chamusquina de los derrocamientos y los estropicios de aliados indiscretos. A ellos, que les aseguren su cuota de petróleo. Todo lo demás les sabe a ñoña. Chávez les debe parecer el más entrometido, delirante y pavoso de sus aliados.

Como por cierto a Lula, que no sabe qué demonios tiene que buscar en la UNASUR si las partes no lo han convocado. Irá a Santiago a hacer causa común con Michelle Bachelet, que no debe haber olvidado las ofensas del loquito de Miraflores. ¿O Chávez cree que la amenaza de bañarse en mar boliviano no ha sido procesada por las fuerzas armadas y las autoridades chilenas?

No comprende el teniente coronel que ha cometido un grave y gigantesco error: ha provocado a los Estados Mayores de todas las fuerzas armadas de la región, que estaban decididos a no intervenir en asuntos políticos desde sus descalabros de los 70’s y 80’s. Con su delirante armamentismo y su alianza con Rusia e Irán sus amenazas verbales han pasado de castaño a oscuro. Se trajo dos superbombarderos rusos para una estadía de un mes. Debe haber bastado un simple llamado de Washington a Moscú para que Putin ordenara devolverlos cuanto antes. Salen hoy de territorio venezolano.

A Chávez el bufón, la gracia se le está convirtiendo en morisqueta. Los jefes de sus máximos organismos de seguridad han sido incorporados a la lista negra del narcotráfico por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Pronto se suma la Unión Europea. Por mucho menos Castro fusiló a Arnaldo Ochoa Sánchez y a Tony de la Guardia.

No eran 800 mil dólares: eran 5 millones de dólares los que le mandó a la mujer de Kirchner. Y en ese caso están metidos desde Jorge Rodríguez hasta el mafioso mayor de PDVSA. ¿Cuántos millones le dio a Lula para ponerlo en la presidencia de Brasil? Cuántos a Kirchner y cuántos a Tabaré Vásquez? ¿Cuántos a Daniel Ortega?

Se aproxima el fin de la pandilla. Que la familia Rangel y Diosdado Cabello, que Jorge Rodríguez y Aristóbulo Istúriz – el rey de los seguros – que esa mafia de facinerosos comiencen a preparar sus bártulos. Les espera un triste destino.

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