Opinión Internacional

El garrote y la zanahoria bolivariana

 A pesar de que el Gobierno Bolivariano ha pregonado de manera incansable su apego a una solución basada en el “amor y la paz”, en la práctica no ha podido convencer a la comunidad internacional que es víctima de un “golpe de estado” como resultado de inexistentes planes de “intervención Norteamericana”.

En el pasado, la política de solidaridad automática de aliados incondicionales a través del eje de los países del ALBA, condujo a que se produjeran posiciones de silencio, cautela o aceptación de muchos Gobiernos y Organizaciones Internacionales para no romper el “consenso”, como sucedió en situaciones críticas ocurridas en Venezuela, Honduras, Ecuador, Paraguay, Bolivia, Argentina, Cuba o Nicaragua en las que lograron imponer realidades violatorias a la clausula democrática.

La diferencia con situaciones ocurridas en el pasado, es que en esta oportunidad, no se pudo esconder la acción de un régimen que ha radicalizado una brutal represión contra un movimiento de jóvenes indignados, utilizando la fuerza militar y policial tolerando los excesos armados de los grupos paramilitares oficialistas; la arbitraria detención de Leopoldo López ; las acciones contra dirigentes como María Corina Machado, Carlos Vecchio, Fernando Gerbasi y las amenazas a Alcaldes que se han pronunciado claramente como Antonio Ledezma y Daniel Ceballos en San Cristóbal.

Esta vez no funcionó la solidaridad automática, a pesar de la injerencia de la diplomacia Cubana que ha enviado notas diplomáticas de sus Embajadas en el mundo, denunciando el inexistente “golpe de estado” o las fallidas convocatorias a Cumbres propuestas por incondicionales como Evo y Correa, ya que posiciones multilaterales como las de la Unión Europea; de la ONU, de la plenaria de la OEA convocada por Canadá y Estados Unidos; de Costa Rica en el ejercicio de la Presidencia Pro Tempore de CELAC unida a posiciones de Gobiernos incluyendo al portavoz de China, manifestaron sus llamados a que cese la represión y se procuren mecanismos de solución pacifica.

Las reacciones de la diplomacia bolivariana, en vez de sumarse a las propuestas de prevención de conflictos, de manera torpe decide usar el “garrote “de la descalificación contra Gobiernos y organismos internacionales que han retratado la caracterización de lo que ocurre en nuestro país, como lo evidencian los insultos y groserías contra el Presidente Santos de Colombia y Pinera de Chile; el llamado a consultas de la Embajadora de Venezuela en Panamá; la expulsión de tres diplomáticos norteamericanos y todo ello por el solo hecho de que esos países propusieron un dialogo incitando a que operen mecanismos de confianza mutua. Estas reacciones destempladas de una “diplomacia” primitiva, muestran el nerviosismo de un Gobierno que se siente aislado y descubierto. Esa misma reacción se constata al sacar las emisiones de TV del canal de noticias NTN 24, o las amenazas de proscribir CNN para silenciar la verdad y solo permitir la difusión de noticias oficiales con una aplicación férrea de control a las emisiones de canales privados.

Esta vez, los mecanismos neo-imperialistas del Gobierno al pretender aplicar la teoría de la “zanahoria y el garrote” o del premio y del castigo, no han funcionado, porque la opinión pública mundial no acepta que la prepotencia del poder aplaste a quienes disienten del régimen.

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