Opinión Internacional

El Palacio de Carondelet

La situación política por la que está pasando el Ecuador en estos días, es una crisis que tiene ciertas comparaciones con la crisis política vivida en Venezuela en el año 2002. Con la gran diferencia, que en el Ecuador las instituciones, en el caso del estamento militar evitó más confrontación hacia la sociedad civil.

Lucio Gutiérrez un ex – coronel que atentó contra la democracia en años anteriores, con el pasar del tiempo y por la desafección política del ciudadano común hacia los partidos políticos en el Ecuador gana la presidencia, y como todo buen militar no sabe gobernar con partidos políticos en la oposición.

En sus funciones de gobierno comete muchos de los errores tan conocidos en nuestro país. Un personalismo aunado a una corrupción sin control. Llegó al palacio de Carondelet (sede de la presidencia de Ecuador) con la promesa de refundar la democracia y mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos. Una larga promesa incumplida en su país y en toda la región andina.

La crisis en el Ecuador se incrementó el 1 de abril, cuando el presidente de la Corte, Guillermo Castro, anuló los juicios por corrupción contra los ex mandatarios Abdalá Bucaram (1996-1997) y Gustavo Noboa (2000-2003) y contra el ex vicepresidente Alberto Dahik (1992-1995), fugados del país.

De hecho, las protestas surgieron espontáneamente el miércoles 13 de abril en Quito y continuaron durante ocho días hasta la caída de Gutiérrez. Así las cosas y por esas extrañas coincidencias históricas, el gobierno de Gutiérrez se comienza a desmoronar, con unas marchas infinitamente inferiores (entre 30.000 personas) a las realizadas en Venezuela que superaron el millón para el mes de abril de 2002. Incluso los muertos en Ecuador son 2, en Venezuela 19. ¡Qué diferencia¡…

Entre tanto, el sábado 16 de abril, ante la presión de las manifestaciones ciudadanas, Lucio Gutiérrez echó mano a la Ley de Seguridad Nacional para decretar el Estado de Emergencia, que suspendió de un plumazo los derechos civiles, movilizó a las Fuerzas Armadas y dio al Ejecutivo la facultad de intervenir en otros poderes del Estado.

Con tan sólo 27 meses de gobierno, al ex – coronel, lo destituyen con el voto de 60 diputados de los 62 legisladores presentes en el congreso de los 100 curules.

En el mismo decreto, del 16 de abril, el presidente ecuatoriano cesó a la Corte de Justicia cuestionada. Gutiérrez lo justificó apoyándose en que debía poner fin a la crisis política, utilizando los poderes especiales que le otorgaba el Estado de Emergencia.

De allí que su destitución se basa en que: “ha desconocido la constitución, ha intervenido en otros poderes del Estado, sin respetar su independencia”. ¡Qué cosas!… En Venezuela ha sucedido de todo y mucho más. Incluso los “revolucionarios” lo reconocen y nada. …El cuál aceptó… Este es el país de la sociedad de cómplices, andan de burla en burla, de aló en aló, y las violaciones a la constitución (mal llamada la Bicha por sus creadores) son asunto de todos los días como algo normal.

Ahora, en Ecuador asume la presidencia su vicepresidente Alfredo Palacios, que como cardiólogo le toca tratar de salvar un paciente con graves problemas crónicos y enfermo de hace ya tiempo.

También para ponerle más leña a la candela, la influyente Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), apoyó las protestas de Quito e inició marchas y protestas en algunas provincias pidiendo la renuncia de Gutiérrez.

Como una tragicomedia, un populista como Bucaram llegó al Ecuador. El resultado de nuevo, para fuera. Salió corriendo como todo buen cobarde. Y la OEA por su parte siempre en desconocimiento de la realidad. Corre la arruga en pedir más información, que salta a la vista de cualquier analista político.

Ahora bien; ¿qué tan cínicos son algunos recién llegados al poder? ¿Será que no entienden que no son “sus majestades” sino simples representantes contratados a tiempo parcial?
Hablemos del respeto a la constitución en Venezuela, y por mucho más violaciones a los derechos cívicos, estos “revolucionarios” estarían paseando por la habana.

Pero para la trágica suerte de la democracia en Venezuela la Robolución avanza, y crece, se tiñe de verde olivo y ataca la institucionalidad, en pro de un militarismo desmedido.

A diferencia, en el Ecuador se escucharon las consignas: “Lucio ya se fué, el dictador ya cayó”. “Lucio te jodistes, con Quito te metiste”. Por ello no le quedó más remedio que pedir asilo diplomático en Brasil. Abandonando su responsabilidad ante los tribunales ecuatorianos.

(*): Centro de Investigaciones de Política Comparada. CIPCOM-ULA.

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