Opinión Internacional

El Voluntariado en América Latina y España

Durante las jornadas de protesta que vivió Venezuela un grupo de voluntarios brindó seguridad a los manifestantes. Sin importar si eran chavistas o anti chavistas, los voluntarios ante pusieron sus principios humanitarios y atendieron a todos por igual. Venezolanos que, sin lugar a dudas en su mayoría tienen una posición clara sobre los sucesos y con ideas de como solucionarlos, pero con la inteligencia suficiente para entender que el rol que asumen no puede usar banderas partidarias.  

Hay tres condiciones para que el voluntariado emerja saludablemente: La primera es que los cargos de la organización sean rotativos, la segunda es que todos puedan aspirar a ocupar el último peldaño y la tercera y más importante es que nadie se beneficie económicamente de la actividad. Si un voluntario vende, representa o utiliza su condición de servidor ad honorem para lucrar, entonces ya no hay altruismo sino simple interés monetario.

Fuerza moral y principios humanitarios. La primera de ellas, es que sin importar las diferencias y lo encontrada de las posiciones, aún en los momentos más aciagos de la patria de Bolívar, no asumen una actitud negativa, ni destructiva, por el contrario, son el primer peldaño que la sociedad necesita para recuperarse. Extender una mano amiga, entregar sin miramiento ni condiciones, son sus líneas de argumento. En Venezuela con un gobierno avasallador, tampoco se tuvieron reparos en obrar contra el voluntariado en algún momento. Rangel los calificó de “pendejos” seguramente porque no se alineaban al régimen.

Los Voluntarios y el Prestige

España, con una clase política dividida, inundada de acusaciones mutuas tras el hundimiento de Prestige, con Zapatero y Aznar a la cabeza de las pugnas, mientras un contingente gigantesco de voluntarios se presentaba a las playas de Galicia para iniciar las tareas de limpieza. No solo era una catarsis nacional, era solidaridad con la tierra propia y no tan propia. La clase política española no estuvo a la altura de sus ciudadanos. Aquí parece haberse roto ese dicho de que cada pueblo merece el gobernante que tiene. Definitivamente la clase política ha estado varios metros por debajo del ciudadano común.

El voluntariado ha resultado ser la fuerza invisible, la fuerza telúrica de las naciones, un recurso inagotable y al alcance de todo país sin importar su riqueza o pobreza. El voluntariado agrupa a una nación más allá de credos y política partidaria.

Sin embargo, esta no siempre se mantiene en esa pureza, pulcritud de la cual depende la nación en los momentos más aciagos. Venezuela y España han demostrado la fuerza voluntaria como un contingente que rubrica la fe en el porvenir.

Voluntariado enfermo

Chile, cuenta con un servicio de bomberos voluntarios que es dirigida desde la Junta Nacional de Bomberos, con Octavio Hinzpeter a la cabeza por 32 años en el cargo, nada más y nada menos que 13 periodos de reelección consecutiva. Esto significa que el Presidente es un ser excepcional de talentos irrepetibles en la humanidad o simplemente ha montado un sistema para perpetuarse mediante un sistema que empieza a trabajar al servicio de él y no del país. Si esto se da, no debemos esperar otra excelencia que no sea extraordinarios ciclos de perpetuidad, favoritismo y servilismo. Así, no importará quien es el mejor voluntario sino el más cómodo para el status quo. Lo que deriva en peligro a la población

La TVN de Chile ha estado recogiendo junto con los principales diarios los escándalos por compras irregulares y multimillonarias jugadas. Un cuartel de bomberos, armado tan solo de dignidad y orgullo se opuso a la directiva, finalmente fueron desalojados y despojados. Es claro que este voluntariado esta muy distante de gozar de salud.

Similar caso es el peruano. Los bomberos voluntarios con una directiva enquistada más de 30 años, tienen algunas características notables. A muchos oficiales de alta jerarquía no se les conoce empleo conocido, no tienen grado universitario a pesar de la responsabilidad de manejar presupuestos estatales de varios millones de dólares y también han sido criticados por politización.

Luis Delgado Aparicio fue un congresista del régimen mafioso que gobernó el Perú en la última década. No hubo institución, señalan los expertos, que no se salvará de ser amilanada, absorbida y corrompida. La solvencia moral de las organizaciones se disolvió. No está claro cual es el grado de responsabilidad de este ex congresista, podría muy bien ser inocente. Ha dicho a la prensa sobre las acusaciones de haber servido a  la dictadura corrupta de Fujimori, que es un pasivo que debe aceptar resignadamente.

Su hija pereció en el terrible incendio de la discoteca Utopía. Las instituciones que debieron responder a favor de las víctimas siguen debilitadas y la impunidad ha campeado. El Cuerpo de Bomberos, una fuerza voluntaria antes incólume resulta ser sospechosa de conspirar contra el país en varias ocasiones: La Marcha de los Cuatro Suyos y las seis muertes del derruido Banco de la Nación, cuando los bomberos voluntarios se negaron a extinguir el fuego arguyendo “falta de garantías” olvidando que hacía 119 años atrás, esa misma institución no tuvo reparos en trabajar cuando Lima era invadida por la soldadesca chilena al fin de la Guerra del Pacífico y aunque les costara a los voluntarios preciadas vidas, las ofrendaron. Signo inequívoco que de la calidad humana de sus miembros está en picada. Ahora todo es conveniencia y buenos negocios.

Estos voluntarios no son tales, al menos nos merecen el título de “voluntarios sospechosos”. En Chile y Perú, los bomberos que dicen no cobrar obtienen pingues ganancias. En ambos casos los talleres de mantenimiento de la flota de emergencias recae no en amigos sino en bomberos mismos. Licitaciones y compras de material recae en otros voluntarios privilegiados.  

Los países tienen esta fuerza invisible que significa el voluntariado, pero contaminado, enfermo, corrupto es un arma mortal que dispara contra el mismo país, lo quema. Podemos concluir que Venezuela a pesar de todo lo dicho y de esa sombra que se cierne en el horizonte, tiene fe en el porvenir, aún hay gente que ama tanto al país que es capaz de dejar sus posiciones para servir ad honorem, a riesgo de su propia integridad y vida.  Es la fuerza del voluntariado.

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