Opinión Internacional

Elián: una deshonra para Washington

La madre del pequeño Elián murió para que su hijo pudiera crecer en un país libre como Estados Unidos. Ella sabía que estaba asumiendo un inmenso riesgo.

Muchas familias han actuado de esa misma manera, pero el sentimiento de urgencia ha sido mucho mayor entre los que han tratado de llegar a este país provenientes de ciertas sociedades totalitarias. Muchos miles escaparon de la Alemania de Hitler y, a lo largo de mucho más tiempo, de la tiranía de Stalin. Fidel Castro es uno de los pocos dictadores que quedan de ese tipo, insistiendo que su visión tiene que ser aceptada por millones de esclavos, quieran o no.

Cuando yo tenía la edad de Elián, mi madre comenzó a pensar cómo podía lograr que yo creciera fuera de Hungría, país que había caído bajo el mandato directo de la Unión Soviética. Le tomó casi siete años conseguir la solución y consistía en colaborar con mi padre, quien ya se había escapado. El plan era pagarle una suma considerable a un contrabandista de personas, quien me llevaría a occidente.

Mi madre también asumió un grave riesgo. Ella se quedó en Hungría con sus dos hijas más pequeñas porque pertenecía a la elite deportiva nacional. Los comunistas siempre apoyan los deportes, con la esperanza que los triunfos en diferentes campos deportivos distraigan la atención de que el país es un campo de concentración para todos los ciudadanos que no son campeones del deporte o funcionarios del régimen.

Si las autoridades hubieran averiguado que mi madre me ayudó a escapar, la hubieran metido presa y quizá hasta la hubieran matado. Para evitarlo, nos pusimos de acuerdo que cuando llegara a Viena le escribiría una postal pidiéndole mil perdones por haberme ido sin decirle nada. Este plan funcionó por ser una prueba de que ella no había sido cómplice en mi escape. Sin embargo, por diez años tuvo que ir periódicamente a la oficina de un funcionario que la interrogaba una y otra vez, tratando de extraerle una confesión. Cuando cumplió 55 años y dejó de trabajar, le permitieron irse a Alemania. Bajo el socialismo, si usted no trabaja, el estado no lo necesita.

Es muy triste que a pesar de que los horrores del comunismo son bien conocidos, funcionarios estadounidenses en altos cargos, incluyendo a Janet Reno y a Bill Clinton, todavía creen en el espejismo del paraíso socialista. Ellos insisten que la petición del padre de Elián de que le devuelvan su hijo a Cuba no es diferente a la de un padre en el Canadá o en México. ¿Están ciegos o son deshonestos?

No quieren permitir que el caso vaya a un tribunal, para ser resuelto tras una investigación imparcial sobré qué le conviene al niño, si dejarlo en Estados Unidos o obligarlo a regresar a Cuba.

Más preocupante todavía es el silencio de millones de ciudadanos, activistas, maestros, comentaristas y reporteros que mantienen silencio ante tan insensible posición del gobierno de Estados Unidos. Yo estoy realmente sorprendido. Pero habiendo sido salvado de otro régimen comunista por mi valiente madre, no puedo quedarme callado como la mayoría lo hace hoy en este país. Y no puedo estar tranquilo mientras nuestro país tenga un gobierno totalmente indiferente a la realidad de la vida en Cuba.

(%=Link(«/bitblioteca/home/elian.asp»,»Elián González en La BitBlioteca»)%)

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