Opinión Internacional

En el banquillo

El Estado venezolano, es decir, el régimen de HRChF tendrá que sentarse dentro de poco en el banquillo de los acusados de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIdeDH). Ello porque ha ignorado las recomendaciones que reiteradamente le ha dirigido la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y ha incurrido en violaciones a la libertad de expresión, a la integridad personal y a las garantías judiciales de los trabajadores y periodistas de Radio Caracas Televisión.

La CIdeDH y la CIDH son los órganos del sistema interamericano que tienen como función primordial asegurar el respeto de los derechos y libertades de todos los ciudadanos del continente. Ambas instituciones fueron creadas por la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José). Venezuela es Parte en ese tratado desde el 8 de septiembre de 1977.

Cuando un Estado se hace Parte en el Pacto de San José formula una declaración expresa mediante la cual acepta la competencia de la Comisión para recibir denuncias de violaciones de derechos humanos (Artículo 45.1) y reconoce “como obligatoria de pleno derecho y sin convención especial la competencia de la Corte sobre todos los casos relativos a la interpretación o aplicación de esa Convención” (Artículo 62). El 9 de agosto de 1977 Venezuela reconoció la competencia de la CIDH y el 24 de junio de 1981 la de la CIdeDH de acuerdo con las disposiciones antes citadas.

Pero la obligación del Estado venezolano de acatar en todo sentido y con todas sus consecuencias las disposiciones del Pacto de San José no se derivan exclusivamente del Derecho Internacional, o más específicamente del Derecho de los Tratados. La Constitución Nacional de 1999 (Artículo 23) otorgó al Pacto de San José “jerarquía constitucional” con lo cual ese instrumento tiene en Venezuela la misma fuerza legal que la propia Carta Magna.

La reacción del régimen a la decisión de la Comisión de instaurar ante la Corte una demanda contra el Estado Venezolano no se hizo esperar. HRChF en persona asumió la tarea de expresar públicamente, en cadena nacional de radio y televisión, la furia que le ha provocado el hecho de que su régimen sea sometido a un proceso judicial en el principal órgano jurisdiccional regional en materia de derechos humanos. Con su característica vehemencia, y sin detenerse a medir sus palabras, en su arrebato de cólera el “líder del proceso” arremetió violentamente contra la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

“Lo menos que yo puedo decirle a esa Comisión inmoral Americana de Derechos Humanos es que se vayan a lavar ese paltó” Para quienes no conocen lo que eso significa, copio a continuación la explicación que ofrece El Nacional (pág. 2, 28-04-07): “El dicho es venezolano y es una forma de manifestar desprecio o poca consideración por lo que hace, dice o piensa una persona. Al mismo tiempo, es una manera de disfrazar un insulto escatológico para insinuar que alguien debe ir a asearse el trasero”.

“Ahora aparecen acusándonos. Son unos verdaderos inmorales. No serán todos sus miembros, pero hablo de la Comisión en general” Sobre esto es preciso señalar que según el Pacto de San José (Artículo 34) la CIDH se compone de siete miembros (elegidos por la Asamblea General de la OEA) “que deberán ser personas de alta autoridad moral y reconocida versación en materia de derechos humanos” Los actuales integrantes de la CIDH, en cuya elección participó el gobierno de HRChF, provienen de los siguientes países: Paraguay, Brasil, El Salvador, Antigua y Barbuda, Venezuela, Estados Unidos y Argentina. Cuando HRChF aclara que los inmorales no son todos sus miembros seguramente quiso dejar fuera al Brasilero y al Argentino, países con cuyos presidente mantiene una relación muy especial. Pero cuando dice “hablo de la Comisión en general” ¿no se está refiriendo a todos sus integrantes? ¿Acaso el producto no es la suma de los factores?

Con su discurso injurioso, agraviante, indigno de un Jefe de Estado, HRChF coloca a su régimen al margen de la legalidad internacional de la misma manera lo hace internamente cuando transgrede el estado de derecho. Esa es la conducta típica de todos los dictadores. Siendo representante de Venezuela en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas presencié los esfuerzos de los representantes de Strossner, de Pinochet, de Fidel Castro y de Noriega, entre otros, para desmentir las acusaciones de violaciones de derechos humanos que continuamente se recibían contra esos gobernantes.

En otro rapto de olímpico desprecio hacia las obligaciones internacionales del Estado venezolano, en su programa del domingo HRChF advirtió que si la Corte dicta una sentencia condenatoria, retirará a Venezuela de la OEA. Claro, de esa manera daría un paso más en su propósito de convertir a Venezuela en una segunda Cuba, país que no forma parte de la organización. expulsado por agredir al nuestro.

¿A todas estas, donde está José Miguel Insulza? ¿Puede la máxima autoridad de la OEA permanecer callada y permitir que se insulte de esa manera a un órgano tan importante del sistema interamericano? ¿Y los Gobiernos de los países de donde provienen los miembros de la CIDH también callan para no perjudicar los jugosos beneficios y proventos que reciben del petro-imperialsmo chavista?

¿De cual moral se trata? ¿De la de un presidente que emplea un discurso arrabalero propio de cualquier balandro? ¿De la de un jefe de estado que se burla de los compromisos internacionales? ¿De la de gobiernos que olvidan la generosidad y la hospitalidad que brindó nuestro país a sus perseguidos políticos y ahora se ponen gríngolas para no ver cómo, con el cierre de RCTV se atropella el derecho fundamental de todos venezolanos a la libertad de comunicación y de prensa y se vulneran las garantías fundamentales de periodistas y trabajadores de esa estación televisiva?

Seguramente engrosaré las filas de los inmorales. Opino que la Corte Interamericana de Derechos Humanos debe dictar con toda urgencia una providencia para impedir que RCTV sea víctima del atropello que pretende infligirle el régimen autoritario de HRChF.

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