Ese mar es tuyo
Estas palabras, de unos de los médicos cubanos que Castro enviara el pasado Diciembre para socorrernos por la desgracia de Vargas, dejan muy claro el verdadero tinte de ese «mar de felicidad» al que, según palabras del mismo presidente Chávez, él nos está conduciendo.
Se trata de un traumatólogo y de un gineco-obstreta, los cuales se han arriesgado a perderlo todo, incluso dejando a sus familias a merced de los servicios de «inteligencia» del «hermano» Fidel, en la búsqueda de un airecito de libertad y una posibilidad, aunque sea pequeña, de progreso personal. Cosa curiosa, ¿no?
Hace unos meses, nuestro querido presidente y su combo fueron a la Habana a rendir pleitesía al «hermano del alma», al «chamo» Fidel, para asegurarle que en Venezuela, la «revolución pacífica y democrática» de Chávez nos estaba conduciendo al mismo «mar de felicidad» que reina en Cuba. No nos debe extrañar que la primera reacción oficial del gobierno fuera la de calificar de «fantasmas» a estos hombres, para rematar diciendo luego, cuando no había más remedio claro (¡condenados medios!), que la solicitud de asilo debía de venir en burro, porque fíjate que aún no había llegado a la Cancillería. Imagino que el burro se lo prestó el gabinete económico al mensajero; por eso de la rapidez, claro.¿no creen ustedes?
En fin, así será de bueno ese «mar de felicidad» fidelista, que estos dos hombres (y otros se rumora), han decidido arriesgar el pellejo y la tranquilidad de sus familias (¿podrá hablarse de «tranquilidad» en Cuba?), todo por intentar alguito de paz y libertad en un país gobernado por una élite política que ve en Fidel el arquetipo del santo político latinoamericano.
Amigos disidentes, sería bueno que llenaran sus planillas también en otros consulados, ¡por si’a! No vaya a ser que en su intento de salir de guate mala, terminen en guate peor.