Opinión Internacional

Europa necesita muchos más inmigrantes

La embarcación no tiene quilla, es inestable y un motor fuera borda la impulsa. Dentro, hasta tres docenas de hombres, mujeres –alguna embarazada- y niños. Hacinados. En ocasiones, algún bebé. En la popa un hombre gobierna mientras escruta el horizonte. Muchas veces, la embarcación, frágil y vulnerable ante los embates del mar, queda a la deriva tras agotarse el combustible previsto para una singladura breve y sin incidentes. Entonces, sólo resta esperar a que aparezca la lancha de la Guardia Civil del Mar, aunque suponga la detención y la repatriación. O la muerte. Otras veces, la muerte llega porque el mar se embravece y el patrón no posee la ciencia navegante precisa para hacerle frente. O, sencillamente, la patera, como han bautizado los medios esas endebles motonaves, no resiste.

Esta situación se repite en aguas del estrecho de Gibraltar, del mar Adriático o del Jónico, en la vieja Europa. A veces, las menos, la nave cargada de hombres, mujeres y niños es un viejo buque de carga, atestado hasta la cofa del serviola.

Son los inmigrantes irregulares

Según el Informe del PNUD 2004, entre 1985 y 2000, los inmigrantes que llegaron a la Unión Europea aumentaron un 75%. Del 2001 hacia acá, la inmigración irregular ha aumentado aún más. Era inevitable; el aumento de desigualdad y pobreza en los países no desarrollados arroja por oleadas a cientos de miles condenados a la exclusión.

La respuesta de la UE continúa siendo blindarse. Y también echar la culpa a los grupos organizados de delincuentes que trafican con seres humanos, sin reconocer las propias: pasado colonial, empecinamiento neoliberal y relaciones comerciales desiguales y tramposas. Un muro de contención para el desarrollo de los países empobrecidos limítrofes.

En la frontera sur de la UE, en el mar que separa África de Europa, el Gobierno de España puso en marcha un refinado observatorio, el Servicio Integral de Vigilancia Exterior (SIVE), para detectar pateras con inmigrantes irregulares. Al parecer, el trabajo del SIVE ha reducido el tráfico de embarcaciones con inmigrantes irregulares y, por tanto, el número de pateras interceptadas. La Asociación de Trabajadores Marroquíes en España (ATIME) opina, sin embargo, que los intentos de cruzar el Estrecho no han disminuido sino que las pateras que transportan inmigrantes eligen rutas más largas para evitar los radares del SIVE. El resultado es mayor riesgo y más posibilidades de quedar a la deriva o de naufragar. Alrededor de cien inmigrantes muertos en el mar en lo que va de año, según ATIME.

Luego, una vez en el país soñado, los inmigrantes sin permiso de residencia se arriesgan a otros sinsabores. En la frontera sur de la UE, en España, hasta hace muy poco, una práctica habitual era hacer grandes redadas con amenazadores despliegues de policías con casco y porra en los lugares a los que acuden habitualmente los inmigrantes. El anterior Gobierno de Aznar era aficionado a tales operaciones, a las que revestía de carácter épico como episodios de la lucha contra el delito, cuando no buscaban otra cosa que detener a docenas de inmigrantes sin la documentación exigida. Después los expulsaban, pero los expulsados se quedaban en España, porque los gobiernos de sus países de origen no los reconocían como nacionales y no los aceptaban. Una injusticia y una chapuza. Parece que el Gobierno de Rodríguez Zapatero ha zanjado esas prácticas.

En Italia, el Tribunal Constitucional ha declarado ilegales dos artículos de la ley de inmigración del también conservador Gobierno de Berlusconi. Según los magistrados, esa ley viola el principio de igualdad ante la ley y el de la excepcionalidad de las medidas de privación de libertad. Una excelente noticia, pero la UE se empecina en adoptar la falsa solución del blindaje, de la que Berlusconi es ferviente partidario, y no se ven indicios de enmienda. Por otra parte, la ONU ha enmendado la plana a la política de inmigración de la UE en el informe correspondiente al 2004 del PNUD. Según Naciones Unidas, la UE necesita multiplicar por dos el número de inmigrantes que reciba de hoy hasta 2050 a causa del envejecimiento de la población y la reducción del tamaño de las familias. Eso o la decadencia. Y así lo prueba un estudio del gobierno de la región de Madrid, según el cual un mayor número de inmigrantes ha facilitado el crecimiento económico y el descenso del desempleo.

¿Qué fin inconfesable persigue entonces convertir Europa en una fortaleza?

Xavier Caño
Periodista

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