Opinión Internacional

Gracias, Perú

Pocas horas tardó la cancillería peruana en concluir que la solicitud de asilo del alcalde marabino, ex gobernador zuliano, ex candidato presidencial y presidente del partido Un Nuevo Tiempo Manuel Rosales cumplía con todos los requisitos de ley: la persecución de que es objeto en nuestro país es de naturaleza estrictamente política y merece la protección del Estado peruano. Con absoluta unanimidad de criterios.

No faltará quien le enrostre a Manuel Rosales haberse acogido a ese derecho internacional en lugar de entregarse como manso corderito al horror de la (in)justicia venezolana. Hubieran preferido un héroe aherrojado, que hubiera contribuido a mantener viva la llama de la indignación contra la iniquidad convertida en cicatrices, costras y desventuras, que a un exiliado en desgracia. Puede que estén equivocados: tal heroísmo no se deriva automáticamente de la disposición a servir de víctima propiciatoria de un régimen forajido. Como no lo sirvieron los consumidos en las cárceles de Castro y Gómez. Ni tampoco los de Pérez Jiménez. Así los de Chávez: en este mismo momento se pudren en las cárceles de la dictadura decenas de presos políticos, como los comisarios. O encarcelados por el capricho presidencial, como Eligio Cedeño. Cabe la pregunta acerca de la utilidad de su sacrificio, en un mundo que apresura el olvido de las situaciones que podrían perturbar la digestión.

Asombra que en horas la justicia peruana concluya con un juicio definitorio sobre una situación que en Venezuela bien hubiera podido tardar años, como sucediera con los comisarios. Para, luego de humillar, hostigar y torturar psicológicamente al reo, culmine el acto violatorio con una condena de treinta años.

Venezuela comparte así el triste y abominable record de la tiranía castrista: empujar sus hijos al destierro y contar con innumerables presos y exiliados por motivos estrictamente políticos. El de Chávez es un régimen dictatorial, tiránico y persecutorio. ¿Quién, que no sea un fanático seguidor del teniente coronel, puede sostener la duda?
Lo ha dicho, en otros términos y tras otros recursos, la cancillería de un país hermano. Como lo dijera antes la cancillería del Vaticano frente al caso de Nixon Moreno. De allí que ante situaciones como las de Nixon y Manuel Rosales no quepan otras alternativas que la resistencia activa y militante, la clandestinidad, también activa y militante, o el exilio. Son las únicas vías que se le abren a un venezolano de bien en estos tiempos tenebrosos. Con un único objetivo: ponerle fin cuanto antes a la tiranía.

Gracias Perú: has desenmascarado al tirano. Lo agradeceremos eternamente.

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