Opinión Internacional

Greenspan y la Turbulencia

¿Quién pudo imaginar que este hombre de apariencia más bien gris y de aire recortado podría escribir un libro tan atractivo, de contenido tan sustancial y de impecable estilo susceptible de rivalizar con el suspenso? The Age of Turbulence. Adventure in a New World (Penguin Press, New York, 2007), con sus quinientas páginas, no es solo un testimonio admirablemente escrito sino un herramienta para entender la economía mundial al comienzo del siglo XXI. Me encuentro entre quienes disfrutan la literatura económica con la debida modestia para preguntar lo que no se sabe y reflexionar sobre lo que a primera vista parezca incompresible. No puede nadie en nuestra época aproximarse a la vida pública sin atender la reflexión económica y no tener miedo a preguntar a los que saben y conocer opiniones aunque éstas en ocasiones no se compartan.

Alan Greenspan es uno de los privilegiados de este planeta. Desde joven metido en el análisis de los negocios privados, a examinar e interpretar números, balances, tendencias, comportamiento de los precios, pospuso la obtención de su doctorado y lo obtuvo cuando ya había acumulado actividades y experiencias en los negocios privados. Muchacho pobre de Nueva York se acostumbró desde el principio a la música, a su ambiente, a su lenguaje. Mantuvo siempre este espíritu. Tal vez la música lo ayudó a concentrarse. No se trata de un espíritu abstracto, de un matemático, de un científico. Es hombre práctico, metido en los negocios y en sus premios y castigos. Es un supremo manejador de la inteligencia concreta.

Lo que cuenta es nada menos que la historia de la economía mundial y el manejo de la riqueza durante el período de diez y ocho años en que estuvo al frente de una de las posiciones más influyentes que existen:el Banco de la Reserva Federal, la Fed, su identificación taquigráfica. Desde allí se maneja el poder económico y se tiene la mayor independencia. Ni el Presidente de los Estados Unidos ni ninguno otro poder interfieren la independencia de la Fed. Es uno de los inventos institucionales más influyentes surgidos de ese gran laboratorio de creatividad, de libertad y de balance de poderes que es la democracia constitucional nacida de la independencia de los Estados Unidos. El director de la Fed con su libertad e independencia para decidir puede influir para bien o para mal.

A Greenspan le correspondió la experiencia del final siglo XX y un tramo al principio del actual. Se derrumbó el comunismo, aparecieron las economías asiáticas y se muestra el perfil del nuevo gigante: la República Popular China. . Al final de los noventa se muestran las contradicciones del sistema porque el sud Este de Asia no es un interlocutor pasivo sino también un verbalizador de sus quejas capaz de afectar el monopolio de la palabra hasta entonces en el campo de occidente. Mucho de lo que narra Greenspan lo conocimos por titulares de la información mundial pero no lo vivíamos desde dentro, desde el sitio donde se toman las decisiones y se fabrican los errores o los aciertos. Este libro nos sirve la mesa para que en el ejercicio de la libertad de los lectores podamos disfrutar la información de primera mano y formarnos nuestro propio juicio. Una pregunta se levanta como fundamental: ¿si los mercados se corrigen a sí mismos, se autorregulan por efecto de la mano invisible, cómo es que la Fed tiene que tomar las decisiones para corregirlos? ¿Por qué en ciertos momentos hay que abaratar el dinero, con la baja de los intereses y en otros es necesario subirlos? La importancia de la Fed es indiscutible y es por el momento el único poder mundial que existe en tiempos de globalización En este preciso momento hay una crisis global. ¿Dónde está el verdadero poder capaz de ser identificado como tal? ¿Está en China, en Europa o en el mercado de los Estados Unidos? Desde luego tal vez sea prematuro establecer una conclusión definitiva sobre este punto, puesto que no conocemos todavía el tamaño y las consecuencias de la actual recesión.

Greenspan tiene una posición tomada y la defiende con convicción y con brillo. Sus argumentos no se pueden negar sin discusión. Pero tampoco sería recomendable aceptarlos sin debate. La libertad económica de la nación norteamericana funciona porque allí hay una república, unas instituciones y una convicción ética original. En la República Popular China la dinámica del mercado está presente por una decisión política fundada por quien tal vez será reconocido como el hombre más importante de la segunda mitad del siglo XX: Deng Xiao Ping. EL partido Comunista ha sostenido el orden. El mercado aviva la economía. El futuro de esta convivencia está por verse

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