Haider: un dolor de cabeza para los europeos

El nuevo Gobierno austriaco formado por los conservadores y los ultranacionalistas de derecha de Jörg Haider, han provocado no solo una crisis en el seno de la Unión Europea y con ello un posible aislamiento parcial de Austria dentro del parlamento europeo, sino una tremenda polarización social desconocida hasta ahora en ese país. El viejo consenso ha sido sustituido por una guerra verbal entre los partidos políticos y en un clima de enfrentamiento en la sociedad civil.

¿Cuales fueron las razones para que más de la cuarta parte del electorado austriaco votara por el Partido Liberal?: El éxito de Haider se basó en haber conseguido dar una respuesta al hastío de la población de Austria con más de medio siglo de inmovilismo, de reparto de puestos, cargos y privilegios con arreglo a las proporciones de poder de cada partido; la necesidad de que el nuevo “huésped” en la coalición de gobierno “…rompa con la partidocracia y una economía a base de carnet de partido y el patronazgo.”, tal como lo afirma un funcionario de 40 años entrevistado por el diario madrileño El País; Gerold Salzmann añade: “Por supuesto que vote por Haider, porque estoy a favor de la renovación en Austria.”

En su programa de gobierno, Haider tiene toda clase de mercancías: xenofobia y racismo para aquellos con miedo a la extranjerización en un país con un 10% de residentes no austriacos o ilegales; neoliberalismo y darwinismo social para los yuppies y los modernos ejecutivos; además, entre el electorado que voto por el partido de derecha se encuentran también nostálgicos nazis, los marginados de la modernidad y los temerosos de una economía globalizada, así como el proletariado tradicional que se siente abandonado por la socialdemocracia.

Todo esto es ofrecido con seducción, habilidad en el manejo de los medios y un lenguaje rompedor y políticamente incorrecto para un público harto ya de políticos degenerados en burócratas. Haider, un encantador de serpientes, un auténtico flautista de Hamelin, es capaz de defender una postura y la contradice poco después, según le convenga a sus intereses, sin quedar manchado. Jörg Haider mezcla los ataques contra el sistema de partidos, elogia a la democracia directa y crítica la vieja guarda del FPÖ; además, se distigue por sus declaraciones ambiguas, sobre el nacionalsocialismo y el Holocausto, a los que considera “sucesos trágicos”.

El catedrático de Psicoanálisis Kalus Ottomeyer de la Universidad de Klagenfurt carateriza a Haider como un camaleón de la política: El Robin Hood que lucha contra los poderosos y los privilegios de la partidocracia; el mariatoniano, la figura del supermacho presumido y exhibicionista, una versión de Rocky o de Rambo; el seudosocialista que da golpecitos en la espalda a la gente en plan amistoso y la trata de tú; un socialismo de las carpas donde se bebe cerveza en las fiestas populares, practicado por un hombre multimillonario y de elevada formación académica que de hecho no tiene nada que ver con los que tutea.

En un segundo plano, Ottomeyer explica que el neonazi de sus inicios mantiene un vinculo de referencia irrompible con su origen familiar. Haider se siente encargado de una misión: rescatar a los nazis de la generación de la guerra y absolverles de sus culpas, y su estabilidad emocional depende de esa conexión. Sin embargo, asegura que sólo entre un 15% y un 20% de los seguidores de Haider entran en la categoría de ultraderechistas.

Si bien hemos descrito la estrategia política y en cierto sentido la personalidad de Haider, no debemos dejar de decir cuales han sido hasta ahora las promesas o políticas que debe impulsar desde la coalición gubernamental, entre ellas destaca: Reducción hasta cero de la entrada de emigrantes en Austria, con un sistema de permiso de trabajo temporales para atender las necesidades del mercado durante la temporada turística al igual que el modelo suizo; reformas estructurales en el ámbito de las pensiones y la seguridad social, en palabras de Haider: “No puede ser que el ciudadano de a pie tenga que soportar todo el peso”, así como la necesidad de conseguir una administración menos onerosa, reducir la burocracia; reducción fiscal junto a una disminución impositiva, Haider no es partidario del capitalismo rapiña, “en esta coalición desempeñaremos la función de conciencia social…”; pago de indemnizaciones a los condenados austriacos a trabajo forzoso durante el período nazi; críticas al recorte de las jubilaciones de los sectores con menos recursos, mientras no se tocan las de los funcionarios de las cámaras empresariales y obreras.

La reacción de la Unión Europea no se hizo esperar una vez que el partido de Wolfgang Schüssel, democracristianos del Partido Popular (ÖVP), acepto la entrada del partido de Haider para formar coalición y así gobernar a Austria; catorce gobiernos de la UE decidieron tomar medidas contra un Gobierno representado por la extrema derecha cuyo fin es aislar políticamente a esta nación. Entre las medidas destacan: Ningún contacto bilateral oficial a nivel político con el Gobierno de Austria; los embajadores en las capitales de la UE sólo seran recibidos a nivel técnico; no habrá ningún apoyo en favor de los candidatos austriacos que opten a puestos en organizaciones internacionales. Además, otros países de la UE tomaron medidas más radicales, Bélgica suspendió un contrato, Portugal canceló la visita de su presidente, Francia y Alemania estudian medidas más contudentes, mientras que Estados Unidos así como Israel llamaron a consulta a sus respectivos embajadores en Viena.

¿Qué justifico la decisión tomada por la Unión Europea?, ¿Cuales fueron los argumentos esgrimidos por los catorce gobiernos para tomar dichas acciones?: Los motivos se basaron en el respeto a la libertad, la democracia, los derechos humanos, así como las libertades fundamentales y el Estado de derecho tal como lo contempla el art. 7 del Tratado de la Unión. Sin embargo, ¿Ha habido una violación de los derechos fundamentales y del sistema democrático en Austria?, según Miguel Herrero de Miñón hasta los momentos ni Haider ha atentado como gobernador de Carintia a los derechos fundamentales, ni su programa “Ideas 2000” contiene una sola idea que no esté compartida de una u otra manera por fuerzas incuestionablemente democráticas.

Además, Jörg Haider fue electo democráticamente por más de la cuarta parte de la población austriaca, su elección es perfectamente constitucional, no podemos decir que en Austria no existe un Estado democrático de derecho y hasta los momentos no se han producido violaciones a los derechos humanos. Su carta de presentación es la labor que ha desempeñado en la Gobernación de Carintia, en los diez meses que Haider lleva en el poder en esta provincia, no se registran abusos ni atropellos. A pesar de ello, sus críticos desconfían y sacan a relucir una y otra vez la metáfora del lobo que se disfraza para luego devorar a los corderitos.

Si bien es cierto que la preocupación de los europeos tiene fundados temores ante un posible brote de racismo, nacionalismo agresivo, patrioterismo, xenofobia y antisemitismo. Temores que cada vez se hacen más palpables en la vida de los eurociudadanos, como el reciente hecho de racismo de los pobladores del Ejido al sur de España contra los inmigrantes marroquíes. Además, lo más grave para los eurogobiernos es que lo acontecido en Austria pueda propagarse a otros países europeos, de ahí que las medidas tomadas pretendan prevenir esa amenaza. Pero el riesgo de contaminación inquieta a Francia, Italia y España, los cuales mantienen políticas tendientes a contener sus propios demonios: los franceses de Jean Marie Le Pen, los italianos de la extema derecha y en especial los que liderizan la Liga Norte, los cuales ya se pronunciaron a favor del Partido de Haider, y los vascos en España.

No cabe la menor duda que la Unión Europea busca defender unos valores que se han arraigado globalmente; Francia lideriza esta lucha, tal como se observa en unas declaraciones emitidas por el Ministro francés de Asuntos Europeos, Pierre Moscovici: “…éste es un asunto interno europeo . Europa no es sólo un mercado, sino también una comunidad de valores.”

Sin embargo, más alla de unos valores que se defienden a toda costa, hay una realidad que los eurogobiernos no deben dejar de tomar en cuenta: Dentro de las negociaciones de la UE se requiere el requisito de la unanimidad, por lo que Austria tiene un “As” que podrá utilizar a su favor y trabar posibles acuerdos, como muy bien lo señala Andrés Ortega: Austria puede vivir con el castigo bilateral. La UE no podrá vivir contra Austria; de ahí lo ilógico que se ha convertido esta lucha por la defensa de unos valores que aún no han sido vulnerados.

En este contexto, la defensa de una comunidad de valores ha permitdo la injerencia de otros países europeos en los asuntos internos de Austria, precedente peligroso, ya que deja el camino abierto para que la injerencia penetre en todos los niveles, incluso el local, como en el caso de los ayuntamientos donde existe una presencia clara del partido político de ETA, por ejemplo; pareciera que estamos en presencia de un nueva doctrina, la cual se viene observado desde los acontecimientos de Kosovo y que se alimenta con el caso Pinochet, la defensa de los derechos humanos y de las instituciones democráticas adquieren una importancia global, de ahí que los principios de Derecho Internacional: De no interferir en los asuntos internos de los Estados, así como el respeto a la autodeterminación de los pueblos se vuelvan obsoletos y más aun cuando estamos en presencia de una Unión Comunitaria donde los intereses comunes deben converger por encima de las diferencias.

Asimismo, estamos en presencia de un nuevo terreno dentro de las relaciones internacionales: Idealpolitik, pero tal como lo expresa Andrés Ortega: …de imposible gestión…. En democracia la tolerancia debe ser una de las máximas premisas a considerar, la tolerancia exige ser tolerante con el intolerante.

Laura Danuska Scarano