Opinión Internacional

Hasta que la muerte nos separe por segunda vez

Remis entabló una demanda contra el estudio H & H Photographers, señalando que las fotos de su boda lo habían decepcionado. Remis exige que H & H Photographers le devuelva los 4.100 dólares que pagó por las fotos, y que desembolse otros 48.000 dólares para transportar a Nueva York a los principales asistentes al casamiento, y alquilar la sala de fiestas, a fin de que otro fotógrafo pueda recrear el feliz y efímero acontecimiento.

REPRODUCIENDO UN ERROR

En noviembre de 2003, Remis y su novia, Milena Grzibovska, oriunda de Letonia, ingresaron al estudio fotográfico H & H, y explicaron a Curt Fried, uno de los dueños, que deseaban tener fotografías y un video de su boda, que debía celebrarse el 28 de diciembre del mismo año. El costo de fotografiar la boda ascendió a 4.100 dólares.

No fue una fiesta muy grande. Hubo alrededor de 40 huéspedes, y se realizó en Tarrytown, una bella ciudad de las afueras de Nueva York, a orillas del río Hudson.

Las fotografías muestran a los novios desbordando de felicidad, rodeados por encantados familiares, entre ellos Irina, la madre de la novia, y Alina, su hermana, que viajaron especialmente desde Letonia.

Pero, un mes después de la boda, cuando Remis regresó al estudio para ver las imágenes, se quejó de que el equipo de fotógrafos de H & H desapareció en los últimos 15 minutos de la boda, y no registró dos eventos muy importantes: la última danza, y el lanzamiento del bouquet de flores por parte de la novia. Además, cuando presentó su reclamo, dijo, los empleados de H & H lo trataron con descortesía.

«Nunca me habían gritado tanto en mi vida», dijo Remis en su demanda.

Lo interesante del caso es el tiempo que demoró Remis en indignarse. Pues la demanda fue presentada seis años después de la boda, en el 2009, tras separarse de su esposa, y cuando ya había iniciado los trámites de divorcio.

El litigante exigió la recreación de la boda pues, según dijo, las fotografías eran «inaceptables debido al color, la luz, las poses y el emplazamiento» de los invitados. En cuanto al video, dijo Remis, aunque en el contrato se estipulaban seis horas de grabación, sólo fueron registradas dos horas.

«Necesito que la boda sea recreada exactamente como fue, para que aparezca el 15 por ciento que no figura» en las fotografías o en el video, dijo el demandante en un tribunal, según informó The New York Times.

 

¿RUPTURA DE CONTRATO?

Pero pese a los extraños aspectos de la demanda, la jueza Doris Ling-Cohan, de la Corte Suprema del estado de Nueva York, ha permitido que el caso continúe, a fin de determinar si H & H violó el contrato firmado por Remis. En una sentencia formulada en enero, la jueza dijo que «los recuerdos de la boda parecen (para el demandante) más importantes que la cosa real. Aunque el matrimonio no duró, la indignación del litigante por la calidad de la fotografía y del video, parecen perdurar».

 

A LA BÚSQUEDA DE LA DICHA PERDIDA

Nadie entiende muy bien qué se propone el señor Remis con su demanda. En primer lugar, ¿cómo hacer para encontrar a todos los asistentes a la boda en un país donde mudarse de apartamento, o de estado, es tan frecuente como divorciarse? Por cierto, nadie conoce el paradero de la novia. Algunos de sus conocidos presumen que retornó a Letonia. En segundo lugar, inclusive si se consigue a todos los asistentes, ¿quién garantiza que reinará el mismo jolgorio en una boda simulada? H & H es una firma respetable. Durante 65 años ha registrado millares de bodas, comuniones y bar mitzvas (fiesta de confirmación de un niño judío, cuando cumple 13 años de edad). Uno de sus fundadores, Curt Fried, huyó de la Viena ocupada por los nazis en septiembre de 1939, cuando tenía 15 años, y pese a su minoría de edad, fue reclutado por el ejército norteamericano. Posteriormente, aprendió el arte de la fotografía como asistente de camarógrafos, y algunas de ellas figuran ya en los libros de historia, entre ellas numerosas que tomó durante la Segunda Guerra Mundial en la famosa Ruta de Birmania, una línea de abastecimientos a China.

Fried, de 87 años de edad, actualmente retirado, señaló que la demanda es absurda. Remis, dijo, «quiere traer a su ex cónyuge en avión para recrear la boda, y ni siquiera sabe dónde vive»

Fried se jubiló en el 2004 y entregó la parte de su negocio a su hijo Dan. Y su hijo ha admitido que los costos de defender a H & H en la demanda ya han superado la cantidad de dinero reclamada por Remis.

Tal vez Remis ha presentado la demanda para conseguir un acuerdo fuera de Corte que le permita embolsarse algo de dinero. En su declaración ante la jueza reconoció que carece de empleo fijo desde el 2008.

Pero él insiste en que sólo quiere tener en un álbum las fotografías de su boda, pese a que concluyó en divorcio.

«Las circunstancias fueron desafortunadas», reconoció, «pero la boda me hizo sentir muy feliz. Quiero tenerla documentada para la eternidad, para mí y para nuestras familias».

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