Opinión Internacional

Hecha la ley, hecha la trampa

En sus primeros gobiernos, Juan D. Perón, no sólo no toleraba a la oposición, tampoco toleraba a la prensa que, en rarísimas ocasiones -ya que estaba estrictamente controlada- osaba criticar alguno de sus actos de gobierno.

Los casos del diario La Prensa y diversos medios radiales a los que el viejo caudillo acosó de la forma que pudo, incluso con aprietes fiscales, -al mejor estilo de lo ocurrido con el allanamiento a Clarín por parte de la AFIP en la actualidad- son un claro ejemplo de ello. Incluso, hasta llegar al punto de confiscarlos.

En el último gobierno del General, además de expropiar los canales 13 a Goar Mestre, a Ricardo Héctor García el 11 y el 9 a Alejandro Romay, también se cerró el diario Crónica, que por un tiempo se llamó Última Hora. Y por supuesto que todo lo que se escribía o decía por radio estaba controlado por el gobierno, al mejor estilo de la dictadura. De hecho, todos los que vivimos aquellas épocas podemos recordar que, para escuchar algo de la realidad, había que sintonizar Radio Colonia de Uruguay, que no siempre se podía sintonizar puesto que los «servicios» se encargaban de interferir la señal.

¡Cuantas similitudes con el peculiar peronismo de Néstor Kirchner! ¿no le parece?
No tenga dudas, entonces, de que el único propósito de esta nueva Ley de Medios K no es otra cosa que un burdo intento del Presidente de facto por controlar a quienes considera su principal adversario, la prensa.

De todas maneras, hecha la Ley, hecha la trampa. ¿Cómo es eso? Veamos:

La Nueva ley K limita a poseer señales propias a los distribuidores de cable.

Por ejemplo: Multicanal, que es una transportadora de señal de cable, actualmente tiene los canales Todo Noticias, Volver, Magazine, TyC y Metro entre otros.

Por tal motivo, el Grupo Clarín deberá desprenderse de todas sus señales, excepto una.

Pero las «transportadoras» pueden comprar las señales al exterior, por ejemplo: HBO, FOX, CNN, MGM, TNT, Cinecanal, etc.

En consecuencia, el grupo Clarín podría hacer lo siguiente:

Mudar las señales a Uruguay, bajo la ley uruguaya, y venderlas a la Argentina, no sólo a multicanal y/o cablevisión, sino a todas las empresas distribuidoras de cable.

De esta manera, podríamos ver TN Uruguay o TN en el exilio, Volver Uruguay, Magazine Uruguay y tantas otras señales.

Lógicamente, esto no sería nada nuevo, sino que se estaría reeditando lo mismo que hacía Radio Colonia.

Como es costumbre, cuando la intención no es legislar para el bien común sino para perjudicar al otro, ocurren estas cosas, además de quedar demostrado que los Kirchner no sólo son represores de la libertad, sino que son, además, secuestradores de voces.

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