Opinión Internacional

Herida la patria por todo. Abusos verbales del Presidente Hipólito Mejía y más

Bajo la membresía del Partido Revolucionario Dominicano, un señor de profesión agrónomo congregó a toda la prensa dominicana en Nueva York. De forma simpaticona se dirigió a más de cinco periodistas con distintos adjetivos. No faltó a quien le dijera expresiones como: ¿Eres periodista o sociólogo? A un joven articulista, queriendo decirle no me pases factura le cuestionó abiertamente “No, no, no, a ti no te echaron por mi del periódico”.

Entonces era solo el candidato a la Presidencia. Días antes en un club de esos que celebran la transnacionalidad con fechas patrias y otras veladas, el mismo hombre llamó a los dominicanos de la urbe a no ser malagradecidos y a retornar al país a pagarle a la patria lo que ésta había invertido en ellos como profesionales egresados de universidades dominicanas. Era el mismo señor que con una agenda apretadísima se reunió con varios intelectuales en un lujoso hotel del Condado de Queens y sentenciaba con castrar a todos aquellos que se atrevieran a tener más de tres hijos, pues era un crimen pasarse de prole. Este mismo hombre se llevó al final de su visita miles de dólares para su campaña, todo a título de donación al candidato.

Excepto un par de artículos publicado por quien firma, no recuerdo que ningún miembro de la prensa dominicana en Nueva York se hiciera eco de este danzarín discurso por demás avasallante del entonces candidato, hoy honorable Presidente de la República, agrónomo Hipólito Mejía.

Recuerdo que a partir de los artículos cuestionando al hoy Presidente electo, me gané una camada de enemigos perredeístas, quienes llegaron a la desfachatez de pedir mi cabeza al colocar una foto mía en un ejemplar de El Perredeísta, órgano del partido blanco en Nueva York. De paso siempre lo digo, lo que más me molestó es que no seleccionaron la mejor de mis imágenes pues en esos momentos le estaba haciendo la guerra a un cáncer que amenazaba con desplomar mi existencia.

Ha pasado el tiempo y esta forma de hablar del Presidente de los dominicanos de la media isla sigue siendo la misma de cuando era candidato. Hay sorpresas por doquier y análisis y hasta libros han salido a la luz solo para analizar el temperamento verbal de Mejía. También a mi me llama poderosamente la atención el lenguaje sin bridas usado por el Presidente Mejia. Me provocan sus oraciones denotativas y sus juicio alegres pues el hombre número uno del país se ha convertido en toda una celebridad del suceso lingüístico. Todos estamos convencidos de que el hombre ha creado un diccionario propio.

De hecho se ha teorizado acerca de que el Presidente se las trae con su manera de hablar. Lo que me parece más dañino, no son los desaciertos de Mejía cuando habla o deshabla, mas bien me preocupa lo que refleja su discurso y lo que transmite a los bajo su mando en materia de los derechos civiles, e incluso lo que puede imitar la población y hasta lo que marca la separación entre ésta y la figura de un Presidente que se expresa violenta y gestualmente. Separación desde la cual hay que ubicar las razones para la recién finalizada huelga, claro valorando en su justísima dimensión los efectos de las medidas económicas de este mismo presidente verbal y gestualmente violento.

En lo que va de año he estado dos veces en el país y he percibido el nivel de violencia de la población dominicana. No me refiero a la violencia típica de los barrios marginados, a los enfrentamientos de la policía y protestantes, sino a la violencia con que está reaccionando el dominicano/a ante todo. Me llamó la atención cómo la gente repite las mismas frases del Presidente Mejía: Te voy a romper el pichirrí. Sumado a que en cualquier oficina pública: cédula, el pasaporte, una biblioteca, los empleados no importa su jerarquía agreden al cliente, al demandante de los servicios y con el mismo lenguaje avasallante del Presidente.

La entrevista que recientemente le realizara el comunicador Jorge Ramos de la cadena Univision al Presidente Hipólito Mejía ha puesto a muchos con el nacionalismo de punta. Ciertamente creo que el entrevistador peca de hostigar a sus entrevistadores, pero el punto es que el Presidente Mejía, no necesita que nadie le hostigue para hacer de las suyas, pensar así es simplismo y buscar alegremente una quiquilla con el periodista para hasta cierto punto dispensar al Presidente Mejía.

Mas bien doy importancia a las acciones y expresiones abusivas de los agente de la uniformada mostradas a través de los reportes televisivos de la huelga convocada por las organizaciones comunitarias. Fue horroroso comprobar los efectos de esa violencia y abuso verbal del señor Presidente en la gente que de una forma y otra está bajo su mando como ejecutivo de la nación. Escuchar a esos agentes calificar a la población activa en el movimiento social, lo cual es su derecho, como de facinerosos, observar la violencia con que tomaban por el cuello a niños y a adultos. Y más lacerante que un culatazo o un empujón fue escuchar los niveles de hostigamientos verbales de un agente policial cuando pronuncio maldiciones e improperios a todo pulmón contra una señora que estaba en la puerta de su casa observando los acontecimientos. Benditos los periodistas que cubrieron los hechos y registraron nítidamente la voz del agente abusador.

Estemos claros en que a la patria no solo la hiere Mejía con el verbo, con las medidas económicas. La hieren los agentes policiales mal influenciados. La hiere el General José Miguel Soto Jiménez, cuya intelectualidad aún no le permite ver la relación cuerpos castrenses y población como un todo orgánico real. También el jefe de la Policía Nacional Mayor Jaime Martes Martínez quien necesita educar e inyectar tolerancia a sus agentes. La hieren los poetas de oficina que callan abusos contra otros poetas solo porque disienten. Aquellos intelectuales que desde las Web oficiales de la Secretaría de cultura hacen uso del poder para responden críticas de otros intelectuales. También hieren a la patria, las poetas misioneras enclaustradas en sus erotomos dorsos de camaleonas hembras y, poetas untadas de jaleas editoriales.

A la patria la hieren los periodistas que se callan, y aquellos que pronuncian palabras solo para fanatizar con el Presidente y su PPH. La hieren los políticos que hacen coro. A la patria la golpean los contrarios de Mejía y su partido jugando a la asechanza. Porque lo abusivo-verbal al parecer contagia. Abusa el doctor Leonel Fernández Reina cuando llama bruto al Presidente. Como si atentar contra la identidad de alguien no es también un acto abusivo, recuerdese la campana basada en el origen étnico del doctor José Francisco Peña Gómez. Cuando Fernández le dice bruto a Mejía falta el respeto a la población dos veces: Una por haber elegido a Mejía y otra por haberlo elegido bruto, reduciendo el concepto bruto a lo más desafortunado que hay sobre la tierra.

Particularmente creo que Hipólito Mejía es verbalmente abusivo y ello puede abrir una puerta en el observatorio dentro del populismo político y lingüístico de un presidente, pero lo de bruto todavía no convence.

*Miriam Ventura
periodista dominicana radicada en NY

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