Indeseable alianza del gobierno y la TV
En un reportaje de primera página del 14 de enero, el diario Washington Post denunció los detalles de prácticas utilizadas por la oficina antidrogas de la Casa Blanca, mediante las cuales se asignan créditos a las cadenas de televisión por incluir mensajes subliminales contra el consumo de narcóticos, en los libretos de las comedias que transmiten.
Con desafortunada frecuencia, los políticos y burócratas utilizan prácticas indeseables para alcanzar fines que ellos consideran convenientes. En las llamadas “repúblicas bananeras” de América Latina estamos acostumbrados a tener ministerios de Información y también poderosas agencias estatales de noticias que tratan de lavarle el cerebro a la ciudadanía con propaganda política, presentada como información. Pero uno pensaría que en Estados Unidos no ocurren tales aberraciones.
Este maloliente procedimiento surgió de la aprobación por el Congreso en 1997 de mil millones de dólares para publicidad antidrogas, durante los cinco años siguientes. Las cadenas de televisión que reciben estos comerciales pagados por el gobierno se comprometen a ceder un espacio equivalente -sin costo- para los anuncios de fundaciones sin fines de lucro que colaboran con la Casa Blanca en las campañas contra las drogas.
Como eso en realidad representa un descuento de 50% a la publicidad antidrogas por televisión, algunas cadenas no lo aceptaron y, entonces, a la Oficina Nacional de Política Antidrogas se le ocurrió ofrecer a las televisoras estos créditos por la inclusión de mensajes “apropiados” en sus libretos.
Eso sonaba muy interesante. Por un lado, las televisoras podían vender los espacios que de otra forma tendrían que ceder gratuitamente a fundaciones y, al mismo tiempo, la Casa Blanca conseguía que fueran los artistas, actuando en comedias y dramas, quienes dieran el mensaje antidrogas, como parte de la trama.
Según Alan Levitt, encargado de la publicidad en la oficina del zar antidrogas Barry McCaffrey, se ha incluido este tipo de mensaje en más de 100 programas. La Casa Blanca no trata con los productores de televisión sino directamente con los departamentos de ventas de publicidad. Y en muchos de esos casos, los funcionarios gubernamentales revisan y aprueban los libretos antes de que los programa sean transmitidos.
¿Por qué no ampliar el programa y darle algún incentivo a los periódicos, pagándoles en efectivo o con información privilegiada, la inclusión en sus reportajes y editoriales de los mensajes que el Gran Hermano quiera difundir? Para el bien de la ciudadanía, por supuesto.
Según la revista Salón de la Internet, la cadena NBC, subsidiaria de la gigantesca General Electric, recibió un millón cuatrocientos mil dólares por la difusión de varios episodios del drama “Emergency Room” que tuvieron que ver con problemas de drogas.
El portavoz de la oficina antidrogas de la Casa Blanca ofrece a todo esto una explicación cien por ciento clintoniana: “Nos declaramos culpables de utilizar cualquier medio legal para salvar a los niños de América”.
