Opinión Internacional

“Israel no atacó a civiles inocentes, los rumores le han causado un daño incalculable al ejército”

El fiscal militar del ejército israelí, General de Brigada Avijai Mandelblitt decidió cerrar el expediente sobre los supuestos «ataques contra civiles inocentes, durante la Operación Plomo Fundido en la Franja de Gaza por falta de pruebas”. «Estas supuestas pruebas le han causado incalculables daños a las Fuerzas de Defensa de Israel», dijo.

Han pasado solamente diez días desde el inicio de esta crisis que salpicó el buen nombre de Tzahal y del Estado de Israel ante su propia población y que profundizó la desconfianza y las críticas desde los países del mundo.

Hagamos un pequeño resumen de los hechos. Hace poco más de un mes, en el marco de un congreso de ex estudiantes de la escuela preparatoria militar Itzjak Rabin, los egresados, que también combatieron en la Operación Plomo Fundido, comentaron con total naturalidad una serie de hechos preocupantes. Los comentarios daban a entender que se habían cometidos crímenes de guerra en la Franja de Gaza. Testimonios citaban casos de mujeres y niños que fueron matados aunque se podía llegar a diferenciar que se trataba de civiles inocentes. Además, se citaban casos de vandalismo y destrucción de la propiedad palestina por parte de los soldados de Tzahal que ocupaban posiciones en casas de palestinos de Gaza.

Ofer Shelaj (Maariv 20/3/09) publicaba algunos de estos testimonios publicados por Dany Zamir, director de la Academia Itzjak Rabin. Según los testimonios, un comandante de compañía «ordenó que se disparase y matase a una anciana palestina que caminaba por una carretera a unos cien metros de la vivienda que la compañía se había incautado», lo que calificó de «asesinato a sangre fría». Otro soldado aseguró que, después de que un jefe de unidad discutiera con su comandante sobre la permisividad del código de actuación y éste fuera cambiado, otros militares del mismo rango se quejaron y dijeron que «deberíamos matar a todos aquí (en el centro de Gaza). Todos aquí son terroristas».

La información recorrió el mundo ocupando importantes titulares. El diario británico “The Independent” titulaba “los secretos sucios de Israel en Gaza”… “testimonios de matanzas en Gaza provocan furia en Israel”, contaba el New York Times, “Soldados israelíes cuentan sus crímenes en Gaza” (el francés Liberación).

Hoy, lunes 30 de marzo del 2009, el fiscal militar del ejército israelí General de Brigada Avijai Mandelblitt decidió cerrar la investigación militar basada en testimonios de soldados que habían atacado a civiles inocentes durante la Operación Plomo Fundido en Gaza. El portavoz del ejército dijo que los testimonios se habían basado en rumores y no en declaraciones personales de soldados que habían estado involucrados. “No se han encontrado testimonios que soporten las acusaciones descritas en la escuela Itzjak Rabin”.

El Fiscal Mendelblitt aseguró que la investigación indicó que éstos y otros relatos fueron recogidos por terceros, y que ninguno de los que los hicieron fueron testigos presenciales. «Aviv (nombre de uno de los soldados que habló de los hechos) aclaró que él no los había visto, sino que había escuchado de ellos» a otras personas, escribió el fiscal militar en su informe a los altos mandos del Ejército. Según éste, los testimonios fueron estudiados hasta llegar a la conclusión de que todos hablaban de los dos mismos casos: la orden de matar a una mujer palestina de edad adulta y el asesinato de una madre y sus dos hijos que iban por la calle. En el primer caso los investigadores concluyeron que se trataba de un caso ya investigado con anterioridad, y en el que soldados dispararon contra una mujer que se acercó a unas decenas de metros de las fuerzas militares israelíes y a la que habían advertido de que no lo hiciera ante el temor de que se tratara de una terrorista suicida. En el segundo caso, los soldados abrieron fuego contra dos varones a los que consideraron sospechosos, en un caso que el fiscal no considera que se haya cometido delito.

«Hay que lamentar que ninguno de los que hablaron tomara las precauciones necesarias al exponer los hechos y el que los soldados eligieran presentar situaciones tan graves a pesar de no tener ningún conocimiento directo del caso», señala el documento del fiscal militar israelí.

La reacción en Israel puede dividirse en dos campos muy desiguales. Por un lado, la mayoría de las personas que confían en la profesionalidad de Tzahal (el ejercito israelí) que critican ahora con más fuerza al director de la escuela Iztjak Rabin (Dany Zamir) por su informe y a los medios de comunicación israelíes por “su conducta irresponsable” (según ellos). Además, esperan una clara e importante rectificación por parte de los medios de comunicación del mundo.

Frente a este grupo mayoritario, se encuentran aquellas personas que observan con cinismo la investigación de Tzahal. Un exponente claro de este grupo es justamente el periodista Ofer Shelaj del canal 10 que este último sábado en el magazine central afirmaba: “Dentro de dos meses vendrá el portavoz del ejército y dirá que solamente se registraron dos hechos y ya hemos aprendido de ellos. El ejército actuó excelente… dirán… ya que aunque hay testimonios de palestinos que dicen los contrario nadie les cree a los palestinos y a las organizaciones del mundo”.

Ofer Shelaj ya se equivocó en algo, el informe fue publicado en pocos días. De todos modos, nadie asegura que ahora la información será difundida en la prensa mundial y que, estos mismos no darán a entender que el Tzahal es cómplice y artífice de la masacre por lo que esconde y cubre los hechos verdaderos.

En este mismo sentido (y en el mismo campo del periodista Shelaj), el periódico digital del diario Haaretz afirmaba que la declaración del fiscal militar no tomaba en consideración publicada por la agencia AP el último viernes que afirmaba que testimonios palestinos confirmaban que los rumores divulgados en Israel eran reales. “Haaretz” afirma que los soldados recibieron ordenes de no hablar con periodistas y con organizaciones de izquierdas que recolectan testimonios contra Israel.

Los que confiaban en la correcta conducta demostrada por los soldados israelíes en una guerra contra un grupo terrorista que se escuda en civiles, desde el Jefe del Estado Mayor hasta la madre que envía a su hijo al frente de batalla, reafirma sus convicciones tras escuchar o leer el informe del fiscal militar. Aquellas personas que exigían que la investigación sea dirigida por un ente externo a Tzahal, los que consideraban de antemano que el ejército israelí había hecho uso excesivo de la fuerza y que Israel era el agresor en la contienda, reciben el informe del General de Brigada Avijai Mandelblitt con una evidente mueca de escepticismo.

Probablemente este viernes por la noche, en el magazine del canal 10, el periodista Ofer Shelaj preguntará: ¿Cuán seria puede ser una investigación que se cierra en 10 días?”. Cada lado se mantendrá en sus trece. Lo único que parece quedar fuera de toda discusión son las palabras del fiscal militar de Tzahal… «Estas supuestas pruebas le han causado incalculables daños a las Fuerzas de Defensa de Israel».

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