Opinión Internacional

Kofi Annan de nuevo en el tapete

Stanford, California (AIPE)- El anterior secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, encabezará una nueva institución encargada de lograr la “revolución verde” en la agricultura africana. El esfuerzo será financiado principalmente por Bill Gates, el fundador y presidente de Microsoft. Pero si algo aprendimos de la historia reciente es que así veremos reverdecer solamente las cuentas bancarias de Annan y sus secuaces.

Nunca había avanzado tanto la incompetencia, el despilfarro y la corrupción en la ONU como bajo la dirección de Annan, incluyendo la debacle del programa de petróleo por alimentos en Irak. La ONU le dio completamente la espalda a la rendición de cuentas y operaba bajo funcionarios incompetentes, nombrados según su nacionalidad, bajo un programa tipo acción afirmativa.

Muy irónico y apropiado fueron los comentarios del Sr. Annan al anunciar su nueva posición, a la cabeza de la Alianza para una Revolución Verde en Africa, que comienza a funcionar con un aporte de 150 millones de dólares de la Fundación Bill & Melinda Gates y la Fundación Rockefeller: “Africa debe confiar en soluciones africanas: mano de obra, semillas y mercados locales, sin buscar soluciones mágicas en biotecnología ni promesas de mercados extranjeros más abiertos”.

Su fobia por la tecnología no nos sorprende. Desde la ONU condujo una guerra contra la biotecnología aplicada a la agricultura y a la producción de alimentos, con resultados catastróficos para las naciones más pobres. Varios organismos de las Naciones Unidas fueron cómplices en excesivas, altamente politizadas y anticientíficas regulaciones de la biotecnología, impidiendo adelantos claves para la agricultura y en las investigaciones y desarrollo de nuevos productos farmacéuticos.

Los productos genéticamente modificados aliviarían el hambre, la escasez de agua y las enfermedades de millones de personas alrededor del mundo e, inclusive, conducen al desarrollo de vacunas que pueden incorporarse a las frutas y vegetales. Pero en la última década, delegados de la Convención de Diversidad Geológica, que es parte de la ONU, han instrumentado disposiciones regresivas en el llamado “protocolo de bioseguridad”, basado en un falso “principio de precaución” que impone probar la total seguridad de todo nuevo producto o tecnología antes de poderlo usar.

Otro grupo de “técnicos” del Programa Ambiental de la ONU considera la imposición de una moratoria en modificaciones genéticas de árboles para acelerar su crecimiento, combatir la deforestación y los haría más resistentes a las sequías y enfermedades, a la vez que aumentarían la eficiencia de la producción de papel.

Miles de estudios llevados a cabo en invernaderos y en el campo, lo mismo que la comercialización en más de una docena de países desarrollados, han demostrado que los riesgos son mínimos en las modificaciones genéticas de las plantas y alimentos, mientras que su potencial es inmenso.

La utilización de semillas genéticamente modificadas reduce drásticamente la necesidad de utilizar pesticidas, a la vez que protegen mejor las tierras contra la erosión al hacer innecesario el arado para sembrar.

Las determinaciones de la ONU están llenas de contradicciones que no solamente hacen daño a la salud sino que son una burla a los pomposos Objetivos de Desarrollo del Milenio de la misma ONU. El más ambicioso de los objetivos es “acabar con la extrema pobreza y hambre” para el año 2015, lo cual es imposible lograr impidiendo las innovaciones tecnológicas con exceso de regulaciones y de burócratas.

Otro importante objetivo es reducir la mortalidad infantil y es a través de la biotecnología que las vacunas pueden incorporarse a las frutas y los vegetales, pero allí se confronta la histérica oposición de la Comisión del Codex Alimentarius, el organismo de la ONU que fija las normas alimenticias.

El secretario general de la Organización Meteorológica Mundial de la ONU declara que “el manejo integrado de los recursos de agua es la clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio de asegurar el acceso a agua pura, sanidad y protección ambiental”, pero al mismo tiempo los organismos de la ONU impiden el desarrollo de modificaciones genéticas que harían que las plantas sobrevivan las sequías.

Las regulaciones son lo único que prospera en la Naciones Unidas y ellas ejercen una indeseable influencia en el desarrollo de nuevas tecnologías que tan desesperadamente necesitan los países pobres.

___* Médico y biólogo investigador de Hoover Institution, Universidad de Stanford.

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