Opinión Internacional

La globalización al “desnudo”. Paradojas de un proceso

RESUMEN:

Se trata de un ensayo que parte primero de definir un “fenómeno” – la globalización -, que no es nuevo ni desconocido. Después de argumentarse que este proceso es un hecho – es histórico -, es una realidad – el “Mac Mundo” en pleno desarrollo – y es una ideología – la desigualdad y exclusión de los más como elemento implícito -, se pasa luego a “desnudar” este proceso a partir de cinco paradojas.

La primera, mientras el mundo se hace más pequeño por efecto del triunfo de la ciencia y la tecnología, se hace a su vez, más sensible al despertar del sentimiento religioso, étnico y nacionalista.

La segunda, mientras el pensamiento único se levanta como bandera de avanzada y progreso, las particularidades territoriales exigen mayor autonomía y más aire.

La tercera, mientras el mundo crece económicamente, la tecnología se desarrolla en la búsqueda de mayor eficiencia productiva, de menores costos y de mayor mercado, olvida con frecuencia las grandes capas de desempleados que, lejos de resolverse, son un dolor de cabeza de ardua solución.

La cuarta, las reglas de fuego iguales para todos parecen más del virtualismo que de la realidad, en tanto los competidores no son del mismo peso o no juegan en la misma liga. Hay unos, los menos, que juegan en las grandes ligas, y otros, los más, que juegan en ligas menores.

La quinta, la otra cara de la globalización. Mientras de un lado se expresa un proceso fusionador, paradójicamente, del otro lado se estimula la fisión, esto es, reafirmaciòn de identidades, redescubrimiento de las diferencias que se cristalizan en conflictos.

“Cada día, los grandes centros financieros imponen sus leyes a naciones y grupos de naciones en todo el mundo. Reordenan y reacomodan a sus habitantes. Y, al terminar la operación, se encuentran con que sobran personas. Se dispara, por tanto, el volumen de población excedente, que no sólo está sometida al azote de la pobreza más aguda, sino que no cuenta para nada, que está desestructurada y atomizada, y cuya única finalidad es deambular por las calles sin rumbo fijo, sin vivienda ni trabajo, sin familia ni relaciones sociales – al menos mínimamente estables -, con la única compañía de sus cartones o bolsas de plásticos” (Fernández Durán: “Contra la Europa del capital y la globalización económica”. Talasa, Madrid, 1996)

¿Por qué la Globalización es un hecho?.

La globalización es un hecho por cuanto prácticamente desde 1648, con la paz de Wesfalia que puso fin a la fase alemana de la guerra de los treinta años, se aceptó, por primera vez, el principio de la soberanía territorial en los asuntos interestatales (Held 1997, 104).

La globalización ha sido de hecho “una tendencia recurrente del capitalismo mundial desde el inicio de los tiempos modernos” (Arrighi 1998, 1). Todo dentro de lo que Fernand Braudel llamaría los “ciclos sistémicos de acumulación” donde un líder – país, potencia – ha dominado en el proceso de acumulación y posteriormente es desplazado gradualmente de las alturas del mando del capitalismo mundial por un emergente nuevo liderazgo. Así pasó con Gran Bretaña entre el final del siglo diecinueve y comienzo del veinte; de Holanda en el siglo dieciocho; de la diáspora capitalista genovesa en la segunda mitad del siglo dieciséis y para muchos pareciera ser la experiencia de los Estados Unidos en los finales del siglo XX y principios del XXI. (Ibid, 3)
Saber cuándo se inició este proceso es aún hoy en día objeto de disputa. Por ejemplo, para Marx se inició en el siglo XV con el nombre de capitalismo moderno. Wallerstein lo ubica también en el siglo XV con la conformación del sistema mundial capitalista. Robertson dice que nació entre 1870-1920 y lo denomina multidimensional. Giddens considera que arrancó en el siglo XVIII con la modernización y Perlmutter sostiene que comenzó con el final del conflicto este-oeste y lo denomina civilización global. (Beck, 1998, 41).

Pero como se pregunta Beck: ¿no se puede encontrar un denominador común para las distintas dimensiones y controversias sobre la globalización?. Hay que responder sin duda que sí.

¿Por qué la Globalización es una realidad?
Es una realidad por cuanto como se responde el mismo Beck se ha venido abajo una premisa esencial de la primera modernización, a saber, la idea de vivir y actuar en los espacios cerrados y recíprocamente delimitados de los Estados nacionales y de sus respectivas sociedades nacionales.

Globalización significa integración del comercio, las finanzas y la información, una de cuya más conspicua manifestación lo constituye la red de la autopista, esto es, el internet.

Globalización significa creación de una cultura y un mercado global únicos. Nos encontramos en lo que algunos llamaría “un tren sin frenos”.

Como diría Peter Druker: “Los movimientos internacionales de capitales más que los movimientos internacionales de bienes se han convertido en el motor de la economía mundial” (Druker s/f, 4). O en palabras de Richard Sennett sería el capitalismo volátil, esto es, la autonomía alcanzada por el sistema financiero mundial respecto a instancias nacionales y estatales. (Mires, 1999, 5).

En el fondo, la globalización, sobre todo la económica, “pretende convertir al mundo en un gran centro comercial donde todos terminemos usando blue jeans, comiendo McDonalds y tomando Coca Cola”. (Bracho 1998, 95). Para ratificar estos veamos lo dicho por varios directivos de empresas transnacionales:
“Propugnamos un mundo donde impere un consumo homogéneo. Vislumbro un día donde los árabes, los norteamericanos, los latioamericanos, y los escandinavos, estarán todos saboreando las galletas Ritz con el mismo entuasiasmo con que tomen Coca Cola o se cepillen los dientes con Colgate”. El presidente de Nabisco Brands (Idem).

“Para el año 2000 tendremos Coca Cola al alcance de los 6 mil millones de personas que habitarán este planeta” Roberto Goizueta, presidente de la Coca Cola. (Idem).

“La razón por lo cual los japoneses son tan cortos de estatura y de piel amarilla es que no han comido otra cosa que pescado y arroz durante dos mil años. Si comemos hamburguesas y papas McDonalds durante mil años, seremos más altos, nuestra piel se volverá blanca y nuestro cabello rubio” Den Fujita, el empresario que introdujo McDonalds al Japón.(Idem).

¿Por qué la Globalización es una ideología?
Este proceso es una ideología porque aunque se vende como único para todas las naciones del mundo, no obstante, en su desarrollo lleva implícito la desigualdad. Los países más industrializados asumen este proceso como algo natural e inevitable para el resto del concierto de países, exigen apertura total, pero a la hora de defender sus intereses nacionales, en cualquier terreno, acuden a prácticas que dejan mucho que desear.

La globalización produce efectos negativos en muchos campos de la vida societal, por ejemplo en los recursos naturales, en el medio ambiente, en la distribución de los ingresos entre los países más industrializados y el resto del mundo, en el acceso de estas últimas naciones a la tecnología de punta y en la concentración de la población, todo lo cual son expresiones de que la igualdad en el campo internacional sigue siendo una utopía.

En este sentido citaremos a Mahatir Mohamad, Primer Ministro de Malasia, quien afirmó:
“Si algunos países en vías de desarrollo exitosos abren sus economías a diestra y siniestra, las enormes corporaciones de los países desarrollados se comerán a sus compañías locales. Un mundo globalizado no será un mundo muy democrático. Un mundo globalizado pertenecerá a los países dominantes. Ellos impondrán su poder a los demás. Y los demás no estarán en mejores condiciones que cuando eran colonias de los ricos… Así como el fin de la Guerra Fría ha traído guerra y destrucción a mucha gente, la globalización podría hacer lo mismo, o quizás peor”.(Ibid, 68)

Paradojas de la Gobalización
Aquí plantearemos las dos caras de una mismas moneda.

Primera paradoja. Hay una diseminación evidente de valores que se hacen cada vez más planetarios y que para los panegiristas de la globalización significa que los valores de los más pequeños carecen de sentido e importancia.

El mundo se hace cada vez más pequeños como resultado del triunfo de la ciencia y la tecnología, aparentemente más mecánico, impersonal, frío, calculador, pragmático, desalmado, pero lo que ocurre a diario es un despertar del sentimiento religioso y de la vida espiritual.

Segunda paradoja. El planeta tiende a uniformar sus lenguajes y a mimar al caballo del pensamiento único del cual nos habló Ignacio Ramonet en abierto desafío de la democracia en términos del respeto de “las libertades y la diversidad” (Touraine 1998, 24). Pero cada día las particularidades territoriales, exigen mayor autonomía y más aire. Los acontecimientos ocurridos recientemente el Kosovo ponen en evidencia tal situación.

Tercera paradoja. La tecnología y el proceso de globalización en la búsqueda de mayor eficiencia productiva, de menores costos y de mayor mercado, olvida con frecuencia las grandes capas de desempleados que, lejos de resolverse, son un dolor de cabeza de ardua solución. Se calcula que el nivel de desempleados o excluido se encuentra por encima de los 40 millones en los países más industrializados.(http://www.geocities.com/Athens/Olympus/5124/marcos1.html)
El mundo crece económicamente y junto a ese crecimiento muchos van quedando definitivamente fuera del proceso.

Cuarta paradoja. La globalización se fundamenta en el espíru de la libertad económica y parece cierto de que además lo hace con mayor mayor propiedad en las sociedades democráticas. Pero las democracias no son iguales en todos los países. No es lo mismo una democracia europea, robustecida durante décadas por sistema de seguridad social eficientes, que las democracias nuestras, que padecen de una debilidad institucional crónica en los términos planteados por Douglas North en su texto Instituciones, cambio institucional y desempeño económico.

De modo que las reglas de juego iguales para todos, que propone la globalización, dejan en mala posición para arrancar a muchos, que son los más. Los competidores definitivamente no son del mismo peso o no juegan en la misma liga. Hay unos, los menos, que juegan en las grandes ligas, con buenos y espaciosos estadios, que no tienen empacho ni lo piensan dos veces a la hora de proteger su agricultura, la subsidian, pero que ven con malos ojos a los otros, lo que constituyen la mayoría, que juegan en liga menores, con estadios de menor calidad, que muchas veces actúan ingenuamente, y que cuando realizan prácticas parecidas a los primeros se les acusa de atentar contra la libertad del comercio.

La quinta y última paradoja, la otra cara de la globalización, la analizaremos más en profundidad.

Mientras de un lado se expresa un proceso fusionador, paradójicamente, del otro lado se estimula la fisión, esto es, reafirmación de identidades, redescubrimiento de las diferencias que se cristalizan en conflictos.

Uno de los efectos de la globalización es el desdibujamiento de las fronteras, la que en términos simbólicos permite definir claramente los que están adentro y separa los que están afuera. Es decir, crea dos identidades, la propia y la ajena. Este proceso ha roto las fronteras al fomentar las relaciones entre los “ausentes” localizados a distancia de cualquier situación de interacción cara a cara. El lugar o locus, es decir, el espacio propio y cercano se ha convertido en un fantasma, los aspectos locales son penetrados y configurados por influencias sociales que se generan a distancia de ellos. Esto tiene un efecto paradójico: lo propio, lo cercano, es lo que se nos hace extraño, incluso ajeno, lo externo nos es más familiar, se hace más cercano (por ejemplo, respecto al conflicto acaecido en kosovo y la invasión de las Fuerzas de la OTAN, en nuestros países se conoció mucho más de esta situación que de sucesos ocurridos al interno de estos últimos).

Por otro lado, el sujeto no se limita a lo propio, se proyecta, se alarga a lo exterior y se convierte en un sujeto “cuasiuniversal”, el cual según los autores Costa, Pérez y Tropea, pierde el sentido cultural del espacio – lugar y es sustituido por un espacio abstracto, neutral, homogéneo, que no le ofrece referentes de identidad. A este fenómeno se le denomina “vaciamiento cultural de lugar”(Costa y otros 1997, 29).

Señalan estos autores que este vaciamiento tiene un efecto importante en la constitución de la identidad: pierde fuerza la dicotomía interior/exterior, los individuos son cada vez menos de un lugar o un espacio específico. Se han globalizado como la economía y la cultura.

Pero con la pérdida de unos de los elementos tradicionales de la constitución de la identidad, el espacio, y a consecuencia de su debilitamiento, se produce un movimiento de reacción, de vuelta atrás, cuyas expresiones lo constituye la tribilización, el racismo, la xenofobia, los mecanismos de marginación y los radicalismos étnicos de determinados grupos sociales que en la mayoría de los casos se manifiestan con violencia.

Esta última se expresa como resistencia de la identidad amenazada o en curso de destrucción. El mundo contemporáneo se caracteriza por una violencia que sólo puede entenderse dentro de los cambios planetarios: la globalización económica, política y cultural, con su complejidad y sus múltiples manifestaciones.

Una visión simplista de la globalización nos remitiría a sus efectos homogeneizadores culturales, no obstante y paradógicamente, debemos afirmar que ésta también ha contribuido a estimular los procesos identitarios, a la defensa de lo nacional, contra la cultura cosmopolita o transnacional.

De otro lado, la globalización de la economía ha profundizado las desigualdades y la exclusión, reforzada por el mercado generalizado, por la libertad absoluta, el avance tecnológico, por el individualismo y el consumismo. El progreso económico, una de las banderas del proceso globalizador, lleva como sustrato esta exclusión y con ello igualmente la violencia, ambas surgen de la crisis y de la dificultad de ascender socialmente, pero básicamente del sentimiento de injusticia, del no reconocimiento y de la discriminación, lo cual provoca la fragmentación cultural y social que contribuye a la globalización de la violencia.

La globalización no sólo ha contribuido a la pérdida del sentido cultural del espacio o la creación de otros más neutros, más globales. También ha contribuido a la exacerbación del individualismo, favoreciendo con ello el aislamiento progresivo del individuo y su grupo familiar. Una ciudad caótica, hostil e irracional donde predomina el ruido, el caos, con pocos espacios para compartir, para conversar, con unas comunicaciones masivas que nos dominan, lo cual contribuye al individualismo, al aislamiento que ya no sólo es físico sino también mental.

Este individualismo contemporáneo presenta dos caras opuestas y complementarias. Por un lado, un individuo que participa de la modernidad, de sus reglas de juego, de todo lo que ella ofrece a través de los medios, del consumo como ley motiv, que se estandariza, convirtiéndose de esta manera en una especie de gran centro comercial, desapareciendo prácticamente como sujeto.

Por otro lado, el individuo reclama ser reconocido como sujeto, que construye su propia existencia, con sus deberes, derechos, obligaciones e identidades. Desea diferenciarse, ser distinto, de allí surgen, como expresiones las tribus urbanas al estilo de los Cyberpunkeis, Technos, Rastafarians, Skins, las bandas juveniles armadas y otros.

Esta globalización cultural a través del consumo generalizado, del lenguaje universal de los deportes o de la música, de los noticieros internacionales, de los símbolos, de los espectáculos, difundidos y entendidos por millones de personas de diferente nacionalidad, religión y lenguaje, presenta otra cara, que es el fomento de la diversificación cultural, del aprecio de la nacional, lo distinto.

Hoy la diversidad no sólo se da entre sujetos y ámbitos distintos, entre pueblos, entre mujeres y hombres, sino que esta diversidad cultural se da en una misma persona, en una misma familia o en una misma comunidad como consecuencia de los cambios acelerados, instantáneos del mundo contemporáneo.(Ugalde 1998,p 103)
Para finalizar quisieramos con Alain Touraine decir que se ha producido una desarticulación entre el Estado, la sociedad y la cultura, que formaban un sistema relativamente integrado de instituciones, que aseguraban la igualdad individual, la solidaridad colectiva, las sociedades nacionales. Hoy día, por el contrario, se desestructuran por los efectos de la globalización. (Costa y otros 1997, 29), generando una manifestación que casi siempre se expresa a través de la violencia y que busca encarar aquellos responsables de la desintegración sociopolítica y cultural de la sociedad nacional.

CONCLUSIONES
En este ensayo pretendimos caracterizar la globalización a partir de tres nociones que son fundamentales. En primer lugar como hecho histórico, lo cual significa entenderlo como proceso, en segundo lugar como una realidad en pleno desarrollo, ineludible e inexorable, para todos los países del mundo y en tercer lugar como una ideología que, aunque propague la unicidad, no obstante, en sus propias entrañas, engendra y desarrolla una la desigualdad insalvable y que se ensancha en el tiempo, entre un grupo reducido de países(miembros del G-7 ó G-8) y la inmensa mayoría de las naciones que conforman el planeta tierra.

Luego abordamos las cinco paradojas más importantes que encierran el proceso globalizador. Estas paradojas, que expresan las dos caras de una misma moneda, van desde el campo de la ciencia y la tecnología, pasan por el terreno cultural y social, y llegan a particularizar este proceso en términos de la violencia que encierra y que, como respuesta, se expresa en el rescate y reafirmación de identidades y de la individualidad en tanto sujeto.

BIBLIOGRAFÍA
– Arraíz Lucca, Rafael (1999). “La Globalización, la cultura y el destino de las ligas menores” en el Diario El Nacional, Papel Literario, Caracas, Venezuela.

– Arrighi, Giovanni (1998) “La globalización, la soberanía estatal y la interminable acumulación del capital en hptt://www.geocities.com/Athens/Acropolis/1664/Arrighi.htm
– Bracho, Frank (1998). Petróleo y globalización ¿solución o predicción?, Caracas, Edit. Vadell Hermanos.

– Beck, Urich (1998) ¿Qué es la globalización?. Falacias del Globalismo, respuestas a la globalización, Buenos Aires, Edit. Paídos.

– Costa, Pere-Oriol y otros (1997). Tribus urbanas. El ansia de identidad juvenil: entre el culto a la imagen y la autoafirmación a través de la imagen, Madrid, Edit. Paídos.

– Druker, Peter (s/f) La economía global y el Estado nación, mineo, traducción realizada por la Lic. Rosa María Pérez, Doctorado en Ciencia Política de la UCV.

– González, Franklin (1999) “ La globalización y sus efectos sociales” art. a publicarse en la Revista Venezolana Análisis de Coyuntura, volumen 5, No.1, enero-junio, Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCV.

– Held, David (1997) La democracia y el orden global. Del estado moderno al gobierno cosmopolita, Buenos Aires, Edti. Paídos.

– Mires, Fernando (1999) “La cultura de la globalización” art. a publicarse en la Revista Venezolana Análisis de Coyuntura, volumen 5, No.1, enero-junio, Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCV.

– North, Douglas (1995) Instituciones, cambio institucional y desempeño económico, México, Edit. Fondo de Cultura Económica.

– Tourine, Alan (1998) ¿Qué es la democracia?, Buenos Aires, Edit. Fondo de Cultura Económica.

– Ugalde, Luis (1998) “Desafíos de la globalización” en Revista Sic No.603,abril, Caracas, Edit. Centro Guimilla, p144.

– Wierviorka, Michel (1997) “A novo paradigma da violencia” en Revista Tiempo Social, Rev. Social USP, Sau Paulo, No.9(1), mayo.

– Http://www.geocities.com/Athens/olimpus/5124/ marcos1.html

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