Opinión Internacional

La Gran Guerra de Chávez

Fiel a su militar interpretación de la definición de Clausewitz sobre la guerra (“es la continuación de la política, pero por otros medios”), para Hugo Chávez “la política es la continuación de la guerra por otros medios”. Mientras Corea del Norte lanza sus misiles “disuasivos”, rompiendo la “moratoria” que se había establecido en esa materia en 1999, ante el asombro y el rechazo de sus interlocutores, especialmente de China y Rusia, y también de sus enemigos, fundamentalmente Estados Unidos y Japón, el Ministro de Información, William Lara, declaró manifestando su defensa del experimento militar coreano al expresar que “la humanidad tiene derecho al desarrollo científico y tecnológico, sin exclusiones. No comparto que solo un grupo de países privilegiados tengan el derecho de desarrollar la tecnología misilística y al resto de la humanidad se le prohíba”.

No se trata de respaldar el avance científico y tecnológico relacionado con la energía nuclear para uso pacífico, tal como es la posición oficial de Venezuela en relación con Irán. El gobierno de Corea ha sido sincero. Dentro de la hipótesis de iniciar una guerra nuclear si es atacada, sus misiles son para la guerra, tal como lo afirmó la Agencia Central Norcoreana, justo cuando se esperaba el lanzamiento de un misil de alcance intercontinental, el Taepodong 2, con capacidad para llegar a Estados Unidos.

La capacidad nuclear bélica se ha convertido, tal como ocurrió en la Guerra Fría, en arma principal de disuasión, y ningún país que aspire a formar parte del “nuevo orden” multipolar podrá hacerlo sin disponer de armamento nuclear, así estén justificados los desarrollos nucleares pacíficos por razones valederas (por ejemplo, para el año 2020, el 80 por ciento de la energía eléctrica que se producirá a escala mundial será generada por energía nuclear).

La OTAN condenó el lanzamiento de los misiles, señalando que “amenazan la estabilidad de la región y del mundo”. El Consejo de Seguridad de la ONU discute qué sanciones debe imponer a los norcoreanos. Japón prohibió la entrada de funcionarios de ese país a su suelo, así como a tripulaciones de barcos y aviones norcoreanos El Ejército de Corea del Sur aumentó su nivel de alerta. Estados Unidos advirtió que “tomaría las medidas necesarias para protegerse a sí mismo y a sus aliados”. Hugo Chávez anunció una visita oficial al gobierno de Corea del Norte.

Paralelamente, a la par que se desarrolla la guerra asimétrica entre israelíes y palestinos, contienda que puede extenderse con carácter nuclear táctico a Irán, Siria y el Líbano si la alianza entre Hamás e Irán se concreta militarmente, Chávez se pronunció contra la acción militar israelita. “Israel debe respetar al pueblo palestino, un pueblo que tiene años luchando por su libertad e independencia”, señaló, para agregar que “de manera enfática el gobierno venezolano rechaza la violación a la soberanía palestina y exige respeto”. Un cable de la Agencia Bolivariana de Noticias no deja lugar a dudas sobre la reciedumbre de la posición venezolana: “la realidad inocultable es que el imperio e Israel, su gendarme en el Medio Oriente, son los verdaderos terroristas”, (ABN, 04-07-2006).

El oso ruso despierta

Después de casi dos décadas, Rusia, bajo la conducción de Vladimir Putin, decidió reclamar su “espacio vital”, por ahora restringido a un grupo de países vecinos que son fieles a Moscú. Su capacidad nuclear y su potencialidad petrolera lo han devuelto al mapa del poder real mundial.

Luego de constituir una alianza con China, la principal potencia económica mundial emergente, Rusia fue tomando medidas para proteger sus intereses contra la “invasión” de bases estadounidenses cerca de sus fronteras. Posteriormente formó el Grupo de Shangai (Organización de Cooperación de Shangai-OCS-), con China, Kirguizistán, Tayikistán, Uzbekistán y Kazajstán.

Por más que el Secretario General de la Organización, el chino Zhang Deguang, aclaró que el grupo no es “una versión oriental anti-OTAN”, ni se transformará en una alianza militar, en la reunión del 15 de junio pasado se incorporaron, en calidad de observadores, Irán, India, Pakistán y Mongolia. El juego geopolítico mundial es, a la vez, complejo y claro.

En la reunión del Grupo de Shangai conversaron Putin y el presidente iraní Ahmadinejad sobre la cooperación ruso-iraní en materia de gas y petróleo. Mikhail Margelov, responsable de asuntos internacionales en la Cámara Baja del parlamento ruso sostuvo que “Irán podría ser para Rusia una puerta al Asia, y Rusia ser para Irán una puerta a Europa”.

En cuanto al tema nuclear, Rusia ha insistido en que Irán debe mantenerse bajo su tutela, algo sobre lo que no hay acuerdo.

Los intereses rusos en el mundo árabe en el siglo XXI pueden definirse de manera simple: la Liga Árabe está compuesta por 21 miembros. La Conferencia Islámica Mundial, por representantes de 57 naciones musulmanas. En el mundo hay más de mil millones de musulmanes. El mundo árabe islámico, mayoritariamente enfrentado a Estados Unidos, es un excelente mercado para el material de guerra de Rusia, segundo productor de armas del planeta.

Rusia y China, por ahora, han decidido asumir el papel de mediadores en los conflictos internacionales, la mayoría de los cuales incluye a Estados Unidos, nuevamente el rival estratégico. La Guerra Fría ha terminado. Pero otras guerras están en desarrollo. La Paz Caliente es una paz armada, y armada con bombas nucleares. Ese es el poder de Rusia. La era de las pequeñas guerras (Malvinas, Kosovo, Nepal, Yemen, guerras civiles africanas, entre otras) parece querer dar paso a otra etapa de guerras mayores, transfronteras, que van mucho más allá de aquellas contiendas de posguerra mundial como Corea, Indochina, Golfo Pérsico, Afganistán, etc.).

El General Alexander Belousov, Viceministro Primero de Defensa ruso, ya avisó que antes de que finalice 2006 el ejército ruso se habrá modernizado en términos convencionales e incorporará un nuevo sistema de misiles que, según Yuri Baluyevski, Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas rusas, es “capaz de burlar la más sofisticada defensa antiaérea”, en alusión al sistema de “Guerra de las Galaxias” de Estados Unidos.

Para que quede claro hacia dónde va Rusia, la Duma –Cámara de Diputados- aprobó el pasado 5 de este mes una ley que permite al presidente Putin emplear para la lucha antiterrorista el ejército y los servicios secretos en cualquier lugar del mundo.

Las dos Guerras de Chávez

En este contexto de preguerra global hasta la construcción del nuevo orden mundial (unipolar, multipolar o integrista), Hugo Chávez se mueve en varios tableros. Por un lado estableció una “alianza estratégica” con Irán, donde, además de las decenas de convenios firmados que abarcan casi todas las áreas de la economía binacional, ha respaldado, junto con Cuba y Siria, la posición de Irán frente al vital tema nuclear. Por otro, comparte con Irán la intención de hacer valer el petróleo como arma estratégica si se produce un ataque o invasión de Estados Unidos. Su próxima visita a Teherán posiblemente signifique un paso adelante en el marco de esa relación.

El vínculo entre la República Bolivariana de Venezuela y la República Islámica de Irán, considerado como estratégico por ambos gobiernos, ha pasado a ser el verdadero test sobre el alcance del compromiso de Chávez en los movimientos preguerra global que amenazan el planeta.

Además, ha reforzado la relación con Rusia, de la cual pasa a convertirse en un importante cliente para compras de armamento y de transferencia de tecnología bélica. La presencia del legendario General Kalashnikov en el desfile del 5 de julio simboliza esa situación.

El anuncio de que en los próximos días viajará a Rusia, China, Irán Vietnam y Corea del Norte demuestra la intención de Chávez de estar presente en la discusión por el nuevo liderazgo mundial, para lo cual es necesario, en su criterio, derrotar a Estados Unidos.

Además, Chávez busca, afanosamente, establecer “ejes” y “polos” de poder continental. Constituida la alianza revolucionaria con Cuba y Bolivia, Chávez quiere afianzar el “eje político-estratégico” Caracas-Buenos Aires, por ahora con la notoria ausencia de Brasil, que llega en su paciencia hasta un Mercosur que no salga de sus manos y de su meta, que es la de generar un gran mercado manejado por Brasilia.

Pero Chávez sabe que no puede perder tiempo. Por eso, apenas designada Venezuela como miembro del Mercosur, recordó nuevamente la tesis de la creación de una fuerza armada sudamericana común: “Debe llegar el día en que el Mercosur tenga una organización de defensa, donde vayamos fusionando las fuerzas armadas de nuestros países y donde enmarquemos una estrategia propia de seguridad, de soberanía y de defensa”, dijo. Además, reiteró la necesidad de la fusión pueblo-ejército.

En este aspecto la tarea será más difícil -aunque tal vez no tan problemática- que la de las alianzas con Irán y Moscú. Si bien Chile, Venezuela y Brasil encabezan el gasto militar regional (Strategic Studies -IISS- y Centro de Estudios para la Apertura y el Desarrollo de América Latina -Cedal-), Chile ha optado por la adquisición de tecnología más avanzada, mientras Venezuela ha comenzado una estrategia enmarcada en el concepto de Guerra de Resistencia (Asimétrica), que le permita a la población acceder a las armas, pensando en una guerra donde el factor tiempo (desgaste) desplace al tecnológico. Brasil es el gigante militar de la región y exporta armas.

Para Chávez la fuerza armada es cívico-militar y atiende al lema “pueblo en armas”. El ejército hacia el cual apunta Chávez es el de Bolívar (Ejército Libertador), fusión entre la tropa y el pueblo en armas, dentro del concepto de guerra asimétrica, donde el antiguo soldado de academia se confunde con la población (Irak), para enfrentar al enemigo por el camino de la sorpresa. Eso solamente ocurrirá luego de que se atraviese la etapa de guerra convencional, si la hipótesis de guerra que se produce es el conflicto por extensión fronteriza (Baduel), que puede venir por la activación, en la frontera colombo-venezolana, del Plan Colombia (Estados Unidos-Colombia), ya en su fase andina.

Por eso la guerra de Chávez es combinada. Convencional, con los componentes formales en plena actuación, si el “eje” Washington-Bogotá decide atacar por la vía de Colombia. Y asimétrica, si el apoyo -abierto o encubierto- del Comando Sur al Ejército de Colombia hace imposible el triunfo en la confrontación bélica, o si Washington decide acelerar e invadir por su propia cuenta.

Brasil, por su parte, juega a sus propios intereses. Más allá de las sonrisas y los abrazos de Lula y Evo Morales, su problema hoy es el gas boliviano, y ha llegado a replantearse las prioridades bélicas, dejando en un segundo lugar su presencia en el Plan Colombia-Andino (guerrilla y narcotráfico). La jefatura militar ha filtrado a la prensa un documento donde se señala (Correo Brasilienze) que “las consideraciones militares ya están presentes en el enfoque sobre el vecino boliviano”. Brasil acaba de realizar la Operación Timbó, un ejercicio de guerra irregular, en el Estado Acre, ubicado en la frontera amazónica con Bolivia.

Las FAN brasileñas le han enviado un mensaje a García: “que ningún país se sienta en condiciones para desafiar a Brasil”, advirtiendo que “la paz en Sudamérica se ha tornado incierta”.

En Argentina, por su parte, el ejército ha hecho demostraciones de rechazo a la reforma que adelanta Kirchner y existe un fuerte cuestionamiento a su liderazgo. Los ejércitos de Chile, Argentina, Uruguay, Perú y Paraguay tuvieron mucho que ver en la guerra antiizquierdista de los años 60, 70 y 80. Y todavía conservan la ideologización anticomunista que nació en la Escuela de Las Américas. Hoy esos ejércitos están mucho más cerca de la Colombia de Uribe que de la revolución bolivariana.

Chávez, es cierto, ha colocado a Venezuela en el mapa de la gran política mundial. Se terminará de ver muy pronto.

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