Opinión Internacional

La oposición en cuarentena

Se dicen muchas cosas de la oposición. Para comenzar el presidente Evo Morales y su partido apenas asumieron el gobierno no escatimaron los ataques a los opositores a su régimen, de tal modo que han pretendido derrumbar todo lo que había de oposición en el país, en una tarea altamente demoledora, mucho más de lo que usualmente hacen todos los gobiernos, puesto que ellos sabían que venían a cambiar la constitución, a instalar la reelección y a intentar eternizarse en la silla presidencial.

El ascenso del MAS al gobierno fue tan planificado que tomaron el debido cuidado de dejar tras ellos una estela de sangre, razón por la que se produjo el “octubre del 2003” que se constituyó en la bandera insurreccional y revolucionaria para dejar por sentado que todo lo que perteneciera al pasado y por lo tanto a los partidos tradicionales tenía que ser borrado de la faz del país, triturado políticamente, perseguido y por supuesto penalizado.

Claro que el pasado opositor no fue una taza de leche, está plagado de errores, desaciertos y malos manejos, pero que en el recuento final, estos no resultan más graves que los que ha cometido el actual gobierno en tres escasos años de gestión, por lo que ya podemos hacer las previsiones de lo que puede ocurrir a nivel de corrupción, violación de derechos y hasta violencia de Estado si es que el actual gobierno se afinca en el poder con amplia mayoría tal como lo planifica y para lo que trabaja con esmero en el presente periodo re eleccionario.

La oposición por su parte, salvo algunas excepciones de gente joven que no pudo luchar contra la corriente pero mantuvieron una sana distancia, en gran medida siguió autodestruyéndose en la presente gestión, fue de tumbo en tumbo, le dio la mano al gobierno cuantas veces este la necesitó para salvarse y como ocurre en la consabida historia el gobierno en cada salvataje que le hacían se ocupaba de ahogarlos, esperaba que se lanzaran a la piscina para socorrerlo y luego ellos mismos se ocupaban de empujarlos al fondo asegurándose de que saldrían ahogados.

Ahora, en periodo pre eleccionario, se necesita sin duda consolidar una oposición y el problema es mayúsculo porque esta se atomiza y subdivide en lugar de formar un bloque que podría darle una buena batalla al Movimiento Al Socialismo. La oposición sigue con las barbas en remojo y sus candidatos en cuarentena, pues sorprendentemente existen muchos cálculos políticos y se multiplican las agrupaciones, sin que se logrue consolidar un bloque opositor que represente a los que no están de acuerdo con el gobierno de Evo Morales y la forma en que este está transformando el país.

En el momento presente se están cometiendo varios errores porque no se está tomando en cuenta que no se deben excluir los partidos políticos canjeándolos por las agrupaciones ciudadanas. Los partidos políticos MNR, MIR, ADN, son los que tienen estructura y es una tontería seguirle la corriente a Evo Morales que como el mono mayor hace con el sistema político boliviano lo que le da la gana, porque no es más que diga destruyamos los partidos, no más partidos porque son corruptos, no sirven, o lo que le viene en ganas decir para bloquearlos y todos repiten como loros, no con los partidos tradicionales, iremos sólo con agrupaciones nuevas, etc. Estamos de acuerdo que no es tiempo que vuelvan los viejos caudillos, pero en este mundo en el que el tiempo no es sólo el tiempo cronológico sino el tiempo de ejecuciones, de percepciones, el Mas en tres años se ha transformado ya en un partido de viejos vicios y escaldado de corrupciones múltiples, entonces no tendrían que ir ellos tampoco para que la ley sea pareja. Pero en estas cosas nadie repara, o no quieren reparar por hacerse los post modernos de la política o por calcular por el método de las cabañuelas políticas.

Si dejamos el método del mono mayor tienen que alinearse todos los partidos en un frente amplio o bloque de unidad, pues ahí comenzará un bloque opositor con las características macros que necesita el momento político actual. Así mismo muchos deberán resignar sus ambiciones personales, pues hay que leer el momento político presente que dice que no van a poder ir todos de ninguna manera, ni siquiera deben ir dos opositores, sólo debe ir uno en alianza con todos siguiendo ese viejo lema de los mosqueteros “Todos para uno y uno para todos”, muy difícil de cumplir en la realidad pero absolutamente imprescindible en la coyuntura actual que nos muestra que se está concretándose una modificación del sistema político, que no admite equívocos de cálculo o de interpretación porque de hacerlo se irán todos los equivocados por el caño de desagote. Por un lado está el MAS y por el otro deben estar el bloque de centro izquierda o derecha, como quieran llamarlo y este con dificultades, con esfuerzos, con dobladas de cola y todo tiene que conformarse si se quiere buscar cotrarrestar el efecto dominó que ha provocado el MAS.

Otra situación que no debe dejarse de lado es que el país está polarizado, lo dicen los hechos, las encuestas, la realidad en todas sus manifestaciones, razón por la que la visión país que va a primar es la que se arriesgue a dar el salto, porque la polarización pre existe a la elección de diciembre y todo lo que percibe como positivo La Paz y El Alto lo percibe como negativo Santa Cruz, el Oriente todo, Tarija, Cochabamba, Chuquisaca. Entonces el líder debe salir del bloque que busca un contrapeso del poder y debe dársele fuerza y la ola tiene que encumbrarlo y algunos tienen que darse cuenta que son chicos en economía, en población, etc, por lo que el líder debe ser un exponente del recambio del eje del poder que se está anunciando en Bolivia y que se debe buscar que se despliegue, en contraparte al proyecto de Evo que piensa dejarlo en La Paz, El Alto y punto, para siempre.

Por su lado el Conalde, no debe entorpecer la situación dando su aprobación o desaprobación a unos u otros. Debe ejercer su función encargándose de aplicar las autonomías y vehiculizar soluciones y vínculos para los que están en la arena política nacional. De otra manera sería una intervención equívoca el entorpecer aún más las situaciones que están en un proceso de difícil resolución.

Ha llegado la hora de la hora y los actores políticos deben terminar sus negociaciones y salir de la peligrosa etapa de cuarentena en la que se han recluido. En Bolivia el sistema político debe consolidar dos bloques, el del Mas que ya está hecho, armado y al ataque y el bloque de la centro derecha que implica la sobrevivencia de un sistema político que no sea peligrosamente monopartidista.

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