Opinión Internacional

Las dictaduras cansan

Con lo ocurrido en Egipto y Mubarak parece ser que las dictaduras, sea cual sea su laya, empiezan a cansar a los pueblos. No importa que enarbolen el socialismo y quieran hacerlo el longevo pretexto para desbaratar una nación, igual da que sea una dictadura derecha y militarista. Todas se juntan al final en sus principios, milicias armadas, autoridad omnímoda, acaban con el patrimonio público en función de un proyecto personal, y después no quieren irse del poder e inventan los mil y un subterfugios. Se arrogan cambios constitucionales  para dar apariencias democráticas, prolongando el mandato presidencial con repetidas reelecciones. Parecieran hasta creíbles en algún momento, viendo los exacerbados histrionismos de sus “lideres”. Uno de ellos de savia histórica fue Mussolini excelente payaso, fundador de los Los fasci di combattimento. Mussolini sigue liderando los ideales de un buen dictador aunque éstos se auto denominen representantes del socialismo. Las dictaduras se han remozado y  muchas veces llegan al poder sus actores a través del voto popular, pero en el camino van abandonando esos principios, y para los organismos supranacionales anquilosados es difícil concluir cuando se trata de una dictadura por su origen o comportamiento; incluso estos organismos están penetrados por dictadores disfrazados de socialistas. Sólo Cuba en la America hispana es reconocida como tal y carga en condiciones de opresión cincuenta y dos años, probablemente será ella el bastión que primero fenecerá, cuando una de esas revueltas como las que miramos en el medio oriente la tache del firmamento  y se restablezca una democracia, devolviéndole la libertad a los cubanos y el derechos al trabajo y a vivir dignamente.

Los acontecimientos de Túnez y Egipto, también ponen en evidencia que la libertad se reconquista en las calles arriesgando la vida si fuera necesario, porque los métodos electorales son los primeros amañados por estos especimenes autocráticos, creyéndose a los mismos tiempos imprescindibles para los procesos “revolucionarios”. Esos iluminados se aferran al poder de una manera tal, que no se piensan deban ser sustituidos.

Así se enquistan con repetidas reelecciones. Tampoco importa que sean pro yanquis o pro cubanos o ahora iraníes, el espejismo de la guerra fría sigue vigente en sus encogidas mentes. Lo  evidente es que el país donde se encuentren lo arruinan y sus fortunas personales y las de sus allegados aumentan, la corrupción se hace una práctica frecuente y los recursos naturales de esas naciones son manejados a su antojo. El final es uno solo, la destrucción total, pero los pueblos se están cansando viendo tantas promesas vacías y llegará el momento en que se la jueguen con un “Patria o muerte” y salgan de sus casas dispuestos a darlo todo en aras de la libertad.

Es posible que la máxima de  George Orwell afirmando que los pueblos terminan amando a sus tiranos comience a decrecer y advirtamos muy pronto importantes cambios a nivel mundial, y en nuestro continente la desaparición del comunismo cubano y de sus aláteres. Insisto en Cuba, porque es de allí de donde provenien todas las cadenas para atar a sus socios y es ella la que en peores condiciones se encuentra para mantenerse como una dictadura añosa. En  Suramérica empezaron también los cambios arrancando por Brasil y Argentina, dos damas presidentes que tienen en sus predios gran responsabilidad sobre el futuro del área, y que no aparentan en la actualidad estar casadas con nadie sino con el desarrollo de sus naciones. Entretanto, seguiremos observando a donde nos conducirá la rebelión de Egipto si es un acontecimiento para bien o para mal de la humanidad, en un desempeño de añoranza por la paz.

Paz es lo que proclama el orbe aunque las guerras sigan sucediéndose y aunque existan aún desquiciados empeños en jugar a ellas y a los enfrentamientos. Como los niños cuando sobre un tablero colocan sus soldaditos para afrontarlos en ficticios encuentros. Así se juega muchas veces el futuro de una nación y con la vida se sus habitantes, sembrando inquinas y dividiéndoles entre rojos y azules.

Hasta que llega el momento en que tienen de frente a la realidad y se topan con un población enardecida en las calles, y entonces quieren “rectificar” cuando ya la muerte con su aura reclama la libertad a la vida. Pues, la lección comienza a impartirse y la gente empieza a despertar en este “mundo ancho y ajeno” en parte descrito por Ciro Alegría.

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