Opinión Internacional

Las FARC y Clara Rojas

Desayunar con Clara Rojas nos confirma muchas de las cosas que veníamos suponiendo y sosteniendo sobre las FARC y sus actividades irregulares. Llega puntual a la cita, camina menudo, viste sencillo y su rostro muestra sorpresa, inquietud y curiosidad sobre esas personas que no conoce, pero con las que ha accedido a conversar.

Me interesa conocer sobre el inicio de su actividad política y relata el contacto directo, personal con la sociedad de Bogotá, con miras a generar una alternativa de poder frente a los dos grandes partidos. Tenían tres nobles objetivos: Exigir el respeto a la Constitución. El seguimiento y control de las instituciones y la defensa y protección del medio ambiente. Asume la ingenuidad de ella y su compañera Ingrid Betancourt al querer asistir a la zona del Caguan, en un momento en que se había cancelado las conversaciones de paz y temían un incremento de la violencia en contra de la población civil. El alcalde de la zona las había llamado y ellas entendieron que era su responsabilidad hacer acto de presencia. El helicóptero oficial no les permitió embarcarse y las guapas damas asumieron el camino por tierra, con la posterior historia del cautiverio.

Clara confiesa su conocimiento previo sobre las FARC, desde una perspectiva académica, informativa. Y su posterior frustración. “Cuando estuve en la selva me decepcioné. Me di cuenta que esa gente no tiene ideología, que está aislada de todo mundo y que desconoce todo lo que pasa a su alrededor. Son como especie de dinosaurios. Y aun así, han sido responsable de todo un clima de violencia y de inestabilidad en nuestro país por mas de 50 años”, palabras mas, palabras menos. Agradece a Dios y a los actores políticos, incluyendo el Presidente Chávez, el milagro de su liberación y el encontrarse con su hijo Enmanuel, hoy sano y en condiciones estables. Quiere hacer algo por quienes aun están privados de libertad y para eso cuenta con el apoyo de organizaciones no gubernamentales de Colombia y del mundo, sin descartar el apoyo de gobiernos.

Salgo del desayuno a compromisos académicos y me quedo pensando en el transito milagroso de esta menuda mujer de la esclavitud a la libertad. Pienso en la suerte de zulianos que hoy están secuestrados, los que están secuestrando en este momento, y los que vendrán mañana, porque esa gente de la FARC a que aludió Clara Rojas entre jugo de naranja, arepas y huevo revueltos, las tenemos desayunando aquí con nosotros, hambrientos de violencia.

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