Opinión Internacional

Latín, por siempre latín

El Latín nos remonta hacia nuestros orígenes culturales y nos orienta en la búsqueda constante de nuestra identidad.

En esta tarea de despertar interés y lograr nuevos cultores del Latín, me llena de satisfacción mencionar a un exponente altamente calificad de la cultura latina y de su lengua, el Lic. P. José Juan Del Col, Director del Instituto Superior Juan XXIII. El Padre Del Col, es autor además de numerosas obras escritas y embajador de Don Bosco. Es Él quién nos adentra en la comprensión de la importancia del Latín desde el punto de vista lingüístico y educativo; como medio de comunicación y como punto de encuentro de valores religiosos y cristianos.

Su estudio presenta los motivos para reimplantar o conservar e incluso potenciar el estudio del Latín, no solo en nuestro país, sino en todos los del área cultural del Occidente, tanto de Europa como de América.

Son muy importantes reseñar los fundamentos para lograr la concientización al respecto. La cultura latina y la lengua que fue y es el vehículo de la misma, nos deben interesar vivamente, porque es una llamada a nuestros orígenes culturales que reafirma nuestra identidad.

En la actualidad, el Mundo Occidental aprovecha las ventajas subsidiarias como clave de lectura e interpretación de las ciencias del derecho (jurisprudencia), la filosofía, la literatura medica y la oratoria por señalar algunas.

La lengua latina no debe desestimarse, de lo contrario se pierde el andamiaje necesario para entender a las manifestaciones culturales latinas, lo que equivaldría a perder el hilo de Ariadna. Nuestra civilización recibe constantes y originales aportes del Latín, por ello debemos rescatarlo para llevar a un rango elevado en la actualidad.

Es importante el desarrollo del tema sobre la base de la importancia del Latín como lengua desde el punto de vista lingüístico y educativo; como instrumento de comunicación y como vinculo presente en la literatura latino-cristiana.

Argentina y Venezuela integran América Latina, que a su vez se subdivide en América española o Hispanoamérica y en América portuguesa o Lusoamérica. Por ello nuestras naciones son de raigambre latina.

Nos reconforta saber que en la enseñanza del Latín desempeñaron un papel preponderante los Sacerdotes Jesuitas, en estricto cumplimiento del “ratio studiorum” o código pedagógico que resumía y pormenorizaba el método de la tradición educativa del siglo XVI (Conf. Solari, Manuel H.). No es menos cierto que esa “ratio studiorum” se identifica con la educación humanista de tipo clásico.

“A juicio del P. Guillermo Furlong, S.J., en el marco de tal educación se forjo la personalidad de los próceres que intervinieron en los sucesos de 1806 y 1807, cuando las invasiones inglesas, y luego en la iniciación de la Revolución de 1810 e igualmente en la Declaración de la Independencia en 1816” (Conf. Del Col, Juan José).

La enseñaza del Latín siguió subsistiendo en el Ciclo Básico en la reestructuración del secundario, pero para pocos colegios y con escasas horas semanales.

Dos años mas tarde, se desarrolló un Seminario Nacional de Educación donde se dieron lugar a las propuestas mas jerarquizadas sobre el tema que nos ocupa. Desafortunadamente las Conclusiones Finales no fueron publicadas en forma oficial, no obstante la trascendencia del Despacho Definitivo de la Comisión Nº 29 que establece la siguiente Recomendación nos ilustra de una realidad (Conf. Conclusiones Finales pp. 152/3):

Considerando:

  1. Que la historia de nuestra civilización y de la misma cultura universal no registra ningún otro medio más conducente al desarrollo de la inteligencia y a la formación integral del hombre que el estudio de las lenguas y culturas latina y griega;
  2. Que la lengua latina en particular es indispensable para entender a fondo nuestra lengua, que es el romance, y que la cultura latina cuyo dominio se adquiere tan solo con un contacto inmediato e intimo, es indispensable para comprender nuestra misma cultura y civilización occidental,

Se recomienda:

  1. Que en la reestructuración de la escuela media se asigne lugar preferente al estudio de las humanidades clásicas, especialmente de las latinas;
  2. Que en el ciclo básico de todas las divisiones se incluya el Latín como materia de promoción y equiparándolo al castellano en el número de horas de clase.

Lo cierto es que el Latín se estudia en los Profesorados de Castellano, Literatura y Latín.

«En el IV Congreso Internacional sobre Latín Viviente que se llevo a cabo en Aviñón, del 01 al 03 de abril de 1969, Antonio Freire manifestó su persuasión de que debería dedicarse al Latín no menos de 5 años. Otro latinista español, José Jiménez Delgado, según el cual habría que empezar la enseñanza del Latín no mucho después de los 10 o 12 años de edad. Reprodujo al respecto un documento de la UNESCO netamente en consonancia con esta opinión pues afirma lo siguiente: «Es de desear que la enseñanza de las lenguas clásicas en los establecimientos del nivel medio se dirija a los niños aptos a recibirla intelectualmente halando, prescindiendo de toda consideración de clase social, y que estos inicien este estudio lo más pronto posible, es decir, desde el paso de la escuela primaria a los gimnasios o liceos» (Conf. Del Col, Juan José).

Pero la realidad es otra. El Latín está lejos de ser motivo de estudio y el sistema educativo no hace nada por reivindicarlo. Los métodos empleados en su enseñanza resultan para algunos poco actuales, aunque peor resulta que no se insiste en la veta cultural. Además los tiempos actuales no son respetuosos de aquello que debe ser. Hoy existe una cultura materialista, acomodaticia y avasalladora de las ciencias humanas.

También se debe hacer frente a un injustificado ataque que sufre el Latín cuando se dice que su enseñanza es elitista y que va en contra del espíritu democrático. Nada mas impropio que estos infundios porque la materia obliga a todos por igual y no exceptúa ni atenta contra la democracia.

El Latín es el idioma oficial de la iglesia puesto que constituye un instrumento de unidad, coherencia y claridad doctrinal. El Papa Juan XXIII promulgo una Constitución Apostólica, la Veterunm Sapientia, que trata de la proporción del estudio del Latín y de los pasos a seguir para desarrollar los estudios en los Seminarios Menores y en los establecimientos educativos y de mas Universidades o Facultades Eclesiásticas.

El 3 de septiembre de 1978, Juan Pablo I reivindicó en su discurso la lengua que intentamos preservar. Pronunció en Latín la primera parte de la homilía con la cual daba inicio a su pontificado y señaló: “Hemos querido comenzar esta homilía en Latín, porque, es sabido, es la lengua oficial de la iglesia, cuya universalidad y unidad expresa palmaria y eficazmente” (Conf. Del Col, Juan José).

Pero los tiempos y el camino cibernético parecen ir de la mano y en la dirección http://www.latin.org, nos comunicamos la pagina de SALVI (Septentrionale Americanum Latinitatis Vivae Institutum). No todo está perdido, el Latín está al servicio de la informatica, colabora con el conocimiento más acabado del inglés y del alemán y sirve para aprender mejor nuestro idioma.

“El Prof. Robert Sautel, en el IV Congreso Internacional sobre Latín Viviente que se llevo a cabo en Aviñón, del 01 al 03 de abril de 1969, llegó a afirmar: Todas las lenguas en uso hoy en Europa e incluso en otros continentes derivan del Griego o del Latín o se sirven de nuestros vocablos con el mismo origen; es evidente entonces que conocer el Griego y el Latín lleva a conocer mejor su propia lengua y su propia Patria, y a poder aprender más fácilmente otras lenguas” (Conf. Del Col, Juan José).

Cuando nos referimos a los valores propios de la naturaleza humana, necesariamente debemos hacer mención a la latinidad. Existe una línea de pensamiento que se incorpora a la cultura occidental gracias a la literatura latina. Los valores implícitos en la libertad y la paz subyacen en el Latín y mas específicamente en la literatura cristiana porque el cristianismo dignifica la libertad, la paz y la armonía. Es un no al poder del materialismo que muchas veces desencadena la guerra.

El Latín no solucionara de pleno los problemas humanos en gran medida contribuye a desentrañar el pensamiento que anida en cada componente de “el todo humano”.

La cultura es el elemento diferenciador de los pueblos. El Latín permite acceder a la cultura desde un ángulo original porque se remonta a la Génesis de nuestra cultura, expresión digna de preservar.

En mi profesión de abogado, constantemente recurro al Latín, porque representa la verdadera esencia del derecho. El mundo jurídico, esta plagado de razonamientos estrictamente vinculados con la lengua de marras. Como cristiano me siento sumamente inspirado cuando asisto a un misa en Latín, el idioma oficial de la Iglesia de Cristo no debe ser suplantado ni desnaturalizado porque sería como atentar con nuestra propia cultura, identidad y esencia religiosa y cristiana.

Bibliografía consultada

¿Latín hoy? por: Juan José Del Col – Instituto Superior Juan XXIII – Bahía Blanca 1999.
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