Opinión Internacional

Lección de grandeza

Que duda cabe que gracias al voto mayoritario blanco, una familia afro-americana hará su entrada en la Casa Blanca. El hombre, Barack Obama, un mestizo hijo de un africano inmigrante y de una estadounidense blanca. La esposa, Michelle descendiente, a la vez de esclavos y de propietarios de esclavos.

Mas alla de la crisis financiera, del desempleo, de las 10.000 familias que son expulsadas de sus casas cada día por no poder paga sus hipotecas, la candidatura de Obama significó para la población blanca la oportunidad de resarcirse, de evacuar la culpabilidad latente que les dejo el haber usufructuado el beneficiado de la mano de obra esclava. Al ver al candidato ganador subiendo al estrado, ¡cómo no recordar los barcos negreros que conducían a América los esclavos en condiciones infra-humanas! La mano de obra esclava es uno de los rasgos que caracteriza al continente americano: rasgo compartido por todos los países que lo integran, situandolos en ese aspecto en posición de igualdad.

Pero cabe decir también, que el candidato presentaba todos las cualidades, pues no se elige a quien va a dirigir, al que todavía es el país mas poderoso del planeta, en base al color de la piel. Tanto Barak Obama, como Michelle, su esposa, pertenecen a una elite; la que egresa de las mejores universidades del país. Es decir, ambos son profesionalmente competentes. Obama escribe admirablemente, posee un absoluto dominio del idioma. Su retórica es austera y cada palabra de sus frases carga un significado; límpida, evita el adjetivo.

Pese a las demostraciones de pasión por parte de sus simpatizantes, mantiene la distancia. Nada de obscenidades populistas tan de boga en estos tiempos, tanto en europa como en América, y en aquellos que se reclaman portavoces de posturas etnicistas. Creo que se equivocan profundamente quienes creen que con decir que «quieren hablar con el negro» (Chavez refiriendose a Obama) van a establecer una complicidad salvando las normas que rigen las relaciones entre Estados y que impone el protocolo y la diplomacia. O, como Fidel Castro, que parece haberse fijado por primera vez en los rasgos de un mestizo de blanco con africano, y describe de manera adulante, condescendiente, con el propósito manifiesto de seducir, los rasgos del ya hoy presidente electo : «es en parte de origen negro, y en él predominan el color oscuro y otros rasgos físicos de dicha raza.” (Fidel Castro). Cuba, precisamente, el país de America Latina en donde se practica la mayor segregación racial del continente, – los mulatos y los negros que alcanzan el 60% de la población, son abolutamente minoritarios en los organos de poder. Y en los papeles estelares de la producción cinematográfica cubana, los afro-cubanos, son inexistentes, mientras, en Estados Unidos en donde constituyen una minoría que apenas llega al 15%, sin embargo, se ha avanzado de manera contundente en matería de inclusión de las minorías.

Creo que se equivocan quienes esperan encontrar en el próximo presidente de Estados Unidos una acogiada privilegiada en base al color de la piel, o a cierta ideología barata, que lo incitara a dividir al país entre blancos malos y negros o minorías buenos. Obama es quien declara en su primer discurso: «Somos y seremos siempre Estados Unidos de América» y «un nuevo amanecer del liderazgo americano ha llegado. Y a aquellos que quieran derribar ese mundo, los venceremos. (…) Y a aquellos que se preguntan si el faro de América brilla todavía, esta noche, hemos demostrado una vez mas que la verdadera fuerza de nuestro pueblo proviene, no del poder de nuestras armas ni de la escala de nuestra prosperidad, sino del poder de nuestros ideales: la democracia, la libertad y la esperanza que no cede.» Palabras con las que quiere demostrar que su deber es reconciliar al país consigo mismo, y que el no es un presidente negro, sino el presidente del cambio que le dará de nuevo a Estados Unidos su orgullo y pondrá de nuevo en órbita el sentimiento de destino manifiesto del cual ese país se siente haber sido investido por los padres fundadores.

Alguien que ha sido capaz de conducir una campana electoral que ha durado dos años. Que ha logrado vencer al aparato electoral del Partido Republicano, que logrado vencer al aparato electoral de los Clinton, es decir dentro de su propio partido; alguien que enfrento situaciones de intensa tensión frente a Hilary Clinton y frente a su contrincante republicano, que hubieran podido hacerle abandonar su talante de emoción controlada, sin abandonar su serenidad, ha demostrado ser un político de cuidado. Sin dejar de mencionar la manera como se desarrollo la campaña electoral que debería ser objeto de estudio, y servir de inspiración.

Quizá una de las notas mas conmovedoras y dignas de admiración la noche de la elección que deja mucho que decir acerca del talante democrático de Estados Unidos y de su conciencia de nación, fue la reacción noble, elegante de John McCain en el discurso que pronunciara ante sus electores en el que les anunciaba su derrota. Reconoció el carácter histórico de la elección de Barack Obama y el significado particular de esta para los afro-americanos y «el orgullo que deben sentir esta noche». También recalcó que «pese al largo camino recorrido desde que injusticias pasadas mancharon en el pasado la reputación de nuestra nación y que impidieron vivir plenamente su ciudadanía, esa memoria permanece todavía como una herida.» En este punto se le debe reconocer a Georges W. Bush haber sido el quien abrió la vía nombrando a Condoleeza Rice a Collin Powell, dos afro-americanos a los cargos mas elevados del Estado.Y lo mas conmovedor fue ofrecerse a ayudar al recién elegido presidente a atravesar las duras pruebas que los esperan en la situación de crisis en que se encuentra el país. Igualmente, le pidió a los militantes que lo acompañaron en la campaña electoral «ofrecer a nuestro futuro presidente nuestra buena voluntad para ayudar a restaurar nuestra prosperidad (…) y dejar a nuestros hijos y nietos un país mejor que el que hemos recibido en herencia.» La actitud demostrada tanto por Barack Obama como por John McCain, es la respuesta a quienes todavía dudan de la grandeza de la democracia americana.

La diferencia entre administrar la justicia y administrar la venganza, se puede equiparar con la diferencia entre el socialismo y el social fascismo.

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