Opinión Internacional

Libertad económica y confusión en Latinoamérica

(%=Image(3933179,»L»)%)Washington (AIPE)- En la década de los 90, la libertad económica aumentó notablemente en América Latina. Las economías de la región están ahora más abiertas al comercio y a la inversión. En la mayoría de los países, las altas tasas de inflación y la preponderancia de monopolios estatales son cosas del pasado. Según el nuevo “Informe Anual 2004 sobre Libertad Económica en el Mundo”, los países latinoamericanos mejoraron su calificación de libertad económica de 5,0 en 1985 a 5,4 en 1990 y a 6,5 para fines de la década, de un total de 10 puntos.

Estas son buenas noticias del Informe publicado por Fraser Institute del Canadá, Cato Institute de EEUU y otros centros de investigación alrededor del mundo. Las investigaciones encuentran una fuerte relación entre libertad económica y prosperidad. Los países que son económicamente más libres son también los más prósperos y tienden a crecer más rápido.

Pero en América Latina, las políticas instrumentadas en los años 90 lograron una baja tasa de crecimiento y muchas turbulencias económicas. La equivocada creencia que el libre mercado se llegó a aplicar en varios países pero que fracasó en América Latina ha provocado el resurgimiento del populismo y de políticas incoherentes. Mientras que el llamado Consenso de Washington sobre la necesidad de medidas macroeconómicas ortodoxas prevaleció a principios de los años 90, actualmente no existe consenso alguno en la región.

La desilusión con la economía de mercado ha sido extrema en Argentina y Venezuela, las dos naciones que más han bajado en el índice de libertad económica. Entre 2000 y 2002, cuando la economía argentina colapsó, la calificación de libertad económica del país se desplomó del puesto 28 al 86, entre 123 países. Por su parte, el presidente populista Hugo Chávez ha hundido a Venezuela al fondo de la lista: del puesto 14 en 1980, Venezuela pasó al puesto 118 en 2002.

¿Ha fracasado la liberalización latinoamericana? Las turbulencias financieras de los últimos diez años fueron el resultado de políticas totalmente inconsistentes con verdaderas reformas de mercado. La irresponsabilidad fiscal y el mal manejo de la deuda causaron las catastróficas crisis en México y Argentina, por infames prácticas que han caracterizado a gobiernos latinoamericanos desde la independencia.

Una clara lección de la década de los 90 es la necesidad de aplicar un conjunto coherente de reformas de mercado. Chile, el país con la economía más libre en Latinoamérica, confirma esa lección. Clasificado en el puesto 22, Chile ha logrado altas tasas de crecimiento, reduciendo así la pobreza a la mitad y manteniendo una democracia estable y robusta. Por el contrario, la mayoría de las naciones latinoamericanas apenas han avanzado hacia la libertad económica, por lo que el ministro de Hacienda de México, Francisco Gil Díaz, advierte que no se pueden culpar las fallas de la región a reformas que nunca fueron instrumentadas.

La lista de reformas inconclusas en América Latina es demasiado larga para enumerarla aquí. Pero, más allá de adherirse a políticas macroeconómicas exitosas, América Latina debería dar prioridad a cuatro áreas que ha ignorado. Excesivas regulaciones continúan siendo una enorme carga para los latinoamericanos, aspecto donde la región tiene calificaciones muy bajas en el índice de libertad económica. Por ejemplo, un estudio del National Bureau of Economic Analysis encontró que para abrir un negocio en Canadá toma 2 días, 2 procedimientos burocráticos y la obtención de los permisos necesarios cuesta 280 dólares. Por el contrario, en Bolivia toma 80 días, 20 procedimientos burocráticos y cuesta 2.696 dólares. Reducir el inmenso peso burocrático disminuiría la enorme economía informal de la región.

También habría que reducir el impuesto a las nóminas de sueldos, al valor agregado y sobre la renta, los cuales en muchos países son dos o tres veces más altos que en EEUU. El economista Ricardo López Murphy resaltó la gravedad del problema afirmando que “Argentina tiene impuestos suecos con contribuyentes sudamericanos y servicios africanos”.

En América Latina tampoco se protegen los derechos de propiedad de los pobres, aunque ello es la base de la economía moderna. Por ejemplo, 90% de los terrenos rurales en Perú no tienen títulos de propiedad. El resultado de esta clase de discriminación legal es una limitación severa a la habilidad de generar riqueza por parte de la mayoría.

Adoptar la libertad económica haría mucho por establecer las condiciones en que el estado de derecho –probablemente el ingrediente más importante para el desarrollo económico– pueda florecer. Mientras los políticos latinoamericanos sigan apoyando la intervención arbitraria e indiscriminada del gobierno en la vida y el trabajo de la gente, el capitalismo seguirá siendo desconocido e inalcanzable para el latinoamericano común y corriente.

(*): Director del Proyecto sobre la Libertad Económica Global del Cato Institute.

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