Lula y el Qué Será
Algún asesor le dijo a Lula da Silva que para obtener el 1.4% que le faltó en la primera vuelta para su reelección, simplemente debía prometer que llegará al fondo de los graves delitos de corrupción cometidos por varios de sus compañeros de gobierno y del Partido de los Trabajadores, PT. Otros, probablemente, le recomendaron que diga frases para atraer votos de la izquierda que se desencantó con él, y captar el apoyo de algunos seguidores de la disidente del PT, Heloísa Helena.
Esto explica sus palabras de elogio a Hugo Chávez en una reciente entrevista concedida al diario Folha de Sao Paulo – cuando se había distanciado tanto del caudillo venezolano- en las que dijo que es un buen gobernante. Y, sin dudas, lo es para Brasil, que recibió de su chequera petrolera – según cifras conservadoras – unos 4 millones de dólares para que su país compre 40 buques petroleros, construya una refinería en Pernambuco y patrocine un desfile de una escuela de samba en el pasado carnaval.
Otros asesores, seguramente, le manifestaron a Lula que al elogiar a Chávez dijera algo tranquilizador para no espantar a votantes indecisos de centro, y por eso afirmó que a pesar de ser un «amante» de la Revolución Cubana -¡cuántos no lo fueron hasta que se convirtió en una dictadura comunista!- lamentaba que Castro no iniciara una apertura política cuando estaba vivo, y así enterró prematuramente al longevo autócrata.
Para Lula, la segunda vuelta fue un trámite que solo requirió evitar grandes equivocaciones, asistir a los debates y unos retoques de imagen por ese ínfimo porcentaje que le faltó para la gloria total. En todo caso, la gobernabilidad en su segundo mandato estará a la sombra de la corrupción de la cual Lula se deslindó exitosamente por ahora. Sin embargo, la pregunta de Chico Buarque podría surgir en cualquier momento:
¿Oh que será, que será? Que no tiene gobierno, ni nunca tendrá
Que no tiene vergüenza, ni nunca tendrá. Lo que no tiene juicio.
