Opinión Internacional

Manipulación de Cristina Fernández

. El lenguaje manipulado, puede ser recibido con confianza y buena fe, y conduce a las personas no según la verdad sino según las intenciones del manipulador, por lo que toda manipulación es una mentira al servicio del afán de dominio sobre los demás. Conceptos simplificados de la verdad o mentira. Todos los seres humanos buscamos naturalmente la verdad, tanto en acción como de palabra: por lo que es la actitud denominada, franqueza, sinceridad, veracidad. Pero además de buscar la verdad, también encontramos la mentira, que es el atentado directo contra la verdad, es la intención de engañar a otro, de simular y ser hipócrita, ella induce al error al que tiene derecho de saber la verdad, destruye los vínculos esenciales del hombre; por lo que todo hombre debe a los demás la manifestación de la verdad. La gravedad de la mentira depende de la verdad deformada, de la intención del que miente, y de los daños producidos. Está atenta contra la capacidad de conocer, de tener juicio y decisión libre y rompe las relaciones sociales.

Argentina nunca tuvo menos credibilidad en lo que respecta a la inflación, según los cálculos de los economistas privados.

Aunque los pronosticadores dicen que la inflación se aceleró a 25,6% en 2012, el Instituto Nacional de Estadísticas del gobierno, que ha sido cuestionado por el Fondo Monetario Internacional, que dijo que los precios al consumidor aumentaron 10,8%. El diferencial récord de 14,8 puntos porcentuales tiene un costo para quienes invirtieron en bonos denominados en pesos argentinos ya que los pagarés perdieron un promedio de 13,4% en el último año. Los títulos indexados por inflación de Brasil y México aumentaron como mínimo 15% en el mismo período.

Según las estimaciones independientes, el costo de vida creció más que en ningún otro lugar del Hemisferio Occidental luego de que la presidente Cristina Fernández aumentara el gasto público un 39% anual hasta noviembre, recurriendo a financiamiento del Banco Central. Los sindicatos cercanos al Gobierno se están sumando a los trabajadores alineados con los partidos de la oposición para pedir aumentos de salarios de por lo menos 25% este año, presionando para que Fernández reconozca la creciente disparidad de los precios informados.

Si lo sindicatos pensaran que hay políticas serias para hacer bajar la inflación, podrían pedir un aumento reducido, pero las políticas del Gobierno no tienen credibilidad, dice analista de Moody’s Analytics Inc. de West Chester, Pensilvania. La inflación se come el valor de los bonos en moneda local y es un estorbo para los que quieren construir una planta o crear una empresa.

Las cifras oficiales de inflación son cuestionadas por el FMI y los economistas privados desde comienzos de 2007, cuando el extinto marido y antecesor de Fernández, Néstor Kirchner, cambió la cúpula del organismo de estadísticas, conocido como Indec.

 

Fernández negó cualquier irregularidad cuando se le preguntó por la inflación en la Universidad de Georgetown el 26 de septiembre, aun cuando el FMI estudia aplicar una moción de censura al país por sus datos oficiales.

La inflación es la segunda mayor preocupación de los argentinos después del delito, según una encuesta de Management Fit llevada a cabo entre el 19 y el 28 de noviembre. El aumento de los precios llevó a dirigentes sindicales como Hugo Moyano de la opositora Confederación General del Trabajo y Jorge Lobais, de un gremio textil que apoya al Gobierno, a pedir aumentos de salarios similares que superan el índice de inflación oficial.

Además de tener la inflación más alta de la región, Argentina posee costos de endeudamiento de 12,86%, los más altos de los grandes mercados emergentes. El rendimiento adicional que exigen los inversionistas para comprar bonos del gobierno argentino en dólares en lugar de bonos del Tesoro estadounidense se amplió un punto básico, o 0,01 punto porcentual, a 1,088 puntos básicos, según JP Morgan Chase Co.

En fin el deseo de controlar a las personas totalmente es muy antiguo y cualquier dictadura, democracia, régimen autoritario o monarquía despótica siempre han tratado de que sus ciudadanos o súbditos tengan las mismas ideas y actitudes, especialmente hacia sus dirigentes. Para esto se ha utilizado desde muy antiguo la propaganda y la represión de cabecillas u organizaciones. Pero estas acciones no pueden acabar con las ideas díscolas en la totalidad de la población, pese a que sí consiguen evitar que se manifiesten abiertamente, al menos durante algún tiempo.

Esta modalidad es repetitiva en casi toda América Latina y el Caribe, en gobiernos similares en sus políticas ideológicas.

 

 

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