Opinión Internacional

Militarismo y guerra civil

El castrismo se instauró en el imaginario colectivo como un movimiento de liberación enfrentado a las dictaduras militares. Los hechos han demostrado que se trata de una variante del clásico modelo militar latinoamericano aderezado por los dos accidentes producidos en el siglo XX por la ilustración: el nazi-fascismo y el comunismo, ambos presentes en ese artefacto ideológico que ha logrado permear la política latinoamericana desde 1959, provocando un forcejeo permanente entre las corrientes democráticas y las corrientes anti-democráticas en las que prevalece la militarización de la acción política.

Tras la toma del poder por Fidel Castro, su verdadero propósito fue la sustitución del ejército regular, que contrariamente a la versión mítica expresada por Ernesto “Che” Guevara en “Pasajes de la guerra revolucionaria”, no fue vencido militarmente por la guerrilla sino que se entregó a la guerrilla castrista debido a la desmoralización que sufrió al ser abandonado por Estados Unidos que decretó el embargo del abastecimiento militar al gobierno de Batista, y por el soborno ejercido por Fidel Castro entre miembros de la alta oficialidad para lo que contaba con los medios provenientes del “impuesto revolucionario” al que estaban sometidos los dueños de los centrales azucareros so pena de que la guerrilla les incendiara los cañaverales. Se debe recordar que Fidel Castro llegó a La Habana sobre un tanque de guerra conducido por miembros del ejército regular.

Tras la depuración de las filas castrenses a la cual procedió rápidamente el nuevo poder, por fusilamientos o expulsiones, la guerrilla se convirtió el gérmen de las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR) cuyo Estado Mayor fue formado en el Escuela de guerra de Moscú, al mismo tiempo que se procedía a la creación de las milicias revolucionarias, o el “pueblo en armas”. Estas milicias jugaron un papel determinante en la guerra civil que se desató en Cuba inmediatamente después de la toma del poder por Castro, cuyos líderes y combatientes provenían de las filas mismas del sector revolucionario opuestos a la orientación comunista que tomó el régimen inmediatamente tras la toma del poder. Esta guerra duró de 1959 a 1966 cuando fue ejecutado el último “alzado” que el poder llamaba “bandidos”. Fue esta guerra civil en donde se forjó el talante guerrero cubano y no en la lucha contra Bastista, cuyo desmoronamiento se debió ante todo al terrorismo urbano.

Fue la oposición interna armada la que condujo al régimen a formar un ejército de tales proporciones y no el temor de una intervención norteamericana que de haberse producido hubiera barrido al régimen sin mucha dificultad.

Se instauró un Estado militar reinando sobre una sociedad militarizada. El cubano es un régimen eminentemente militar, como no lo ha sido nunca ningún régimen del continente. La internacionalización de este modelo que ha generado una militarización de la política, ha dado lugar desde 1959 en América Latina, a una lucha entre sectores demócratas de la sociedad, de derecha y de izquierda, y sectores, tanto de izquierda como de derecha, que han optado por el modelo cubano de la militarización de la política. Una demostración de esa alianza, que podría considerarse como contranatura, fue la alianza de sectores militaristas de izquierda, que en los años 1960 optaron por la lucha armada, con sectores del perezjimenismo derrocado.

Aunque ambos procesos se han dado bajo circunstancias diferentes, el castrismo es una técnica de poder que se está aplicando en Venezuela, adaptada a las circunstancias actuales, en las que, en lugar del que fuera el dogma castrista por excelencia de la guerra de guerrillas, se ha optado por una variante de ésta que es la instrumentalización del entramado institucional democrático utilizado como arma, al servicio de la instauración del totalitarismo. El estado de guerra que ha imperado en Cuba desde 1959 es una guerra civil entre cubanos que ha llegado a tomar rasgos internacionales.

El proceso de cómo se forjó la sociedad militarizada cubana debería ser analizada con cuidado por las implicaciones que tiene en la formación del nuevo modelo de Estado que se intenta instaurar en Venezuela.

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