Opinión Internacional

Muchos abrieron sus ojos

Por esos recovecos misteriosos que tiene la vida, tuve la oportunidad de conocer a una mujer ucraniana, que atrapada en emociones y sollozos, me relató el milagro de la vida que produjo en su hijo; el programa médico establecido por Cuba para los niños sobrevivientes de Chernobyl.

Unos 18 mil niños se beneficiaron del programa humanitario, que acaba de cumplir 15 años. Fue un contingente enorme de vidas que se mudaron a la isla, uno de los más hermosos gestos y lecciones de vida de los últimos tiempos.

También he sido uno de los turistas que ha seguido a Elena Filatova, que recorre Chernobyl. De su excursión, lo más significativo es lo cronometrado del recorrido, el medidor de radiación que se lleva consigo, el gigantesco huevo que dejaron los alemanes como símbolo de vida y de la promesa del renacer. El cementerio, de noche luminoso por la radiación y contemplar la ciudad detenida, sentenciada a exclusión forzada por 600 años.

En el aniversario del monumental programa médico, donde un centenar de pacientes con tumores reciben tratamiento combinado de quimioterapia, mientras que a los enfermos de leucemia se les ha practicado el transplante de médula ósea, celebran el triunfo de la vida sobre la muerte y se ha convertido en una fiesta de la amistad entre dos pueblos unidos para siempre. El Ministro de Salud Pública de Cuba, José Ramón Balaguer dijo apropósito de Chernobyl «En el mundo muchos abrieron sus ojos pero pocos sus manos».

No puedo dejar de sentir sentimientos encontrados. Por un lado, Cuba es un país pequeño, de limitadísimos recursos, aislado, empobrecido, atrapado en una dictadura asesina, gobernado por un sátrapa que sueña con la fracasada utopía del comunismo y en ese sueño, el resto de sus compatriotas vive la pesadilla cotidiana de vivir en la isla cárcel más grande del mundo.

La maldad nunca es pura y tiene estos gestos elevados, que ha logrado mantener a pesar de todas las penurias económicas que vive la isla.

Nicola Efremovich Polischuck, ministro de Salud Pública de Ucrania, presente en la ceremonia de aniversario, expresó el respeto y el cariño a los cubanos y a las familias de los niños, que no sólo gozan del clima tropical de la isla, sino también del calor humano.

Si esto puede ofrecer un pequeño país, apestado y repudiado. ¿Qué tanto más puede lograrse desde una nación solvente, de democracia funcional y de sistemas sólidos e incorruptibles?
Por lo visto tras el tsunami en Asia, nada o muy poco. Poder, hegemonía, control, geopolítica y ofrecimiento de donaciones, que como en el terremoto de Irán, quedaron para la portada de los diarios. Y, lo que se está concretando es financiación para reconstruir los complejos turísticos. Es decir, ahora mi banco es dueño de tu país.

A todo esto, solo puedo ofrecer una conclusión posible: El dolor, la angustia, la desesperanza, el sufrimiento y el desconsuelo son imprescindibles de padecer, necesarios y hasta deseables en la vida para que luego pueda anidar la compasión, la solidaridad y el amor al prójimo.

(*): Site del autor: (%=Link(«http://www.josemusse.com»,»www.josemusse.com»)%)

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