Opinión Internacional

¿Nobel o novel?

El gobierno de Evo Morales ha intensificado la campaña con la que trata de conseguir el Nobel de la Paz para el actual gobernante. Realiza esta campaña tratando de desconocer los últimos desaciertos en los que ha incurrido el gobierno de Morales, tanto en materia de política interna como externa, que de manera somera podemos enumerar: Encapricharse en posiciones inamovibles predisponiendo a que la Asamblea Constituyente se convierta en un detonante de violencia social. Sumar un nuevo muerto y dos heridos a una treintena de muertes ocurridas durante su mandato; el muerto se produjo en un conflicto suscitado este fin de semana entre el gobierno y estudiantes de una escuela normal. Afirmar que apoya la carrera nuclear de Irán y darle al presidente de este país no el recibimiento de un socio estratégico sino el de un «hermano y compañero revolucionario», como lo expresara en su bienvenida el presidente Morales.

Recordamos que faltan escasas dos semanas para que la Fundación que otorga este reconocido galardón dé a conocer al elegido, situación que tiene tremendamente inquieto al partido del presidente Morales y a los miembros de su gabinete Ejecutivo, que sueñan con el apetecido premio, pues consideran que este es el caché o la coronita que le falta al presidente para tener el privilegio de exigir bajo este título el reino y el reinado que está ansioso por implantar.

Lo tragicomico es que a escasos días de la transcendental decisión, el Presidente que hizo grandes esfuerzos por aparecer como un pacificador mundial en el seno de la Asamblea de las Naciones Unidas, aunque luego corrió a proclamar con bombos y platillos su adhesión al programa atómico promovido por Mahmud Ahmadineyad uno de los señores de la guerra del Medio Oriente, además acaba de sumar un muerto más a la lista de una treintena de víctimas de la represión de las FF.AA y policiales como consecuencia de su estrategia de encarar los conflictos de manera violenta. Un muerto más en medio de un conflicto de una escuela técnica, es un duro golpe a las aspiraciones Nobiliarias o Nóbeles de el presidente boliviano, cuya candidatura fue presentada por el Premio Nobel de la Paz de 1980 Adolfo Pérez Esquivel, quien pudo haberse precipitado a proponer esta candidatura, contagiado por la idea de que la izquierda por ser izquierda tiene que ser buena y reivindicatoria de valores sociales, y mucho más si viene de la mano de un presidente al que se le ha hecho una enorme propaganda por ser indígena y por considerarse que por esta sola cualidad se debe erigir como símbolo de la justicia social. Las Madres de la Plaza de Mayo, las que dan muestra de haber quedado definitivamente detenidas en el tiempo, sin conseguir establecer diferencias entre el presente y el pasado, anclándose en el lema de que «si hay alguien que conoce la paz y ha luchado por ella es Evo Morales», sin tomar en cuenta que las dictaduras de los años 70 se están tratando de reeditar bajo nuevas características y que las ahora «abuelas» no han tenido la capacidad de pasar a comprender la nueva dinámica que ha adoptado el poder totalitario en el mundo actual.

No sabemos que excusas o que nuevas frases tendrán que inventar Perez Esquivel y las abuelas de los rojitos, frente a las reediciones de estos lobos expertos en armar confrontaciones y enfrentamientos que está pariendo el nuevo esquema mundial, pero sí sabemos que Evo Morales no puede ni por cerca aspirar al NOBEl, aunque sí podría bien ganar el título de NOVEL, si nos atenemos a su calidad de principiante y sin experiencia, o a su calidad de aficionado al ejercicio político actual, universal, de un mundo moderno y civilizado.

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