Opinión Internacional

Otra vez elecciones fraudulentas

Las elecciones del 6 de diciembre de 2009 en Bolivia se perfilan como otro ejercicio de sufragio fraudulento porque la desconfianza en el registro biométrico va cundiendo hasta el punto de haberse constituido en un hijastro mal concebido del padrón electoral alterado y hasta ultrajado que sirvió a significantes sectores del oficialismo para dizque ganar los referendos de los recientes años incluyendo el de la Constitución espuria de Oruro. Todos sabemos que voz y voto tuvieron hasta los muertos dentro de la mejor tradición religiosa europea medieval.

Hoy, a días de la elección, los medios difusivos electrónicos y de prensa van comprobando que el oficialismo no escatima esfuerzo para lograr el objetivo de hacerse del poder en diciembre. Por desgracia, el múltiple registro de una persona en el biométrico se ve que es práctica inmoral y delictiva de muchos. La pregunta es ¿cómo la huella digital registrada una vez no es rechazada por el sistema cuando la misma huella busca registrarse una segunda vez? Ni hablar de registrar la misma huella ¡una docena de veces, o más!… con distinto nombre y con distinto atuendo.

El tal registro biométrico, con su elevado costo y la presunta injerencia y hasta gerencia venezolana, más la anómala y corrupta inscripción pagada de bolivianos indocumentados en España, sobre todo en Sevilla con la ayuda de comunistas españoles que no dejan de pulular e inmiscuirse en asuntos que no les compete, hacen del 6 de diciembre un día repetitivamente aciago para la anémica democracia boliviana tan golpeada y hasta vilipendiada por el debilitamiento y hasta aniquilación del Poder Judicial… que tanto se necesita en Bolivia como Poder del Estado independiente, competente, defensor y garante de la democracia.

La “democracia” definida como imposición en vez de consenso resultante del contrapeso y balanceo de los poderes del Estado y sus representantes, no es democracia ni nunca lo será por más persuasión que se logre entre los votantes que seguramente esperan una eventual tajada de poder, un contrato, una concesión o un puesto de trabajo a costa del erario nacional como buenos presupuestívoros que nunca han dejado de pulular en el tortuoso andar del proyecto de país que sigue siendo Bolivia; y esto no es crítica emanada de unos cuantos. Fundadores del grupo político de Gobierno y en su momento gestores y colaboradores de Su Excelencia (S.E.) lo vienen pregonando desde hace rato. Román Loayza y Filemón Escobar, entre otros, pertenecen a esta pléyade de socialistas con mente, conciencia y autoridad de opinión, y por lo que dicen se sienten ofendidos y hasta traicionados por un liderato que se ha dejado encandilar por comunistas que tienen modelos fracasados como pautas, e individuos cuestionados internacionalmente como allegados.

Los duros del Órgano Ejecutivo (ÓE) creen que el fin que persiguen, en este caso ganar la elección del 6 de diciembre, justifica cualquier medio por más que éste sea inmoral y/o ilegal para ganar lo que es condenable, insultante y sobre todo inaceptable. Claro, tienen el poder y de él se aprovechan. Otra pregunta: ¿cómo creen que un poder político ganado fraudulentamente puede ser duradero cuando el descontento de medio Bolivia ha de estar siempre latente pese a las avenencias y rictus que algunos segmentos de la empresa privada vienen mostrando al oficialismo? A propósito, muchos creemos que se trata de empresa privada hambrienta de sobrevivencia a cualquier costo, incluyendo el costo de la dignidad nacional que todos tenemos la obligación personal de enarbolar siempre y sobre todo en instancias en que una vez más nos van a meter o nos quieren meter los dedos a la boca con esto del biométrico. Ojalá que los moderados del ÓE tomen cartas en el asunto y vean que los duros y sus tácticas no prevalezcan en lo más mínimo

Por otro lado no deja de ser amenazante y antidemocrático pregonar entre la gente pobre y poco informada que votar por el candidato oficial para presidente, y por gente de otros grupos para llenar escaños en el Parlamento, es ¡traición a la patria!… Cuando la verdad es que no hay experiencia democrática bien llevada, y hay muchas bien llevadas en el mundo, donde el ciudadano vota por alguien para presidente y por el que le dé la gana para llenar los escaños del Parlamento.

Delito es fraguar la integridad de un proceso electoral con triquiñuelas que como mayor característica tienen el ser descubiertas y observadas por todos. ¿Acaso no cuenta el juicio de la historia en estas instancias? O es que meter la cabeza en la arena es preferible porque dizque el corto plazo enriquece y el largo plazo ¿no cuenta? En Bolivia las consecuencias por lo general son problema “de otros”, y esa manera de pensar y hacer no ha cambiado un ápice desde hace décadas. Estamos viviendo más de lo mismo en un pentagrama nacional doloroso. Si estoy equivocado por favor muestren y comprueben que las huellas digitales registradas en el biométrico no están repetidas.

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