Perú imposible
Que la campaña electoral en Perú, en la que Alberto Fujimori intenta lograr un tercer mandato de dudosa legalidad, estaba manipulada por el poder es algo que llevaban tiempo denunciado diversos observadores y medios internacionales, y también la oposición. La advertencia en ese sentido de Washington, en un inusitado comunicado de la Casa Blanca pidiendo «garantizar un proceso plenamente democrático», con «elecciones libres y justas que reflejen fielmente la voluntad del pueblo peruano», debería ser un revulsivo para el proceso electoral, presidencial y legislativo que ha de culminar el próximo 9 de abril. Unas elecciones que, de seguir la sucia campaña electoral, resultarán fraudulentas.
Las encuestas apuntan a una victoria de Fujimori. Pero el presidente que se diera un autogolpe en abril de 1992 controla todas las cadenas abiertas de televisión. No permite que se emita en ellas publicidad de la oposición, ni siquiera pagada, mientras él utiliza las emisoras, lanza avisos contra sus adversarios y se dedica, con los más turbios métodos, a atacar a medios y periodistas que le critican. Y sin embargo, a pesar de este poder dictatorial con apariencias democráticas, Fujimori está en apuros, pues le ha salido un serio rival: Alejandro Toledo, un economista centrista que dirige el movimiento Perú Posible. El último aviso dado desde la Casa Blanca -hubo otro a principios de mes- es un respaldo importante para Toledo. Viene a ratificar las denuncias de la oposición, y devuelve a ésta la esperanza. La sociedad peruana puede cambiar de opinión… si se le deja.
Ocho supuestos oficiales, con seudónimos, han publicado en dos diarios un anuncio asegurando que, ante la falta de limpieza electoral, apoyarían, si Fujimori sale elegido, al segundo que tuviera más votos, lo que puede indicar una cierta división en el Ejército a pesar de que la mayor parte de las Fuerzas Armadas colabora con el presidente en esta guerra sucia electoral. Los hilos, desde la sombra, los sigue manejando Vladimiro Montesinos, el asesor presidencial que controla el temido y poderoso Servicio de Inteligencia Nacional. Montesinos no se presenta a ninguna elección, y sin embargo, es, probablemente, la persona que más manda en Perú.
