Opinión Internacional

Perú: testimonio de una censura

Lima (AIPE)- En octubre de 2001, critiqué desde mi columna en el diario Correo a aquellos que proponían el retiro de las bandas de los canales de televisión involucrados en la corrupción. El principal defensor de la revocatoria de las licencias fue, desde España y para mi sorpresa, Mario Vargas Llosa, quien lo hizo con mucha energía y convicción.

Me opuse porque pensé podía haber un aprovechamiento político del régimen de Alejandro Toledo con el ánimo de regimentar la prensa televisiva, como había hecho Fujimori. Interpreté, además, la medida como confiscatoria. Y el gobierno prefirió dar marcha atrás.

El problema de Panamericana TV, canal 5, uno de los más antiguos y más representativos del Perú, es complejo. Se puede resumir diciendo que se trata de un bochornoso lío de socios, representados por las facciones de Ernesto Schutz y Genaro Delgado Parker, que ha removido la agenda política, e hizo que todos los peruanos nos enteremos por la señal de dicha emisora de sus revueltas intestinales, interrumpiendo el normal flujo informativo. Schutz reclama el canal como suyo y Genaro Delgado Parker también. Y, a través de medidas judiciales, todas ellas emitidas con sospechosa celeridad por un Poder Judicial que carece de jueces probos, se van arranchando la administración del canal, a golpes y patadas, con matones de alquiler.

En este contexto de interferencias a la señal y tomaduras de torres para imponerse en el espacio radioeléctrico, de propiedad del Estado, y, por ende, de todos los peruanos, lanzamos el periodista Iván García y yo, desde las ondas de 1160 Radionoticias, una radioemisora en la que Genaro Delgado Parker es accionista, la especie de que había que revocar la licencia de Panamericana e ir a una licitación con auditores internacionales. Pero con una atingencia: debía levantarse previamente la prohibición absurda que impide que los extranjeros tengan más del 20% del accionariado de una estación televisiva. Ergo, debía permitirse, mínimo, el 66%, como han recomendado especialistas en materia de legislación en telecomunicaciones.

¿Por qué ahora sí valía proponer esto y no hace dos años? Porque consideramos que en este caso se estaba desnaturalizando la función propia de un medio televisivo al que la ley califica como de naturaleza privada, pero de interés público, y que utiliza un bien que es propiedad de todos, el espacio radioeléctrico. En realidad, aplicando el mismo principio, si esta medida se hubiese llevado a la práctica durante el gobierno de transición de Valentín Paniagua, otra sería la historia. No obstante, Paniagua prefirió ver los toros desde la barrera.

Iván García y yo consideramos que el Estado debía recuperar esa licencia y quitársela a gente como Schutz, actualmente prófugo en Argentina por recibir millones de dólares de Vladimiro Montesinos, y Genaro Delgado Parker, quien también se reunió con Montesinos para negociar favores judiciales, a quienes los principios, la violencia o embrutecer a la gente, les importa un comino.

La propuesta no era nuestra ni novedosa. Hace casi dos años estuvo en el tapete, introducida por Mario Vargas Llosa, quien nunca dejó de tener razón. Pero fuimos los primeros en recolocarla en este nuevo contexto de violencia por el control de la señal, a raíz de una nueva resolución judicial que permitía el reingreso de la administración de los Schutz a Panamericana. Y fuimos también los primeros en sufrir los embates de la censura por opinar sobre un tema que estaba en todos los noticieros.

Por pronunciarnos sobre este asunto en un programa que conducíamos en radio 1160, llamado «Rompe Cabezas», que ocupaba el segundo lugar en su horario y el puesto 15 en el ranking general, Iván García y este servidor fuimos censurados, cancelados, cerrados, de una manera arbitraria y radical, pese a que fuimos reiterativos en el sentido de que se trataba de una opinión personal y que no reflejaba la posición de la radio. ¿Cuál fue la explicación que nos dieron? Pues, la verdad es que fue muy franca y clara: Genaro Delgado Parker, accionista de la radio, había llamado para pedir nuestras cabezas en una bandeja. Así, sin sutilezas.

Los periodistas más representativos del país se han pronunciado solidariamente sobre nuestro caso, señalando que se trata de una flagrante censura que afecta la libertad de prensa y de expresión, gesto que agradecemos profundamente. Sin embargo, Iván y quien escribe estas líneas, que algunas cancelaciones ruidosas padecimos también durante el régimen de Fujimori y Montesinos, nos quedamos con el sabor amargo de que hay algunas cosas que no han cambiado en el Perú. Y eso siempre duele.

(*): Corresponsal de la agencia AIPE.

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