Opinión Internacional

Privatizar las fuerzas armadas

Buenos Aires (AIPE)- Mientras las masacres ocurrían en Liberia y la ONU perdía tiempo buscando voluntarios y dinero para pacificar la zona, y Washington estudiaba su posible intervención, una mega empresa de seguridad privada ofreció encargarse de lograr la paz rápidamente y a un precio razonable, 40 millones de dólares.

Lo cierto es que cuando la ineficiencia de los gobiernos ha provocado grandes crisis económicas en todo el globo y hoy se ven forzados a reducir gastos dejando en manos privadas sus servicios más básicos antes que aniquilar por vía impositiva al sector privado, la firma Northbridge Services dio un paso importante hacia lo que podría ser la privatización de las fuerzas de mantenimiento de paz. Según el periódico “La Nación” de Buenos Aires, su director de operaciones para Estados Unidos presentó un plan para enviar hasta 2.000 hombres armados a Liberia y detener los combates en sólo tres semanas.

«Nuestro personal puede trabajar de común acuerdo con la comunidad internacional y evitar que los soldados norteamericanos sean puestos en una situación de riesgo», señaló la compañía.

La idea fue discutida en Washington, donde el Congreso desconfía cada vez más de los cascos azules de la ONU, dada la histórica ineficiencia y el elevadísimo costo de este cuerpo de paz. Por su lado, al Pentágono le preocupa la creciente escasez de soldados y presupuesto, ya que tiene tropas desplegadas en 120 países. «Con la presencia militar en Irak volviéndose más difícil… lo último que quiere Estados Unidos es enviar más tropas a lugares del planeta donde no tiene intereses específicos, como Africa», dijo Peter W. Singer, experto en temas de seguridad de la Brookings Institution y autor del libro «Corporate Warriors».

Estados Unidos ya ha privatizado varios de los servicios que prestan sus fuerzas armadas. Muchos de los 500 policías desplegados en Kosovo son empleados de DynCorp, una empresa de agentes de seguridad. En Colombia, también trabaja con subcontratistas privados para garantizar la seguridad de los efectivos que participan del Plan Colombia.

«El Pentágono se ha dado cuenta de que hay situaciones en las que compañías privadas pueden hacer el mismo trabajo que sus soldados de una manera más eficiente y menos costosa. Ahora le toca a la ONU», dijo Singer.

Claro que a los burócratas de la ONU, la idea de privatizar las misiones no termina de convencerlos, después de todo, ellos son representantes de gobiernos y de eso viven. Qué pasaría si sus funciones fueran privatizadas: quedarían sin trabajo y sin sus suculentos sueldos. Ya en 1998, el secretario general de la ONU evaluó la posibilidad de enviar una compañía privada a Ruanda, pero concluyó que «el mundo no está preparado para privatizar la paz». En cambio, sí pareciera que está preparado para las masacres que la ONU no ha sabido evitar, dando lugar a que ocurran. Ya en 1994, Executive Outcomes elaboró un estudio en el que estimaba que podía pacificar Ruanda con unos 1.500 hombres a un costo diario de 600.000 dólares. La fuerza de la ONU que fue enviada más tarde, cuando las masacres ya se habían realizado al amparo de la demora de la ONU, terminó costando 3 millones de dólares por día.

Las empresas militares privadas son corporaciones de seguridad registradas, legales y que ofrecen una gama de servicios desde consultoría estratégica, logística, transporte, entrenamiento y mantenimiento de equipos hasta tareas de limpiar campos minados y aportar personal de combate. En lugar de aportar efectivos a las operaciones de paz de la ONU, los países podrían utilizar ese dinero para pagar a empresas privadas. Esto abarataría los costos y, mucho más importante, traería mayor eficiencia, logrando la paz con menos costo en vidas humanas.

En muchos casos, estas empresas son proveedores de verdaderos ejércitos, operan en más de 100 países y tienen ingresos por más de 100.000 millones de dólares. Las más importantes empresas británicas son Northbridge Services y Sandline International, las norteamericanas International Charters, Military Professional Resources Incorporated (MPRI) y DynCorp, y la sudafricana Executive Outcomes.

En fin, los gobiernos deberían dejar de provocar las guerras, pero antes que las fuerzas estatales es preferible utilizar corporaciones profesionales privadas, mucho más eficientes, lo que tiene importancia sobre todo a la hora evitar muertes inútiles.

(*): Miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE (Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas).

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