Opinión Internacional

Puerto Rico en la encrucijada

AIPE. Cuando a Helen Keller, extraordinaria mujer ciega, le preguntaron si la ceguera era un impedimento en su vida, dijo: «No mucho; la ceguera tiene sus problemas, pero son superables. Lo que sí es insuperable es la falta de visión». Ésta falta de visión de futuro aqueja en Puerto Rico al Partido Popular Democrático y a su candidata para las elecciones del 2000, Sila María Calderón. El PPD representa un regreso al dirigismo y proteccionismo del pasado. Sus políticas son un refrito de la vieja receta que indigestó al Tercer Mundo por medio siglo: nacionalismo mezclado con socialismo keynesiano, condimentado con yankifobia y servido para mantener a las sociedades en el atraso y la pobreza.

Durante los últimos ocho años, bajo el gobierno de Pedro Rosselló y el Partido Nuevo Progresista (PNP), Puerto Rico comenzó una ambiciosa y profunda transición, un cambio en los paradigmas fundamentales de la sociedad y un impresionante progreso económico y social. Pero todo ese tiempo, el PPD se dedicó a atacar las privatizaciones de empresas quebradas, la reducción del gigantismo gubernamental y el desmantelamiento del sistema hiperregulador, interventor y dirigista. Hoy, a 5 meses de las elecciones puertorriqueñas, el PPD se dispone a regresar al pasado.

El Estado benefactor e intervencionista del PPD, instituido durante el Nuevo Trato del presidente Roosevelt, terminó sumiendo a la Isla en una profunda crisis económica y social. Ésta crisis comenzó en la década de los años 70 y alcanzó su peor punto en el cuatrienio 1988-92, bajo el gobierno de Rafael Hernández Colón. El fracaso fue similar a otros en América: pavorosa alza del desempleo, aguda desaceleración económica, proliferación de empresas públicas que nos daban malos servicios y exigían cada vez más recursos para alimentar enormes burocracias y voraces sindicatos, regulaciones laberínticas y tramitologías asfixiantes que dificultaban la creación de empresas privadas. A consecuencia de todo esto sufrimos un alza en la criminalidad, desplome de los servicios de salud y educación públicos, y una fuga masiva de capital y cerebros hacia los Estados Unidos.

Pero el PPD concluyó que la causa de la crisis económica y social era que el Estado no hacía lo suficiente, cuando trataba de hacer demasiado. La reacción del pueblo fue fulminante. En 1992, Victoria Muñoz, la candidata del PPD, hija del patriarca del PPD Luis Muñoz Marín, y en un momento amplia favorita para ganar, fue derrotada aplastantemente por el candidato Pedro Roselló del opositor PNP. Rosselló, cirujano pediátrico, instituyó una serie de cambios y reformas, reemplazando al Estado nodriza, dirigista, regulador e interventor por un Estado facilitador de la gestión privada, bajo un ambiente de libre competencia. Importantes monopolios estatales fueron privatizados y sus mercados abiertos a la competencia, provocando agrios conflictos y duras críticas en sectores laborales y el PPD.

El impacto del Nuevo Modelo Económico ha sido significativo. Una comparación de las estadísticas económicas y sociales de Puerto Rico de 1999 versus 1992 lo reflejan:

· La economía, que registró crecimientos de 0,7% en 1992, creció más de 3% anual entre 1993-98 y sobre 4% en 1999.

· El PIB alcanzó en 1999 la cifra de $54 mil millones, un aumento de 55,4% sobre 1992.

· El desempleo bajó de 17% en 1992 a 11% en 1999.

· El gobierno de Rosselló redujo las tasas de impuestos y aún así, gracias a la expansión económica, Hacienda recaudó en 1999 160% de lo recaudado en 1992.

· La tasa de evasión de 25% de 1992 se redujo a la mitad en 1999.

· La banca logró en 1999 su mejor año en toda la historia de Puerto Rico.

· El turismo, seriamente estancado durante el período 1988-92, registró un crecimiento impresionante. El número de visitantes en 1999 fue 62% mayor que en 1992 y gastaron 47% más.

· En 1998, 308,565 menos vivían del Bienestar Público que en 1992, una reducción de aproximadamente 30%.

· La privatización del obsoleto sistema de Salud Pública redujo la mortalidad infantil en 31%.

· Bajo el viejo sistema, los gastos en salud se triplicaron en 9 años, mientras que la calidad de los servicios era cada vez peor. Ésta espiral se detuvo en 1993, con el proceso de privatización.

· La criminalidad se ha reducido drásticamente. Los delitos más serios cayeron en más de 50%.

En 1996, el PNP, prometiendo continuar con las reformas, derrotó nuevamente al PPD, por una ventaja mayor que en 1992. Sin embargo, según las más recientes encuestas, el PPD hoy tiene una opción real de ganar las elecciones de noviembre del 2000.

Raúl Soto es Analista político puertorriqueño

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