Opinión Internacional

¿Regresará Cuba a la OEA?

Esta semana, probablemente hoy mismo (miércoles 27), el Consejo Permanente de la OEA retomará la consideración del tema relacionado con la derogación de la resolución mediante la cual Cuba fue expulsada de esa organización. Honduras, país que acogerá a comienzos de junio la Asamblea General Ordinaria de la OEA, tomó la iniciativa de proponer incluir el tema en la Agenda del Consejo del pasado viernes.

La propuesta fue retirada debido a que no hubo consenso pero el embajador hondureño espera que el Consejo la apruebe esta semana.

En enero de 1962 la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores convocada para servir de órgano de Consulta en aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca adoptó la resolución titulada «Exclusión del actual gobierno de Cuba de su participación en el Sistema Interamericano».

Esa resolución tuvo en cuenta, entre otras consideraciones, que «entre los propósitos y principios del Sistema Interamericano están los del respeto a la libertad de la persona humana, la preservación de sus derechos y el pleno ejercicio de la democracia representativa», que «el actual gobierno de Cuba se ha identificado con los principios de la ideología marxista-leninista y ha establecido un régimen político, económico y social fundado en esta doctrina» y que «el actual gobierno de Cuba, como consecuencia de sus actos reiterados, se ha colocado voluntariamente fuera del Sistema Interamericano». En su parte dispositiva la resolución dice textualmente:
«RESUELVE:

1. Que la adhesión de cualquier miembro de la Organización de Estados Americanos al marxismo-leninismo es incompatible con el Sistema Interamericano y el alineamiento de tal gobierno con el bloque comunista quebranta la unidad y la solidaridad del hemisferio.

2. Que el actual Gobierno de Cuba que oficialmente se ha identificado como un gobierno marxista–leninista, es incompatible con los principios y propósitos del Sistema Interamericano.

3. Que esta incompatibilidad excluye al actual Gobierno de Cuba de su participación en el Sistema Interamericano.

4. Que el Consejo de la Organización de los Estados Americanos y los otros órganos y organismos del Sistema Interamericano adopten sin demora las providencias necesarias para cumplir esta resolución».

Cabe preguntar, ¿es que en los 37 años que han transcurrido desde que fue adoptada aquella resolución las causas que la motivaron han cambiado? ¿Acaso Cuba ha dejado de ser un país sometido a un gobierno regido por la ideología marxista-leninista?

La respuesta a esas dos sencillas preguntas es también, simple y llanamente, NO.

El otro día vi y escuché al embajador de Hondura en CNN tratando de justificar la iniciativa de su gobierno arguyendo que el reingreso de Cuba a la OEA no obligaría a ese país a someterse y cumplir con los tratados, convenios y otros instrumentos vigentes dentro del marco de esa organización y mencionó expresamente la Convención Interamericana de Derechos Humanos y la Carta Democrática Interamericana, alegando que todo gobierno es libre de ratificar, adherir o no a cualquiera de los tratados y convenios.

Esto puede ser cierto, pero el embajador hondureño, su gobierno y los gobiernos de los demás países que promueven el regreso de Cuba parece que olvidan -o simplemente se hacen la vista gorda- que el Preámbulo la Carta de la OEA es tajante cuando dice que la democracia representativa es condición indispensable para la estabilidad, la paz y el desarrollo de la región; que el artículo 2 establece como uno de los principios esenciales de esa Organización «Promover y consolidar la democracia representativa» y que según el artículo 3 para alcanzar los altos fines que persigue la OEA se requiere la organización política de sus miembros sobre la base del ejercicio efectivo de la democracia representativa.

Seguramente me calificarán de «pitiyanqui» pero comparto la posición del Gobierno de Estados Unidos cuando se niega a aceptar el retorno de Cuba a la Organización mientras el gobierno de la isla no realice reformas políticas compatibles con la Carta. «Hemos sido muy claros sobre ello. Emprender el camino hacia la democracia, liberar a los presos políticos y respetar las libertades fundamentales, eso es lo que significa ser miembro de la OEA» dijo textualmente la Secretaria de Estado Hillary Clinton durante la audiencia congresional a la cual asistió el miércoles de la semana pasada. Espero que esa posición se mantenga inalterada.

El empeño del gobierno de Honduras en hacer trascender la Asamblea de San Pedro Sula como un hito histórico con la reincorporación de Cuba en la OEA puede ocasionar el fracaso de esa importante reunión. Una decisión de esa naturaleza tiene que ser tomada por consenso.

Pretender imponerla por votación, aun cuando cuente con la mayoría, es absolutamente absurdo, descabellado e irracional. El presidente Zelaya debe pensar muy bien el riesgo que corre de convertirse en el culpable de la disolución de la OEA. No debemos olvidar lo que ocurrió con la Sociedad de Naciones.

Con todos sus defectos la OEA es muy importante. Si se le destruye no podrá ser reconstruida y mucho menos remplazada con un remedo de organización sin Estados Unidos y Canadá como pretenden el teniente coronel presidente de este país y su comparsa de compinches.

www.adolfotaylhardat.net

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