Respaldo a Vivanco
Hace unos días, el presidente Álvaro Uribe afirmó que Human Rights Watch (HRW) y su director para las Américas, José Miguel Vivanco, «no nos tienen que enseñar a nosotros de derechos humanos ni de convicciones cristianas ni de convicciones democráticas», y hasta sugirió una «defensa» y «complicidad» de este con las Farc.
Como director de la Human Rights Foundation (HRF), estas declaraciones me parecieron alarmantes: nuestra organización no ha iniciado actividades en Colombia, pero compartimos con HRW la misión de velar por los derechos civiles y políticos en ese país. Los defensores de estos derechos históricamente han sufrido intimidación y persecución en el continente, y que un gobierno participe en estas agresiones desdice de su compromiso hacia los derechos humanos.
Conozco el sufrimiento de vivir enjaulado. Sufrí 22 años de cautiverio en las cárceles políticas de Fidel Castro. Me solidarizo con Colombia. Desde hace ya casi medio siglo este gran país ha sufrido uno de los conflictos más trágicos del continente. Las Farc han sometido al pueblo colombiano a todo tipo de abusos. Coincido con Álvaro Uribe cuando dice que Colombia tiene el derecho de vivir en paz, lo cual, hasta ahora, no ha sido posible debido a las Farc -que son, después de la dictadura vigente en Cuba, los más grandes violadores de DD. HH. del continente en las últimas décadas-.
Aun así, la lucha contra el terrorismo no significa que el Gobierno colombiano pueda bajar sus estándares en la salvaguarda de los derechos humanos, ni arremeter contra una organización que trabaja para defenderlos, solo por haber sido crítico del gobierno.
Nadie puede negar que un gran número de organizaciones políticas que dicen preocuparse por los derechos humanos tienen un marcado sesgo a la hora de denunciar las violaciones de los mismos. Esto es lo que nos llevó a fundar la HRF: que haya áreas como Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia, donde grupos internacionales de investigación académica y de derechos humanos abiertamente simpatizan con gobiernos que usan la violencia, la intimidación política y la persecución contra sus opositores. Estos mismos grupos a veces hasta han colaborado con la Farc haciendo relaciones públicas.
Sin embargo, la HRF está segura de que HRW es una organización seria que defiende los DD. HH. en Latinoamérica con convicción, ética y transparencia. Gran parte de este mérito se debe a Vivanco, quien, de manera profesional, imparcial e infatigable, lucha por la vigencia de los derechos humanos en América. La labor de HRW en América Latina ha sido siempre oportuna en investigar y denunciar las violaciones de los derechos humanos con ecuanimidad, venga del gobierno que venga, sin mirar su ideología y con el único norte de promover la protección de los derechos e identificar a sus violadores. Ningún hecho puede ejemplificar mejor la postura de Vivanco y de HRW ante las Farc que lo ocurrido en septiembre, cuando fue expulsado de Venezuela por presentar un informe crítico del gobierno de Chávez.
Son lamentables las declaraciones de Uribe contra HRW y su exabrupto con Vivanco. Preocupa la confusión en los juicios de valor de Uribe, quien no escatima elogios para darle las gracias al dictador Fidel Castro por su «aporte a la paz en Colombia», sabiendo que ha fundado, entrenado y mantenido guerrillas en ese país y llenado de luto a miles de hogares colombianos, pero ataca sin fundamento a quienes defienden los derechos humanos. Descalificar a Human Rights Watch cuando debió responder con acciones concretas a las críticas de esta organización. Esto coloca a Uribe en una débil e indefendible posición, más aún cuando E.U. suspendió la asistencia a tres unidades del Ejército colombiano por estar involucradas en un escándalo por presuntas ejecuciones extrajudiciales.
*Ex preso político cubano, actual secretario General de la Human Rights Foundation con sede en Nueva York.
