Opinión Internacional

Rusia exige que EE.UU. abandone su proyecto de defensa antimisiles

El ministro ruso de Exteriores, Igor Ivanov, condicionó ayer en Naciones Unidas la continuación de su desarme nuclear a que Estados Unidos renuncie a su idea de desplegar, a partir de 2005, un sistema nacional de defensa antimisiles. Para sacar adelante su proyecto, Washington propone la modificación del tratado antimisiles balísticos ABM, suscrito por ambas potencias en 1972.

«El respeto de la integridad del tratado ABM en su forma actual, sin modificación alguna, condiciona las nuevas negociaciones sobre el desarme nuclear», declaró ayer Ivanov en la conferencia de examen del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), abierta el lunes en la sede de la ONU, en Nueva York, con delegaciones de 187 países firmantes del acuerdo.

Estados Unidos trabaja en un sistema nacional de defensa antimisiles (NMD) para hacer frente a las potenciales amenazas de países como Corea del Norte o Irán, lo que exige una modificación del tratado antimisiles balísticos ABM, firmado en 1972 entre la antigua Unión Soviética y Estados Unidos. El lunes, durante la apertura de la conferencia, la secretaria de Estado, Madeleine Albright, trató de convencer a los rusos de que el proyecto de defensa estadounidense sólo trata de contrarrestar las «amenazas de terceros países» y añadió que no pone en tela de juicio el equilibrio estratégico con Rusia y China.

El canciller ruso respondió ayer a Albright que se puede hacer frente a estas amenazas sin tocar el tratado ABM, que prohíbe el despliegue de un sistema de defensa como el proyectado por Washington. Ivanov aseguró que el sistema de control de armamentos es «una estructura compleja y muy frágil», y se mostró convencido de que «el derrumbe del tratado ABM debilitaría todos los acuerdos de desarme pactados desde hace 30 años». «El mundo ha llegado a una importante encrucijada —añadió Ivanov— y debe decidir si preserva y multiplica los resultados positivos en la limitación de las armas nucleares u opta por afrontar la perspectiva real del caos».

La reciente ratificación por parte de la Duma rusa (Cámara Baja del Parlamento) del Tratado para la Prohibición Total de Ensayos Nucleares (CTBT) y del acuerdo Start-II, firmado con Estados Unidos en 1993, ha situado a Washington en desventaja para afrontar esta conferencia en Naciones Unidas, y más si se considera el empeño puesto por la Administración norteamericana en sacar adelante su programa antimisiles.

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