Opinión Internacional

Salve oh Patria!

«Salve salve, oh tierra feraz bendecida
Salve salve, oh Patria fecunda en valor».

Este himno lo entonábamos en los pequeños pueblos y en los rincones más
recónditos de la tierra camba, en la que de niños aprendimos a amar a
nuestra patria, pese a que pertenecíamos a una generación que nació
precisamente en la época de la invasión de los Ucureños, quienes nos dejaron
profundas heridas por haber enlutado a muchas familias cruceñas.

«Nuestro orgullo es deberte la vida
nuestro anhelo morir por tu honor
Salve, Oh Patria…………..Salve».

Cantábamos cuando niños a voz en cuello, en los pueblos cruceños, vestidos
de manera muy sencilla, con guardapolvos chinelas narigueras, que así se
llamaban las Hawaianas, que luego se utilizaron sólo para salir de la ducha
o estar en casa. Pero si atendemos a la letra del himno, decíamos que a la
Patria le debíamos la vida, sabiendo que en luctuosos hechos ella nos había
arrancado muchas vidas, había violado mujeres, mutilado con saña y crueldad
a nobles cruceños que defendían esta tierra que reclamaba ser tomada también
como la Patria. Nuestros padres valientes trabajadores del campo, nunca nos
sembraron odio, nunca una palabra de resentimiento; dolor sí, pero nunca
odio hacia los agresores. Nuestras abnegadas madres, recordaban con terror
esos momentos, pero su amor universal encomendaba a los asesinos a Dios,
siempre estaban en sus plegarias para que no se quemen en las llamas del
infierno y para que el infinito amor divino los perdone y de paz a sus
negras conciencias. Quizás debieron habernos enseñado a defendernos, además
del gran y noble valor de enseñarnos a perdonar los crímenes humanos. Hoy
más que nunca las notas del himno tocan las cuerdas sensibles de mi alma,
mucho más cuando corremos el riesgo de un porvenir incierto y de volver a
una confrontación a nombre de La Patria: «Si atesora La Paz tu civismo,
también Charcas la culta está en ti; Cochabamba probó tu heroísmo y tu
riqueza sin par Potosí. Pando y Beni tu hermoso futuro y te brinda su edén
Santa Cruz. El poder de tus brazos Oruro y Tarija su tipo andaluz».

El dolor surge también por los propios cruceños que han decidido convertirse
en traidores de su tierra y de la Patria, de esa Patria que han olvidado y
han negociado, sin pensar que la tierra también tiene alma, y que el alma de
esta tierra- Patria los perseguirá hasta el último día, se incrustará como
una pesadilla, como un dolor incurable, como la herida sangrante de la
Patria que gime cuando la están entregando.

Sin embargo están también los buenos hijos, los que han optado por jugarse
por los valores, por la conciencia y por el enorme corazón que todavía les
palpita cuando cantan con la voz de los niños que fueron ayer: ¡Salve oh
Patria, Salve! Gracias Walter, Ignacio, Carlos Pablo, Boris, Guillermo,
Sandra, Felipe, Cacho, por permitirnos conservar la esperanza y la fe en los
hombres de buena voluntad.

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