Opinión Internacional

Sobre Guerra y Deuda Social

Pocas relaciones están más entrelazadas que las establecidas entre guerra y deuda. El primer préstamo gubernamental organizado fue en el siglo 12, cuando las ciudades-estado italianas -Genova, Venecia, Milán, Florencia- necesitaban defenderse. Desde entonces, las guerras han generado deudas. Los ejércitos debían ser equipados, alimentados, pagados y movilizados. En la II Guerra Mundial, la deuda del gobierno estadounidense creció en 465 por ciento (quintuplicándose) y fue mayor en la I Guerra Mundial (1,980%) y más aún en su Guerra Civil (4,149%).

Fue igual en todas partes. Una razón por la cual Bretaña triunfó en las Guerras Napoleónicas (1800-1815) es que podía pedir prestado más fácilmente que Francia. Los franceses habían arruinado su crédito con inmensas cantidades de dinero-papel sin valor.

La guerra en Irak enreda más esta relación para los estadounideses y para la reelección de Bush, quien en abril del 2003 pidió $75 billones para la guerra, agregándole un dos por ciento a la deuda pública federal: de $3.5 trillones. Los programas domésticos de bienestar guían el gasto gubernamental, y la deuda. En 2002 el gasto militar era el 17%. Los costos de la guerra en Irak pueden llegar a entre $100 y $700 billones (según economistas del Deutsche Bank). La cifra mayor asume una guerra de 12 meses, cinco años de ocupación con cerca de 100 mil soldados, y reconstrucción masiva ($498 billones). Hasta el costo mayor sólo incrementaría modestamente el gasto federal que –bajo la presente política- se proyecta en $2.3 trillones este año y $27 trillones en una década.

Difícil es saber si este gasto implica renunciar a mucho bienestar social. El gobierno de Bush estaba sobrecomprometido antes de la guerra: no puede pagar todos los prometidos beneficios futuros (de seguro social, salud) sin elevar agudamente los impuestos o recortando otros programas. Solos, los costos de la guerra son manejables. Con lo demás, puede que una mala situación empeore. El bipartidismo quiere ignorar esto y proceder con compromisos en el nuevo presupuesto, como si la guerra no estuviera sucediendo.

Bush propuso un nuevo y costoso beneficio en drogas para la salud y eliminación del impuestos en los dividendos corporativos. Los Demócratas denunciaron el recorte de impuestos como demasiado generoso para los ricos, y calificaron de tacaños (“irresponsabilidad fiscal”) los planes de gasto oficiales. Por encima de la retórica, los Demócratas prefieren gastar el dinero, buscando balancear el presupuesto con el dinero de esos recortes. El Comité de Presupuesto del Senado –controlado por los Republicanos- aprobó el recorte y menos gasto social (que relentará el crecimiento económico).

Pero mucho puede cambiar. Los presupuestos de guerra y los presupuestos sociales se diferencian en lo fundamental. Cuando la defensa dominaba el financiamiento gubernamental, había un patrón familiar. La deuda crecía durante la guerra y retrocedía durante la paz. A la vez, la gente no podía pagar los costos completos de la guerra por medio de aplastantes impuestos. La deuda permitía que el peso de los impuestos se desplegara sobre muchos años. El poder de la economía estadounidense ha retirado este ciclo. Hasta una guerra de tamaño considerable puede ser efectuada sin interrumpir mucho las finanzas gubernamentales. La ironía es que esta fuerza puede ser una maldición disfrazada. Los políticos no enfrentan ninguna crisis inmediata. Pueden ser indulgentes en su instinto por la supervivencia política.

Los presupuestos sociales son un ejercicio en complacencia de masas. Los déficits a corto plazo pueden reflejar una economía débil, pero déficits persistentes reflejan una pasión por la dilación o postergamiento. Que no se tomen decisiones duras. Apláquese al electorado. Pero para cuando las cámaras del Senado y Diputados reconcilien sus respectivos presupuestos en una reunión de comité, las apuestas favorecen el camino político de menor resistencia: un poco más de gasto social y un poco menos de recortes de impuestos. ¿Y esperar a ver qué más sucede con la guerra?

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