Opinión Internacional

Suicidas Bombas

Uno de los temas de preocupación que deben enfrentar los expertos en seguridad de los Estados Unidos actualmente es la prevención de suicidas bombas. Asistí a una reunión auspiciada por el Departamento de Homeland Security donde se entregaban algunas líneas directrices sobre el tema y luego se abría el debate para la discusión de casi 600 expertos en terrorismo, seguridad nacional, inteligencia y respuesta a emergencias.

Mi intención fue aportar la experiencia que había contemplando desde el servicio de emergencias en mi natal país, Perú, tras 12 años de guerra contra el terrorismo maoísta de Sendero Luminoso.

Llama la atención como los grupos terroristas, sin importar su ideología u objetivos, desarrollan metodologías similares. Por ello conviene saber que está pasando, para suponer que puede pasar.

Se conocen listados al menos 12 grupos radicales que reclutan suicidas bombas como modalidad de ataque. Uno de ellos es Al Qaeda, del que se conocen actividades a lo ancho de los Estados Unidos.

Una vez sostuve en una antesala frente a expertos de Planificación de Emergencias, algunos del FEMA, que había mucha suerte en Estados Unidos de que el terrorismo musulmán no había mutado a ser doméstico. Esto es, que aun podemos discernir, aunque tengamos el riesgo de segregar o discriminar, que los principales actores del terrorismo provienen del Medio Oriente. Por tanto, vigilar grupos religiosos o étnicos que han sido transplantado es importante. Sin embargo, advertí que tarde o temprano este fenómeno se nacionaliza.

Algo puede rescatarse de los incidentes donde médicos fueron involucrados en actos de terrorismo en el Reino Unido, que no solo señala como este problema se extiende en toda profesión. Lo singular es que los incidentes de Londres y Glasgow han involucrado residentes que inmigraron muchos años atrás del Medio Oriente, por lo mismo pueden ser considerados como el peldaño intermedio de la transición a actos terroristas provenientes de ciudadanos ingleses con ancestros ingleses seducidos por la Yihad.

Hay un incidente que ha pasado desapercibido y en donde hay mucha evidencia que se maneja en los círculos expertos de que ya hubo un norteamericano que se inmoló con una bomba. Aunque el caso no deja de ser extraño. El acto parece estaba dirigido contra unos 84 mil asistentes en el Oklahoma Memorial Stadium durante un partido el 1 de octubre del 2005.

El perpetrador Joel Henry Hinrichs III murió en la explosión. Hay testimonios contradictorios que señalan que el abandonó el Estadio para dirigirse a la playa de estacionamiento donde voló mientras manipulaba su mochila, aunque otros afirman que nunca llegó a entrar porque se negó a ser revisado. El FBI encontró evidencia que apuntaría que podría haberse convertido al Islam. En el incidente se usó Triperóxido de Triacetona. (C9H18O6) un explosivo volátil y mortífero, que cualquiera puede fabricar en su casa en tan solo veinte pasos.

El caso de Hinrichs ratifica que la lucha contra el terrorismo tiene una etapa preventiva.

Los padres deben actuar con la misma política que se usa en la lucha contra las drogas. Las preguntas doradas son: ¿Qué esta haciendo su hijo? ¿Con quien sale? ¿A quién esta viendo? ¿Qué lee? ¿Qué intereses políticos u opiniones está manifestando?

La dificultad de la etapa preventiva en caso de suicidas bombas es claro y a la vez complejo. No existe un perfil psicológico del suicida bomba. A la fecha no puede identificársele. Así que debemos trabajar en la etapa en que los grupos terroristas hacen el reclutamiento, planeación del ataque, compra de insumos para fabricar la bomba y ensamblaje de la bomba.

Se puede sospechar que hay una escondida pirámide en el reclutamiento de terroristas en Estados Unidos. En la cúspide, los altamente entrenados que llevan adelante casos de alto perfil como los ataques del 11S. Pero en toda la forma piramidal se pueden presumir hay terroristas en formación. Hay rumores de que se encontraron explosivos sin detonar en varios lugares de New York el mismo 11S. Presumimos que no quisieron detonarles, el terrorista no necesita siempre de la verdadera acción, muchas veces se sujeta a solo mostrar capacidad para evidenciar superioridad y hacer saber que puede hacer más daño del que ha logrado –el terrorismo triunfa al diseminar el miedo. La destrucción es una herramienta y no un objetivo–

Los principiantes terroristas llevan adelante estas acciones menores. En Perú, pasó igual. Distribución de panfletos, pintarrajeo de paredes con mensajes subversivos para los recién ingresados. Para los de segundo nivel están las marchas, infiltración, acciones violentas en manifestaciones públicas, huelgas, rotura de vidrios, incendiarismo de autos, etc. Bombas cazabobos, robo a bancos, asalto a camiones blindados y explosivos caseros de menor cuantía para los intermedios. Asesinatos selectivos y matanzas masivas para el nivel más avanzado de la organización.

En Irak se han visto casos horrendos. Todos sabemos del uso de personas con retardo mental, que no se está seguro si deban llevar el nombre de suicidas bombas en virtud que no saben lo que hacen. Para burlar inspecciones en autos los suicidas bombas, llevan hasta niños. Al principio de la observación rutinaria que hacen los vigilantes a cargo de la seguridad, creerían que se trata de una familia y los guardias los liberan de sospechas y estricta revisión. No hay duda en detonar luego las bombas con el contenido humano e inocente.

Las grandes metrópolis deben empezar a entender que en caso de incidentes podrán sufrir infiltración durante la respuesta a incidentes, así que convendría revisar esporádicamente o rutinariamente quien es quien en el manejo de las emergencias.

Se sabe que los estudiantes de la Secundaria Columbine en 1999, Eric Harris y Dylan Klebold, responsables por la masacre, colocaron bombas trampa que sirvieron de distracción, las que pretendían tener alejados a los equipos de emergencia cuando iniciaran el tiroteo. Si de aquella maquinación mental son capaces escolares, habría que entender de lo que son capaces fuerzas terroristas calificadas. Hoy, hay que ser muy cautos en la respuesta a incidentes terroristas. Un segundo dispositivo explosivo con certeza puede estallar en la misma escena o en otra cercana o lejana, siendo más grave que la primera o primeras. En Irak han ocurrido varias explosiones en serie simultáneamente en diferentes lugares de una ciudad. Causando más daño, confusión y demoras. En ello no se puede descartar la intención de arrasar a las unidades de primera respuesta con ataques sorpresas. Desarrollar mente estratégica e integrar a los servicios de emergencias con los servicios de inteligencia son una buena idea. El Homeland Security ha creado un novedoso programa titulado Fire Service Intelligence Enterprise (FSIE) para tal propósito.

Estados Unidos ha estado teniendo una política exitosa en este sentido. En los trenes de la ciudad de New York se lee la siguiente publicidad “Hay 14 millones de ojos en New York. Contamos con cada uno de ellos”. Más de 3.400 denuncias de actos sospechosos han sido reportadas en solo un año.

(*): Site del autor: www.josemusse.com

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